Una Primavera en la Música, naturalmente Coral…

Informe de Maribor, Cork y Basel

 

Francesco Leonardi, Gestor de Proyectos de la FIMC

 

Normalmente la primavera está asociada a una idea de renacimiento luego de un período de tranquilidad. Así es en la naturaleza, pero para la música coral, esta estación significa el inicio de los meses en los que se recogen los frutos del propio trabajo en los grandes concursos y festivales que reavivan la escena musical europea.

En este artículo se describirán tres buenos ejemplos de cómo la música coral puede alcanzar diferentes públicos, altos niveles artísticos y estimulantes objetivos sociales.                                             

El viaje inicia en Maribor, Eslovenia, ciudad cercana a la frontera con Austria que este año ha sido huésped del “Grand Prix de Música Coral”, conjugándolo con manifestaciones ligadas a la capital europea de la cultura. La música coral entonces se encontró en el centro de la cultura europea con Instituciones siempre presentes en los conciertos e interesadas en el desarrollo de la misma en sus propios países. Naturalmente el “Grand Prix Europeo” se pudo llevar a cabo aquí porque el concurso de la ciudad eslovena fue uno de los seis eventos que aportaron vencedores a competir por dicho premio.

Inútil es subrayar que el teatro donde tuvo lugar el concurso estaba colmado de un público atento y competente que celebró con satisfacción la victoria del Sofia Vokalensemble dirigido por Bengt Ollén.

 

Sofia Vokalensemble, the winner of the European Grand Prix - © Janez Erženl
Sofia Vokalensemble, the winner of the European Grand Prix – © Janez Erženl
Bengt Ollén receives the European Grand Prix for Sofia Vokalensemble - © Janez Erženl
Bengt Ollén receives the European Grand Prix for Sofia Vokalensemble – © Janez Erženl

 

Los coros que se disputaron con los suecos fueron los filipinos del Ateneo de Manila College Glee Club, el Ensamble Harmonia de Japón, Vox Gaudiosa de Ko Matshushita y los ucranianos del Oreya Vocal Ensemble, todos ellos de muy buen nivel. La victoria decidida en la última nota es por lo tanto una bueña señal para la música coral en general debido al nivel artístico, la calidad interpretativa y la variedad de los repertorios.                                                                                                  

La magistral organización de la Asociación Eslovena para las actividades culturales JSKD fue tan perfecta que condujo a dos resultados de suma importancia: la televisación del concierto por parte de la cadena televisiva eslovena, brindando así la posibilidad a más de 2 millones de espectadores de disfrutar de la gran música coral; y la organización del concurso nacional en los días precedentes que dio la posibilidad a los propios coros de competir con los máximos exponentes corales de este año -una educación a través de la posibilidad de la escucha y de la comparación con una realidad musical de excelencia y de culturas diferentes-. Y es también gracias a esto que la coralidad eslovena se encuentra en lo más alto a nivel mundial desde hace años sabiendo conjugar lo tradicional con lo actual.                         

Con las últimas notas en la oreja, ya era tiempo de tomar el avión en dirección a Cork en Irlanda, segunda ciudad de la isla que cuenta con 120.000 habitantes, sede del anual “Cork International Choral Festival”. Es éste un claro ejemplo de un festival omnicomprensivo que está conformado por un gran concurso internacional (el Fleischmann Trophy Competition), un concurso nacional y grandes conciertos y clases magistrales de nivel internacional.

Iremos en orden en la descripción de los eventos que desde el 2 al 6 de mayo valorizaron los diversos puntos de la pequeña ciudad irlandesa. En primer lugar debo destacar el programa de los conciertos vespertinos que incluían desde el Requiem de Mozart al gran concierto de los The King’s Singers en la Casa de la Ópera, pasando por un concierto espiritual de los The Gentlemen Singers hasta uno de música contemporánea. Es precisamente sobre éste último que quisiera focalizar la atención por tratarse de la muestra de un trabajo hecho durante años por parte de los organizadores del festival: el National Chamber Choir of Ireland (el Coro Nacional de Cámara de Irlanda) dirigido por Paul Hillier es protagonista todos los años de esta cita con la música contemporánea y, año tras año, el público de este evento se abre cada vez más a las nuevas propuestas de jóvenes compositores (que no siempre son fáciles de escuchar) haciendo que las entradas se vendan rápidamente para un ambiente capaz de albergar hasta 600 espectadores.

A veces quien decide los programas musicales de un festival debe tener presente el recorrido educativo del espectador, recorrido que no siempre es inmediato y fácil pero que aporta grandes frutos como en este caso. La apertura a lo nuevo (como la valorización de los compositores emergentes, que en el campo de la música coral ciertamente los hay) es un valor importante para cualquier forma artística y para cualquier persona que es cultivada con la responsabilidad creciente de la búsqueda de algo bueno. Como se nombró con anterioridad, durante el festival se tiene también la posibilidad de asistir a clases magistrales y de encontrarse con grandes directores para intercambiar ideas, para compartir la propia experiencia y para crecer en la dirección coral.

Una última alusión es sin dudas para el concurso nacional y el internacional que llenaron la ciudad de miles de coristas provenientes de todo el mundo. La fórmula del concurso nacional preveía que todo se desarrollase durante el día, dando la posibilidad a los coristas de poder asistir a los conciertos de los coros huéspedes y a la sesión internacional del sábado a la noche. También aquí aparece la idea del crecimiento a través del contacto con otras culturas y con expresiones musicales diferentes ya seleccionadas a priori por la Dirección Artística del Festival, teniendo por lo tanto un valor agregado. La belleza concerniente a este festival es que en pocos días se puede disfrutar de diversos acercamientos a la música coral: educativo, competitivo o de simple escucha de los conciertos distribuidos en más de 10 ubicaciones en el centro de la ciudad.

El viaje concluyó en Basilea, pequeña ciudad suiza en la frontera con Alemania y Francia, donde cada dos años se desarrolla el “Europäisches Jundendchor Festival” (EJCF). Llegado a su vigésima edición, el festival se concentra en coros juveniles con cantantes europeos de hasta 25 años, pero no dejando de recibir cada año a un invitado especial del otro lado de las fronteras del viejo continente. En la edición 2012 participaron 7 coros suizos, 11 coros de otros países europeos y el coro Solfa de Cuba (parte de la Escuela Cantorum Coralina).

El nivel artístico de las muestra fue absoluto con coros ya famosos a nivel internacional como por ejemplo el Coro Femenino de la Televisión Estonia o el Coro de Cámara del Liceo Musical de Estocolmo y ensambles en continua carrera de ascenso como el St. Stanislav Girls’ Choir de Lubiana. Ciertamente éste es un festival que debemos seguir para conocer así las novedades europeas, para escuchar las nuevas generaciones de cantantes y sobre todo para apreciar la continua mejora de los coros juveniles suizos que a través del encuentro con sus coetáneos toman conciencia de cuán variada y placentera puede ser la música coral.

En los alrededores de Basilea son más de 1500 los jóvenes que se acercaron a este modo de hacer música, seguramente gracias a la visión a largo plazo de los organizadores de este festival que decidieron hospedar en familia a los jóvenes de los coros europeos. La mejor manera de apasionarse con cualquier actividad es encontrándose con personas que saben transmitir dicha pasión, y mejor aún si son coetáneos, transformándose esta condición no en una imposición sino en un ejemplo de belleza.

En resumen, tres festivales, tres maneras distintas de interpretar la música coral y de involucrar las propias ciudades y los diferentes movimientos nacionales. Qué estos puedan volverse modelos a imitar en todo, o mejor, que sean los referentes para crear incluso algo nuevo y fundado en nuestras diversas realidades.

Visiten:

www.jskd.si/maribor/index.html

www.corkchoral.ie

www.ejcf.ch

 

 

Francesco LeonardiFrancesco Leonardi, nació en 1979 en Legnano, Italia. Se graduó en Relaciones Públicas y está terminando una segunda licenciatura en Economía y Administración de Activos Culturales y de Entretenimiento. Habla inglés, alemán, francés y español. Durante los últimos diez años ha sido responsable de seleccionar los coros que han sido parte del Festival Internacional de Coros La Fabbrica del Canto (La fábrica de canciones), el cual se celebra en el mes de junio de cada año en 50 municipios diferentes de la región de Lombardía. Es un periodista reconocido en Milán. En agosto fue nominado Gestor de Proyecto por la FIMC. Correo electrónico: leonardifra@yahoo.it

 

 

Traducción: Natalia María Forgione, Argentina

Revisado por Juan Casasbellas, Argentina

Edited by Gillian Forlivesi Heywood, Italy