Alberto Grau: Dirección Coral. La Forja del Director
Por Debra Shearer-Dirié, directora de coro y docente
©2005 (Español), 2009 (Inglés) GGM Editores/Earthsongs
Alberto Grau (1937) es una de las figuras más distinguidas de la música venezolana. Como compositor y director ha llegado a todos los rincones del mundo. Como director fundador de la Schola Cantorum de Caracas, no solo ha conseguido importantes logros para la organización, sino que, además, ha contribuido al desarrollo de un proyecto que presenta un sistema para la promoción y el impulso de la música coral en Venezuela. Gracias a su insistencia para crear «una rama específica» de dirección coral y otorgarle a esta una importancia similar a la de la música de orquesta y la música de cámara, las ideas de Grau han llegado a las instituciones y a las figuras de la música en Venezuela, y mucho más allá. Grau fue uno de los impulsores del Día Internacional del Canto Coral (Día Mundial del Canto Coral), un evento que se celebra anualmente el segundo domingo de diciembre (promovido por la Federación Internacional para la Música Coral). Alberto Grau, también ha sido una figura fundamental en el establecimiento de programas como Building Singing (Construyendo el canto), Directores sin Fronteras, y El Coro de Voces de los Andes.
Las composiciones de Grau son una combinación de nacionalismo venezolano e internacionalismo global. Su obra incluye desde música para niños hasta piezas para coro mixto. El estilo de composición de este músico tiene un lenguaje muy característico que le da gran importancia a la euritmia (movimiento y cuerpo sano) y a la relación de este fenómeno con la voz.
En el ámbito de la dirección, existen muchas publicaciones que versan sobre aspectos técnicos de la disciplica o técnicas de ensayo, incluso biografías de grandes de la música como Robert Shaw y Sir David Wilcocks, por nombrar algunos. Cada libro ofrece un punto de vista diferente sobre el arte de crear música con un conjunto de cantantes.
Dirección Coral. La Forja del Director, que fue publicado en inglés en 2009 (la versión original, en español, se publicó en 2005), ofrece a sus lectores una visión general de lo que implica «ser director». En un principio me gustó la estructura del libro y el orden de los capítulos. El libro, en su conjunto, se centra en la figura del director en general, haciendo especial hincapié en la dirección coral. Grau destaca en varias ocasiones que el principal objetivo de cualquier director, como dijo el músico catalán del siglo XX Pau Casals, es conseguir que cada interpretación «despierte una emoción pura y penetre en el alma del público». (p.117)
Alberto Grau comienza su exposición en el capítulo 1 con las cualidades fundamentales de la música y, a medida que avanza el capítulo, va de lo general a lo más específico. Grau declara que la música es un tapiz de sonidos con cinco dimensiones: tiempo (duración), respiración (armonía y estructura de contrapunto), altura (registro y dinámicas), profundidad (contexto histórico: período, estilo, historia e intención del autor), y la existencia en el momento actual, que reúne todas las dimensiones previamente mencionadas. Cuando un director estudia la partitura de una obra por primera vez, ve claramente los momentos de tensión y sosiego de la música y es en ese momento cuando el director formaliza sus ideas e interpreta la visualización del compositor a través de las dimensiones que presenta Alberto Grau. La «sensibilidad, la intuición y el conocimiento del interprete que aclara, explica, traduce, organiza, y le da sentido a lo que está escrito puede dar un significado concreto al misterio de los símbolos, facilitando la comprensión del mensaje y acortando la distancia que nos separa del contenido». (p24) Al presentar estas ideas en el primer capítulo, Grau le da mayor importancia al inmenso conocimiento de la partitura que debe tener el director para que este pueda llevar a cabo ensayos y conciertos enérgicos que cautiven a los cantantes y, al mismo tiempo, al público y ayude a los primeros a comprender mejor las obras que están interpretando.
El capítulo 2 (La música como fluido) continúa explorando las ideas del capítulo anterior. Este capítulo funciona como enlace entre las cualidades inherentes a la música impresa y a la percepción de esa música cuando es escuchada, primero, por los coristas cuando comienzan a aprender una nueva obra y, más tarde, por el público que la disfruta en un concierto. Una idea que prevalece a lo largo del capítulo es la importancia de la comunicación. Un director puede ser técnicamente competente y la obra puede ejecutarse con precisión, pero, si a dicha precisión no le acompañan una serie de cualidades expresivas, el público no se sentirá conmovido por la actuación. «A través de un estudio detallado y mediante el entendimiento de todos los elementos de los lenguajes poético y musical y sus relaciones con la intuición, el trabajo diligente, la experiencia profesional, la madurez humana y personal y la sensibilidad del director» (p.57), una interpretación puede ser verdaderamente memorable.
En los siguientes capítulos Alberto Grau se centra en los aspectos más técnicos de la dirección. Los capítulos 3 y 4 (El liderazgo del director y El coro) hacen hincapié en la importancia de elegir un repertorio adecuado, así como en la preparación de la partitura y las técnicas de ensayo que se usan para atraer a los cantantes. Grau le da mucha importancia, por un lado, al hecho de animar a los cantantes para que rindan al máximo tanto en los conciertos como en los ensayos y, por otro lado, a la creación de un ambiente en el que los cantantes sientan la necesidad de explorar más allá de lo que está escrito en la partitura. El autor menciona varias veces a lo largo del libro que la música no puede ser definida y que, si tratáramos de definirla, la destruiríamos. La música es mucho más que lo que está escrito en la partitura. Un ensayo cargado de energía puede tener varios momentos en los que se va más allá de la partitura, y «quizás uno de los retos más importantes de los directores es saber cuánto se les puede pedir a los coristas y cómo se les puede convencer para que se entreguen al grupo por completo» (p.87).
El capítulo 5 (Los elementos esenciales de la música), el capítulo 6 (Aspectos técnicos de la dirección) y el capítulo 7 (Técnicas de Ensayo) se parecen más a otras publicaciones sobre la dirección de coros. Sin embargo, aunque Grau incluye las técnicas gestuales y habla sobre cosas como el peso y la fuerza del brazo, su enfoque se mantiene centrado en la creatividad interna y espiritual que da forma a los gestos del director.
Alberto Grau ha creado un manual que reta al director a ir más allá de la partitura y a adentrarse en un mundo que conecte al director con los cantantes y que les permita comunicar un mensaje comunitario a la audiencia. Dirección Coral. La Forja del Director es un buen título para un libro bien escrito que deberían leer todos los directores, especialmente los jóvenes que acaban de iniciarse en el arte de dirigir. Creo que la mejor forma de terminar es citar un fragmento de la Introducción, escrita por Daniel Salas Jiménez:
«Alberto Grau ha encontrado la forma de mezclar su trabajo como director y compositor para poder comunicar su amor por la creación, su incesante deseo de paz y su compromiso de trabajar en un mundo pleno, más justo y tranquilo. Es un gran ciudadano del mundo». (Introducción, p. xi)
Debra Shearer-Dirié posee un diploma del Instituto Kodály de Kecskemét (Hungría), un máster en Educación Musical y un doctorado en Dirección Coral por la Universidad de Indiana (EE.UU.). Actualmente vive en Brisbane (Australia) y ha sido profesora de dirección coral y educación auditiva en la Universidad de Queensland, la escuela de verano ACCET, y en la escuela de verano internacional de dirección coral de Nueva Zelanda. La Dr. Shearer-Drié trabaja es actualmente la editora de la publicación de la asociación australiana de coros (Australian National Choral Association). Además, es directora musical del Brisbane Concert Choit, el Coro Vox Pacifica Chamber Choir, Fusión y Vintage Voices. Email: debrashearer@gmail.com
Traducido del inglés por Carolina Estrada (EE.UU.) y María Zugazabeitia (España)
Edited by Louise Wiseman, UK