Coro Juvenil del Pacífico Asiático 2011
20 – 27 de febrero de 2011, Macao, China
Por Jennifer Tham, Co-Coordinadora, Comité de Trabajo del Pacífico Asiático y Miembro directivo de la FIMC
En febrero de este año, el Coro Juvenil del Pacífico Asiático, inspirado en el Coro Juvenil Mundial, hizo su debut en Macao. Treinta y un cantores provenientes de nueve naciones se reunieron en una intensiva sesión de ensayos de tres días de duración, moldeados musicalmente por Saeko Hasegawa (Japón) y Jonathan Velasco (Filipinas), e inundaron la Catedral de Macao con música sacra occidental, música del Japón y de las Filipinas. A través de la música coral, el CJPA se convirtió en un instrumento de paz y entendimiento internacional, presenciado por todos aquellos que asistieron y escucharon, incluyendo los veintiocho delegados de la Cumbre Coral del Pacífico Asiático, que se celebró simultáneamente. Este viaje de esperanza es hermosamente expresado a continuación en las palabras de dos cantores de Singapur.
“El sonido inicial del coro fue impresionante, rebosante de un fervor orgánico que relataba 31 historias y orígenes diferentes. Fue nuestro primer ensayo en la Asociación de Arte Coral de Macao (AACM) y todos teníamos el gran anhelo de hacer música en el primer Coro Juvenil del Pacífico Asiático (CJPA). Éramos cantores de nueve países diferentes de la región, que conocíamos muy poco de cada uno, y sin embargo, estábamos ansiosos de cantar. Poco después, llegamos también a creer. Con los días nuestro sonido evolucionó sutilmente en un sonido que transmitía la misma fuerza y entusiasmo juvenil, pero a la vez también una historia compartida, una historia que expresaba nuestro entendimiento del poder puro de la expresión musical y humana.
Nunca nos sentimos como desconocidos. Quizás fue la pasión arraigada en todos nosotros que aceleró la creación de lazos afectivos entre los miembros del coro. Existía el impulso común de explorar la música con la gente a nuestro alrededor; parecía ser innato, simplemente alimentábamos mutuamente el entusiasmo y la energía. Representamos a nuestros países con orgullo al dar honestamente todo de sí como músicos y amamos la música lo suficiente como para respetar y escuchar lo que cada uno ofrecía.
El coro tenía tres días para elaborar sus hechizos musicales, y Jonathan y Saeko-sensei, como los llamamos cariñosamente, eran nuestros chamanes. De su Libro Mágico de Partituras prepararon dieciocho canciones, de varios enfoques y tradiciones vocales y corales. De Palestrina a Pamintuán, exploramos una rica gama de música sacra y tuvimos el honor de estrenar la hermosa Libera Me, compuesta por John August Pamintuan para el CJPA. También cantamos una variedad de música coral folklórica y popular japonesa y filipina. Cada pieza tenía un conjunto diferente de desafíos musicales y técnicos. La amplitud del repertorio exigía flexibilidad por parte de los músicos y nos tomó tiempo desarrollar el sentido del pulso para cada pieza. En un coro lleno de jóvenes cantores experimentados y desconocidos entre sí, necesitábamos ser un equipo, escuchar más que cantar. Jonathan y Saeko-sensei nos ayudaban y daban ánimo, estaban dispuestos a compartir su experiencia como directores y cantores, nos inspiraban con su técnica para ensayar y sensibilidad musical, plegándose a nosotros en una unidad artística.
Éramos una amalgama de timbres, escuelas de pensamientos y tradiciones corales, haciendo de ésta una increíble experiencia musical para todos. Cada miembro estaba dispuesto a compartir y recibir en esta forma única de intercambio intercultural. Durante los ensayos, los integrantes contribuían con ideas musicales y prácticas corales de sus países de origen y ayudaron a facilitar porciones de los ensayos (por ejemplo, vocalizaciones y cantos en grupos pequeños). A lo largo del curso de la sesión CJPA, la mayor parte del diálogo intercultural provino del intercambio del repertorio vocal, práctico y coral. Hubo un florecimiento de debates y discusiones sobre culturas y escenarios corales de la región. Compartimos, escuchamos, cuestionamos, alabamos, lamentamos e hicimos lluvias de ideas durante horas para buscar soluciones a los desafíos de mantener una vida y práctica corales saludables. Estos pequeños intercambios, cada uno de gran valor y riqueza, revelaron numerosas posibilidades y perspectivas que de otra manera permanecerían desconocidas para muchos de nosotros.
A través del diálogo musical y cultural, las relaciones personales evolucionaron naturalmente tanto a la hora de “trabajar” como de divertirnos. El idioma era al principio una barrera, pero después de un tiempo, era suficiente para nosotros el lenguaje común de la música. Al final, hasta aprendimos un poco del idioma de cada uno. Fuera de los ensayos, cantábamos entre nosotros, a veces simplemente por intercambio cultural, otras en broma, siempre con una buena intención. Nuestra compenetración era tan grandiosa que cantábamos en las calles de Macao, alegremente ajenos a las miradas curiosas. Apenas podría uno darse cuenta de que pasamos pocos días juntos. Sabíamos que sufriríamos de ataques de abstinencia una vez que finalizara la sesión del CJPA, ya que habíamos desarrollado un fuerte vínculo con la música y con la gente con quien hicimos música.
Macao es un lugar hermoso, lo cual hacía que fuera un honor cantar en este lugar. Nos encontrábamos en la encantadora Catedral de Macao, rodeados de magníficos paneles de vitrales y bancos de madera que casi se estremecían por la vibración de nuestras voces. Estábamos en compañía de amigos y músicos, jóvenes y mayores, disfrutando de la alegría espontánea de hacer música, cantando canciones sobre la fe, la oración, libélulas y castillos en el cielo. Nos dejamos llevar por las canciones y sólo nos importaba la música y cantarla con estas hermosas personas. El compromiso de todos era tan grande que era casi tangible; casi podías alcanzarlo y agarrarlo con tus propias manos. Nos quedamos de pie, ahí, orgullosos de ser miembros del CJPA, agradecidos con los organizadores y patrocinadores de esta causa. Fue abrumador haber sido parte de esta celebración sin precedentes, una celebración de hermandad, de esperanza juvenil, del sonido del Pacífico Asiático y de la maravillosa música que continúa trascendiendo tantas fronteras y nos cautiva.
Ahora comprendemos más que nunca la naturaleza comunitaria del canto coral, la música es un placer que es más disfrutable cuando es compartido y nuestras voces pueden ser instrumentos de paz. Podemos ser muy poderosos.
Sólo somos músicos comunes y corrientes, jóvenes normales que aman el canto y la alegría que éste pueda proporcionar. Y a veces la gente común puede hacer cosas extraordinarias (especialmente cuando nos reunimos para hacer música). No perfecta, sólo extraordinaria.
Queremos agradecer al Sr. Jonathan Velasco, Sr. Saeko Hasegawa, Srta. Emily Kuo, Srta. Jennifer Tham, Sr. Yoshihiro Egawa, la Federación Internacional para la Música Coral, el Comité de Trabajo del Pacífico Asiático, así como a la Asociación del Arte Coral de Macao por creer en la música y en nosotros.
Los miembros del CJPA son ahora amigos para toda la vida, se mantienen en contacto y al corriente de sus vidas personales y profesionales y se ayudan mutuamente. Este evento ha dejado una marca indeleble sobre cada uno de nosotros puliendo y mejorando nuestra experiencia (conocimientos, sensibilidad y aptitudes) con diferentes formas musicales, y aprendemos así de las culturas y costumbres de cada uno, dando voz a los jóvenes. Hemos llevado con nosotros estas experiencias únicas y hemos difundido la alegría entre nuestros compañeros cantores, músicos y coros, esperando ayudarlos en el desarrollo de nuevos enfoques sobre la práctica de la música coral. Además, hasta algunos de nuestros estudiantes han expresado emoción y un profundo interés hacia futuros proyectos del CJPA y la posibilidad de estrechar las brechas interculturales a través de la música.
La experiencia del CJPA ha agregado otra dimensión al intercambio cultural y la internacionalización. ¡Cuán maravilloso sería si tuviéramos la oportunidad de compartir esto con más personas de la región! Las dimensiones humanas y sociales del mundo en que vivimos hoy en día son tan diversas, quizás el mundo se esfuerza demasiado por unir las diferencias sociopolíticas e interculturales a un nivel macro, cuando todo lo que se necesita es una mayor conexión y comprensión a un nivel individual, particularmente entre los jóvenes de hoy. Elementos dispares pueden unirse en un grupo cohesionado en pro del común entusiasmo por cantar y un sentido colectivo de asombro hacia la música que descubrimos. La voz humana, cuando es usada responsablemente, es más poderosa de lo que pensamos. Quizás todo lo que necesitamos hacer es cantar, con el fin de construir un mundo mejor de amor, esperanza y alegría.“
Cherie Chai, Choy Siew Woon
Miembros del CJPA
Singapur
More info: www.jcanet.or.jp/ap-youth/
Traducción del inglés por Diana Ho, Venezuela