“Coros que Transforman Nuestro Mundo” en el Festival Internacional de Yale
Micah Hendler, graduado de Yale, promoción del 2012, y fundador y director artístico del Coro de la Juventud de Jerusalén.
No todos los días uno oye en el auditorio de una universidad de la Ivy League discusiones sobre cómo hacer llegar la música a quienes están encarcelados, son carenciados, discapacitados o moribundos. Pero allí me encontraba, un investigador en el Simposio del Festival Coral Internacional de Yale, «Coros que Transforman Nuestro mundo», rodeado de gente que ha dedicado su vida haciendo exactamente eso. Parecía haber un experto para casi todas las situaciones en las que se podría usar la música coral para mejorar el mundo. Y esos expertos se encontraban en el auditorio Morse en la Escuela de Música de Yale y se presentaban, discutían, cantaban y pensaban juntos. Era realmente asombroso.
El Festival Internacional Coral de Yale tuvo lugar desde el 19 al 23 de junio del 2012 en la Universidad de Yale, en New Haven, Connecticut. Reunió coros y directores corales de todo el mundo para que aprendieran los unos de los otros durante las interpretaciones, clases magistrales, conferencias, talleres y debates. El espectáculo fue patrocinado por el Club Glee de Yale, el Coro de Alumnos de Yale, la Escuela de Música de Yale y el Festival Internacional de Arte e Ideas. El simposio que tuvo lugar en los dos últimos días, «Coros que Transforman el Mundo», fue organizado junto con los directores corales sin fronteras de la FIMC y el Programa de Intercambio de Directores Corales de la ACDA.
El Festival Coral Internacional forma parte de una larga tradición de difusión internacional de los coros en Yale. A lo largo de sus giras en el exterior, el Club Glee de Yale ha inspirado la creación de una sede para los coros, especialmente en América Latina o Asia Oriental. Existe una antigua creencia en Yale que dice que la música coral sirve como herramienta para crear entendimiento mutuo entre las naciones. Fue esta creencia la que finalmente dio origen al Festival Coral Internacional de Yale, y el festival no hizo más que ratificarla.
Seis grupos corales de todo el mundo se presentaron y cantaron en el festival: el Coro del Conservatorio Central de Música, de Pekín; El Coro de Cámara de la Universidad de Cambridge, del Reino Unido, el Coro de la Universidad Estatal de Mandado, de Indonesia; la Sociedad Coral de Imilonji Kantu, de Sudáfrica; los Artistas Corales de Yale y el Coro de los Alumnos de Yale. Cada grupo actuó y cada director musical dictó clases magistrales, conferencias o talleres para los participantes.
Lo más destacado de la confluencia de estos grupos corales fue cuán diferentes eran los paradigmas corales de cada grupo. La técnica del grupo coral chino era casi absolutamente precisa. La increíble energía generada por el grupo coral indonesio cosechó ovaciones de pie al término de casi todas sus canciones. El tono del coro británico era hermoso y puro. Los Artistas Corales de Yale interpretaron un repertorio desafiante de manera impecable y con gracia. Además, el Coro de Alumnos de Yale, un grupo entusiasta de más de cien alumnos reunidos especialmente para este festival y con quienes también canté, fueron los que, definitivamente, cantaron más fuerte. Más importante aún, cada grupo inspiró a los otros con sus expresiones musicales y su generosidad de espíritu. Fue un intercambio coral en su máxima expresión.
El simposio comenzó luego de que la mayoría de los coros concluyeran sus interpretaciones y se fueran de New Haven. Consistió en once sesiones formales además de los subgrupos de debate, cada uno más interesante e incitante a la reflexión que el otro. (Puedes acceder a extractos de los videos de muchas de las sesiones si visitas www.yaleinternationalchoralfest.org).
Mary Choen, Bea Hasselmann y Catherine Roma hablaron del trabajo que llevaban a cabo con la música coral en las prisiones. Pusieron de manifiesto la humanidad de los prisioneros tanto en el trabajo que realizaron durante su encarcelamiento como en sus interpretaciones. También discutieron la necesidad social, los desafíos y las recompensas de tal trabajo.
Luego, Thomas Lloyd, James Feiszli y Joy Hill compartieron sus experiencias adquiridas y estrategias implementadas durante la planificación y ejecución de los significativos intercambios corales que realizaron con sus coros. Al mismo tiempo, Timothy DeWerff, Mollie Stone y Helen Cha-Pyo trataron diversos temas contundentes: el trabajo del Coro de Alumnos de Yale quienes crean y mantienen coros en los países en vías de desarrollo, el trabajo del Coro Jirani que ofrece oportunidades a los niños pobres en todo el mundo, y el uso de la música coral como una herramienta para luchar contra el sida en Sudamérica.
Además, tuvimos el privilegio de escuchar a Joyful Noise, de Allison Fromm, un coro formado por cantantes discapacitados física y mentalmente que actuaron con espíritu emotivo y verdadera alegría. Su interpretación, tal vez más que ninguna otra, le demostró a todo el mundo que la música coral puede y debe ser para todos.
Escuchamos a Anne Haugland Blasnes hablar sobre cómo la música coral promueve el bienestar mental y Philippe Rixhon, Lena Ekman Frisk y Susan Knight explicar cómo podemos abogar por la música coral en la sociedad.
Naomi Faran y Francisco Nuñez expusieron su trabajo, que consiste en utilizar la música coral para crear una comunidad entre los niños. Naomi Faran dio más detalles sobre el alcance del Coro Moran en relación con los jóvenes israelíes carenciados. Francisco Nuñez retó a los participantes a que preparasen sus coros para la diversidad de los nuevos coristas del siglo XXI teniendo en cuenta la cambiante tendencia demográfica y socioeconómica que afecta a los jóvenes en Norteamérica.
Miguel Felipe, Susan Haugh y Catherine Roma plantearon el tema sobre la relevancia de los coros LGBT en el mundo actual. Kate Munger compartió su trabajo realizado con el Coro Threshold, grupos de mujeres que cantan a personas en su lecho de muerte. También enseñó algunos de sus cantos polifónicos que todos cantamos juntos.
Doreen Rao explora nuevas formas de interpretar a Bach en el mundo actual, específicamente en combinación con influencias interculturales mientras que Simon Halsey y Hans Rehberg hablaron sobre las iniciativas de divulgación del Coro Berlin Radio.
Pero tal vez aún más sorprendente que todas estas sesiones fueron las conversaciones y conexiones que surgieron entre los participantes entre una sesión y otra: discusiones sobre cuál era la mejor manera de conformar un coro en otro país, estrategias sobre cómo abogar por la música coral en contra de fuerzas externas (como lo son la burocracia del sistema penitenciario o los límites impuestos por un conflicto ético) o colaboraciones para publicar artículos o libros. Tal como escribí al comienzo de este artículo, nunca había estado rodeado por tantos expertos en mi mayor pasión (usar la música coral para lograr un cambio social) ni había aprendido tanto en tan poco tiempo.
El festival finalizó con la actuación del Coro de Alumnos de Yale, que incluyó una canción de cada uno de los países a los que pertenecían los coros invitados y que fueron preparadas por el director musical previamente durante la semana. Luego se realizó una gala de celebración en la que se reveló que los miembros del Coro de Alumnos de Yale habían recaudado 10.000 dólares americanos destinados al Coro de la Universidad Estatal de Mandado, de Indonesia, como agradecimiento por su encantadora presencia durante el festival y por su eminente necesidad de recursos. Fue un gesto impactante que verdaderamente reafirmó los temas del festival y, particularmente, del simposio. Todos se conmovieron con este gesto.
Personalmente, rescaté mucho del festival y, en particular, del simposio ya que ahora estoy en Jerusalén comenzando un coro para estudiantes israelitas y palestinos llamado Coro de la Juventud de Jerusalén. Todo lo que aprendí y las conexiones que hice en el festival son realmente invaluables. Me fui inspirado, con la creencia de que lo que estoy tratando de lograr es importante y posible. Además, adquirí y perfeccioné muchas de las herramientas que necesitaré para realizar mi sueño. Muy pocas veces me he encontrado en un ambiente musical o intelectual tan especial como en aquel festival y su simposio y espero que este sea el primero de muchos.
Traducido por Paola Müller, Argentina
Revisado por Carmen Torrijos, Madrid, España
Edited by Steve Lansford, USA