Cuarenta años de BCI — Origen y recuerdos — Una entrevista con Jutta Tagger
Isabelle Métrope: Querida Jutta, el BCI fue creado en 1981. ¿Cuál es su origen y qué objetivos tenía?
Jutta Tagger: La decisión de crear el BCI fue tomada por un grupo de profesionales de la música coral de una docena de países durante una reunión celebrada el 8 y 9 de marzo de 1981 en Nueva Orleans, tras una convención nacional de la ACDA. Dicha reunión fue decisiva para la creación de la FIMC. Su objetivo era facilitar un boletín de noticias de bajo precio que se llamaría BOLETÍN CORAL INTERNACIONAL. (NB: Hay que tener en cuenta que, en aquella época, no existían internet, ni el correo electrónico, fax, etc. y que las llamadas telefónicas eran caras. Las personas no viajaban mucho. El BCI obtuvo su primera dirección de correo electrónico en julio de 1994, pero no mucha gente disponía de una por aquel entonces).
IM: ¿Qué formato tenía el BCI cuando fue creado?
JT: El primer número, publicado en julio de 1981, tenía cuatro páginas y contenía el resumen de la reunión que hemos mencionado, la lista de participantes y un llamamiento general para anunciar festivales, seminarios, talleres, información sobre publicaciones corales, boletines de noticias, oportunidades de intercambios internacionales, nombres y direcciones de organizaciones y de personas que pudieran estar interesadas en la futura organización, etc.
IM: ¿Cuál era el contenido y quiénes eran los autores?
JT: Al principio, era un boletín de noticias diseñado simplemente para informar; los artículos no tenían firma. Todo se redactaba en inglés. Únicamente el proyecto de estatutos fue publicado en los cuatro idiomas de la futura federación (BCI no4, 1982). Walter S. Collins (College of Music, Universidad de Colorado, Boulder, EE. UU.) fue el jefe de edición de los primeros números y James R. Bjorge, de Nueva York, su coeditor.
El primer artículo con firma fue el mensaje del primer presidente Paul Wehrle (“Mundus Cantat”) quien fue elegido tras la creación oficial de la FIMC (BCI con fecha de octubre 1982). Ese número contenía las actas de la asamblea constitutiva, la lista de representantes de los miembros fundadores (organizaciones internacionales únicamente), el consejo de dirección, las personas a cargo, etc. Desde entonces, el BCI ha sido publicado regularmente cuatro veces al año. También fue el último número que se envió a personas no afiliadas.
IM: En los años noventa, el BCI cambió de formato y en la década de los años 2000 se convirtió en una revista en color y así se mantiene en la actualidad. ¿Cuáles fueron las etapas principales del cambio?
JT: En efecto. El número de abril de 1991 fue el primero con formato de revista y tenía una portada con ilustraciones en color (aunque el tipo de papel de la portada era el mismo que el del resto de la revista) y fue publicado en cuatro idiomas. Su estructura básica ha permanecido más o menos igual desde entonces (Dossier, Repertorio, Noticias de la FIMC, etc.) y solo se han realizado pequeños ajustes a lo largo de los años. Los artículos eran publicados en uno de los cuatro idiomas oficiales y la traducción correspondiente figuraba en el centro de la revista, en letra más pequeña y en papel de color, a menudo del mismo color que la portada pero en tono pastel. El primer número que se imprimió a cuatro colores fue el de enero de 2004.
IM: ¿A quién conociste a través del BCI que recuerdes más en particular?
JT: Quizá mi primer encuentro con Royce Saltzman, presidente de la ACDA, durante la reunión de Nueva Orleans, y con Walter Collins que tuvo la idea de crear el BCI y sus primeros editores, dos personas excepcionales que me influyeron mucho y con las que desarrollé (así como con sus mujeres) una amistad duradera. He conocido a tantas personas maravillosas de todo el mundo durante mi vida con el BCI, directamente ligadas a mi trabajo con el boletín o no, que no podría enumerarlas a todas dentro del marco de esta entrevista. Mi marido, Claude Tagger, fue quien me introdujo al mundo coral e hizo posible mi aventura con el BCI. Mi compromiso con el BCI ha abierto nuevos horizontes para mí, ampliado mis conocimientos y me ha permitido comprender mejor el mundo.
IM: ¿Hay algún número que recuerdes en particular?
JT: En realidad, no. Cada número tenía sus particularidades en cuanto a contenido, formato, autores y siempre hemos intentado que cada número fuera “especial”, “interesante” y mejorar nuestro trabajo poco a poco. El BCI siempre ha sido el resultado del trabajo en equipo, con muchas personas involucradas en su producción, contenido y búsqueda de autores. Y casi todo ha sido el trabajo de voluntarios.
IM: Desde abril de 1991, el BCI se ha convertido en una revista con portada. ¿Cuál fue tu favorita?
JT: Bueno, de alguna manera, a lo mejor fue la primera revista con portada porque estaba redactada en cuatro idiomas y eso supuso un gran paso adelante. (Lamentablemente, había una falta de ortografía en la portada: el título en inglés decía “In four linguages” en vez de “languages”). Cuando el BCI se convirtió en una publicación impresa a cuatro colores, la portada incluía bonitas imágenes que habían sido seleccionadas a partir de las fotos disponibles. Nunca hubo un “diseñador” especial para las portadas.
IM: ¿Qué le deseas al BCI de cara al futuro?
JT: Le deseo una larga vida a la revista, con un espíritu de apertura y curiosidad por el mundo visto mediante el prisma del arte coral. Espero que sea una publicación interesante y que implique a cada vez más gente a nivel mundial. El BCI ha evolucionado continuamente a lo largo de su existencia y espero que esto continúe siendo el caso. Los cambios sucesivos en su liderazgo (después de mí, Andrea Angelini, y ahora tú, Isabelle) siempre han traído nuevas ideas y ondas de innovación y positividad. Desde el principio, siempre me he involucrado, a todos los niveles imaginables, ya sea para autorizar un paquete de boletines del BCI en la Aduana que llegaron a nuestra sede en Europa y luego enviarlos individualmente a cada miembro, o como traductora, más adelante como miembro del equipo editorial y luego editora y ahora más bien (un poquito) en segundo plano. Fue, y sigue siendo, una relación apasionada. Ojalá esta pasión, y con ella el éxito del BCI, continúe creciendo en el mundo.
JUTTA TAGGER (*1939 Weimar, Alemania), estudió inglés y francés en la universidad de Heidelberg donde obtuvo un diploma de traducción en 1964. Se trasladó a París, Francia, en 1966. En 1969, se casó con el francés Claude Tagger que era uno de los cofundadores y que más adelante se convirtió en el presidente de la FIMC (†1998), a través de quién Jutta se involucró en la música coral a escala local, nacional e internacional (A Coeur Joie, Europa Cantat, FIMC). Tiene tres hijos y seis nietos. Participó en todos los Simposios Mundiales de Música Coral de la FIMC y en muchos más festivales y sesiones del Coro Juvenil Mundial a escala mundial, principalmente ayudando mediante traducciones e interpretación. De 1994 a 2009, fue la coeditora y más adelante la directora editorial del Boletín Coral Internacional, BCI. Correo electrónico: jutta.tagger@wanadoo.fr