In and outside the box: un coro de 200 millones de abejas
Isabelle Métrope, redactora en jefe del ICB
Zumba en el canto coral. Aquí, se formulan ideas para retomar rápidamente los ensayos respetando las reglas sanitarias, allá se organiza concursos virtuales para no cortar con los encuentros internacionales, aquí de nuevo, se establecen planes B, C o F para, sobre todo, ¡sobre todo! No renunciar a un festival que se ha preparado con pasión desde hace 4 años y durante mucho tiempo y cada vez más, el aspecto ambiental del trabajo coral se observa, se reflexiona y se ordena. Como el de pequeños modelos zumbadores.
Como la Apis mellifera (la abeja de la miel), el canto coral está presente en todos los continentes, salvo en la Antártica (que yo sepa, al menos. Si los investigadores de la estación Dumont d’Urville desean comenzar les dedicaremos un artículo en un próximo ICB. A buen entendedor…).
Una estimación basada en múltiples estadísticas de federaciones corales nos hace pensar que somos, al menos, 300 millones de coralistas en la Tierra. Eso representa cerca del 4% de la población mundial, y esa cifra está sin duda subestimada. ¡Qué colmena! ¿Pero cuál reporte? Vamos allá.
Las abejas de la miel (salvajes y domésticas) son responsables de cerca del 80% de la polinización mundial. Los cereales se polinizan principalmente por el viento, pero las frutas, nueces y verduras son polinizadas por las abejas. 70% de los principales 100 cultivos alimenticios humanos (que proporcionan el 90% de la alimentación mundial) son polinizados por abejas. [Fuente: Greepeace.org]
Las abejas son indispensables. Por tanto, estos últimos decenios, diversas organizaciones dedicadas a la protección ambiental observan y alertan sobre la fuerte disminución del número de abejas en el mundo, una disminución probablemente debida al animal más peligroso para el planeta: el humano. Aprovechemos este estado de emergencia para observar a estos pequeños animales.
Ellas son excelentes arquitectos: una colmena es la cúspide de la construcción con “ahorro de espacio”. Calculan sus viajes de flor en flor de la manera más económica posible para evitar trayectos inútiles. Trabajan incansablemente y se ocupan no sólo de la supervivencia de su especie, sino también de la nuestra. Son todas pequeñas, pero cada una aporta una piedra a la construcción, son muy eficaces: Greenpeace declara que, gracias a su tarea de polinización “un tercio de los alimentos que consumimos se producen debido al trabajo de las abejas”.
¿La combinación perfecta entre abejas y canto coral? The Singing Hoosiers from Indiana University: http://bit.ly/Indiana-bee
Cuando pensamos en nuestro planeta, en los daños que hemos causado durante los últimos siglos y nos encontramos clasificando nuestros residuos, utilizando espontáneamente la bicicleta en vez del auto para ir a los ensayos o incluso decidiendo que a partir de ahora las comidas de nuestros coros estarán compuestas solamente por productos locales y servidas en platos que cada quien habrá traído, a veces tenemos la impresión de ser una abeja solitaria en una colmena sobredimensionada. Pero no olvidemos que somos 300 millones de abejas coralistas en el mundo y que, a través de la música, llegamos a mucha más gente.
¿Una gota de agua en el océano? Sí, ¡pero una gota de agua limpia!
No se trata de no volver a subirse nunca más a un avión. No se trata tampoco de creer que todas las abejas del mundo coral tengan los medios para instalar paneles solares sobre sus techos, de abandonar para siempre sus automóviles a favor de las bicicletas o de comprar únicamente ropa de marcas éticas. Como con todo lo demás, se trata de dar pequeños pasos; ningún objetivo se alcanza de golpe, ni un maratón, ni la maestría en una lengua extranjera ni el regreso al estado azul de nuestro planeta. Disfrutemos de estos pequeños pasos y del zumbido de nuestra comunidad musical. Y ayudemos a nuestras pequeñas y trabajadoras modelos a plantar lavanda, espino, salvia o angélica.
Traducido del francés por Leo Garrido, Argentina
Isabelle Métrope es cantante, directora y editora gerente del Boletín Coral Internacional. Estudió Lenguas Aplicadas y Gestión Musical así como dirección, canto y pedagogía, las cuales son el resultado de una curiosidad compulsiva que desembocó naturalmente en un fuerte interés en Musicología Sistemática. Además de cantar como solista y en varias agrupaciones corales profesionales, sus actividades favoritas son diagramar páginas, traducir, hornear pasteles, tomar fotos y viajar por el mar Mediterráneo. Ah, increíblemente, ama también las estadísticas. Correo electrónico: icb.editor@ifcm.net