Message from the IFCM President

Agosto de 2011

 

Queridos amigos,

Acabo de regresar del Noveno Simposio Mundial de Música Coral en Puerto Madryn, Argentina, y quiero compartir algunas reflexiones sobre lo que resultó ser una verdadera aventura.

Normalmente, cuando uno asiste a un Simposio Mundial,  espera oír grandes coros, asistir a conferencias pedagógicamente enfocadas, examinar lo último en publicaciones, tener la posibilidad  de realizar paseos turísticos, y enterarse de las novedades que presentan los  expositores, todo esto en un entorno hermoso y  acogedor.  Y de esto se trató, verdaderamente, la experiencia en Argentina.

Nuestros cientos de anfitriones de Argentina, conducidos por Daniel Garavano, trabajaron muy duramente para superar escollos, y  mostrar al mundo un Simposio que fuera  digno de la lealtad de nuestros miembros. La aventura entró en juego al presentarse  la crisis económica mundial, la confusa escena política argentina, y la erupción del volcán Puyehue en las montañas de los Andes, al sur de Chile.   Nuestros colegas  batallaron ante  un número creciente de desafíos,  y en la semana anterior al  Simposio — cuando las cenizas de volcán cubrieron el sur de la Argentina, cancelando  vuelos —  se contempló la posibilidad de anular el evento.  ¡ En cambio optaron por “el plan B” trayendo a mil personas a Pueto Madryn  en  autobús,  un agregado  ciertamente interesante al itinerario !

Después de cinco años de planificación, esto sólo puede ser visto como un acto de coraje. Se suscitaron  algunos problemas con la falta de comunicación,  modificación de las sedes donde se realizaban las actividades,  y cierta dosis de desorganización. Debieron reducir   el Simposio de ocho días a seis días, y anunciaron diariamente  a los participantes y a los coros la agenda actualizada de la jornada – una tarea formidable.

He asistido a todos los Simposios Mundiales desde el primero, en Viena, y el Simposio en la Argentina  se destaca como el más heroico,  por su comisión organizadora, sus participantes, coros, conferenciantes, y expositores.  Quiero agradecer a cada uno haber desafiado individualmente  todos los aspectos negativos y haber mostrado permanentemente una actitud positiva – que sólo un Simposio mundial puede hacer surgir.

Nunca olvidaré la noche de apertura que incluyó Tango,  una muestra artística  de la comunidad  galesa asentada en la región y su mezcla amigable  con las culturas indígenas,  la  actuación de  una orquesta y de  coros argentinos.  La semana estuvo colmada de actuaciones  excepcionales a cargo de  todos los coros invitados,  de  interesante y cautivante  información expuesta  por los conferenciantes,  y de una vastedad  de publicaciones y oportunidades desplegadas   por los expositores.

Fue  importante que la FIMC   se llegara hasta Sudamérica.  Esto sirvió para concretar una misión fundamental de la FIMC: fomentar el intercambio cultural a través de la música coral  en todas partes del mundo.  Nuestros amigos latinoamericanos han sido siempre partícipes  claves en la escena coral internacional, y los congratulo por la persistencia y tenacidad que demostraron en este Simposio.

Mi agradecimiento a todos,

 

 

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Dr. Michael J. Anderson, Presidente de la FIMC

 

 

Traducción de Ariel Vertzman (Argentina)