Cantar al aire libre: ¿bendición o maldición?

 

Raffaele Cifani, director de coro, arreglador de pop vocal, profesor y pianista

¿Cuántas veces en los últimos dos años coros de todo el mundo han celebrado sus conciertos en espacios al aire libre para evitar la propagación del Covid-19? Y, ¿cuántas veces los espacios disponibles han resultado ser de todo menos adecuados para las necesidades acústicas habituales de un coro?

Si cantar al aire libre ya era una práctica bastante extendida antes de la pandemia, desde 2020 ha experimentado un crecimiento muy significativo. Se convirtió en una necesidad y, para poder volver a cantar, inevitablemente, se relajaron las exigencias sobre las características de los lugares para la celebración de los conciertos, haciendo que los coros tuvieran que “apañárselas con lo que había” para poder actuar.

Incluso en condiciones normales, prestando total atención a los factores ambientales, cantar en espacios abiertos nunca ha sido un escenario ideal para los coros, dadas las desfavorables condiciones arquitectónicas. En primer lugar, el sonido se dispersa de manera notable debido a la propia naturaleza de un espacio abierto: sin pareces que retengan las ondas sonoras, ni siquiera una pared trasera en la que puedan rebotar las ondas sonoras de los cantantes hacia delante.

Además, como para empeorar una situación ya de por sí complicada: siempre hay un exceso de distancia entre el coro y el público, cabe la posibilidad de que el viento disperse el sonido aún más de lo normal, e incluso la presencia de insectos puede molestar considerablemente a los cantantes a la hora de respirar.

Esta modalidad de conciertos, además de generar distracciones, incomodidad y problemas para la escucha, hace que los cantantes, de manera inconsciente, intenten compensar los problemas ambientales con estrategias técnicamente pobres, que pueden llegar a dañar sus cuerdas vocales y que no ayudan en absoluto a la calidad del sonido.  

La más común de estas estrategias es incrementar la intensidad de la voz, llegando en algunos casos incluso a “gritar”, un intento inútil de llenar el espacio, que sólo resulta en sobreesfuerzo y fatiga vocal tras pocos minutos de canto.

Sin embargo, paradójica e inesperadamente, puede darse el problema contrario. El hecho de que los cantantes no se oigan entre ellos puede hacer que canten excesivamente suave para intentar oír mejor los sonidos que les rodean, haciendo que el coro produzca un volumen de sonido insuficiente.

A todos estos elementos suelen sumarse los efectos en el ritmo y la afinación causados por la dificultad de escucharse unos a otros. Estos problemas son especialmente importantes cuando hay diferencias de tempo entre cuerdas (o incluso entre cantantes), o cuando el coro entero pierde el tono (normalmente subiéndose o bajándose un semitono), o, en el peor de los casos, cuando cada cuerda se va a una tonalidad distinta.

Todos estos problemas se deben a una sola causa: las desfavorables condiciones que se dan al cantar en espacios al aire libre. Pero entonces, ¿cuáles son los remedios para este problema?

¿Existen recomendaciones sobre cómo pueden los cantantes gestionar mejor la situación de cantar en un ambiente incómodo sin comprometer sus órganos vocales?

Aunque no existe una fórmula mágica que soluciones todos los problemas mencionados, hay una serie de trucos que pueden ayudar a que la experiencia de cantar al aire libre sea más saludable y cómoda para los cantantes y más agradable para el público.

De todos ellos, el más importante es hacer uso de la resonancia vocal en lugar de la intensidad, permitiendo así que el sonido se amplifique y propague sin necesidad de forzar la voz. De esta manera, con la misma fuerza, se consigue la misma presencia de sonido, o incluso mayor, que la que se obtiene al cantar más fuerte.

Otro aspecto a tener en cuenta es la disposición en el espacio tanto del coro como del público, para permitir que tanto unos como otros puedan oír lo mejor posible. La primera y más obvia recomendación es pedir a los organizadores que ubiquen al público cerca del coro y en una disposición adecuada, teniendo en cuenta cómo circulará el sonido del coro, evitando, por ejemplo, un público muy numeroso, para que quienes se sienten al fondo y a los lados no estén situados en un “ángulo muerto” sonoro.

En cuanto al coro, cuando no hay pared trasera, es preferible una disposición en semicírculo cerrado, con el director situado en el centro (de modo que se cierre el círculo). De esta manera, el sonido se concentrará, se fusionará y fluirá como una sola unidad cercana a los propios cantantes, que así podrán escucharse unos a otros más fácilmente. Cuando se adopta esta disposición, puede ser una buena idea (además de original), situar al público en círculos concéntricos alrededor del propio coro.

Finalmente, cuando es extremadamente difícil escucharse los unos a los otros, para los coros acostumbrados a cantar de memoria, puede ser útil que los cantantes actúen con las manos abiertas frente a las orejas, con las palmas mirando hacia atrás. De esta manera, se recoge y amplifica el sonido proveniente de otros cantantes y, al mismo tiempo, se suaviza el sonido propio, ya que así se es más consciente de los sonidos del resto del coro. 

En resumen, no debemos tener miedo a implementar soluciones poco comunes o poco ortodoxas, incluso explicar el porqué a la audiencia, para conseguir eficacia acústica y lograr un concierto exitoso, ya que nunca debemos olvidar que, aunque los elementos visuales de un concierto tienen su importancia, un concierto coral es, sobre todas las cosas, un evento para escuchar, preferiblemente, en buenas condiciones.

 

Director de coro, arreglador de pop vocal, profesor y pianista, Raffaele Cifani se graduó con honores en el Conservatorio G. Verdi de Milán y en la “Accademia Righele”, donde estudió con diferentes profesores internacionales, entre los que se destacan Carlo Pavese, Lorenzo Donati, Matteo Valbusa, Werner Pfaff, Marco Ozbic y Lucio Golino. Ha fundado muchos coros jóvenes, a los que sigue dirigiendo, interpretando más de 40 arreglos vocales de pop vocal. En la escena coral, entre otras actividades, ha participado en el Festival Internacional “La Fabbrica del Canto” y “MITO Setttembre Musica” y ha recibido numerosos premios en concursos corales nacionales e internacionales. Además, es ponente habitual en conferencias y cursos de formación sobre dirección coral y arreglos de pop vocal. Desde 2018, forma parte de la directiva de la “Lombardy Choral Association” (Asociación Coral de Lombardía). www.raffaelecifani.it

 

Traducido del inglés por María Zugazabeitia, España
Revisado por Juan Casasbellas, Argentina