“Vamos a cantar, dejemos el odio atrás”
El coro Begegnungschor de Berlín reúne a refugiados y ciudadanos locales para vencer al miedo.
Parte 1 – Thomas Lloyd
Todo comenzó el 20 de diciembre de 2015, cuando escuché en el programa Weekend Edition de la Radio Pública Nacional una historia sobre un coro muy peculiar de Berlín, formado por el mismo número de cantantes alemanes que de refugiados procedentes de las guerras de Oriente Medio. Su nombre es Begegnungschor (que se puede traducir como “el coro de los encuentros”), sus miembros cantan canciones procedentes de cada uno de los países de sus integrantes, y trabajan muy duro para aprender tanto el idioma como el estilo de una música que les resulta poco familiar, de manera de superar así el aislamiento y los prejuicios a los que los refugiados se enfrentan todos los días.
Tuvimos la oportunidad de contactar a Susanne Kappe, una de las fundadoras y recientemente nombrada presidenta del Begegnungschor, que fue muy cordial en su respuesta a esta petición inesperada de un coro universitario de Estados Unidos. Su agrupación es un coro comunitario de voluntarios que proceden de todos los rincones de Berlín. Planificaban semana a semana, no con un año de antelación y su principal prioridad era desarrollar verdadero compañerismo y confianza entre los cantantes alemanes y los refugiados, de la manera más equilibrada posible. Cualquier cantante alemán que solicitase unirse al coro tendría ir acompañado de un refugiado que también deseara cantar.
Después de consultarlo con Bastian Holze, fundador y director musical, Susanne nos envió por correo electrónico copias de sus canciones alemanas y sirias. Era una combinación fascinante de canciones alemanas muy populares, que se habían arreglado de tal forma para poder ser cantadas con una variedad de estilos orientales y occidentales: entre estas canciones se encontraban Die Gedanken sind Frei (Los pensamientos son libres) y algunas melodías del popular cantante árabe Fairouz, como Nassam Alayna nel-hawa (La brisa sopló sobre nosotros). A cambio, el Begegnungschor quiso aprender un arreglo sencillo de la canción espiritual afroamericana Swing low, sweet chariot (Balancéate suavemente, dulce carruaje).
Tuvimos la oportunidad de aprender la pronunciación y el estilo árabes con la ayuda de Hanna Khuri, una violinista reconocida internacionalmente que vive en Filadelfia, y el revolucionario programa Al-Bustan Seeds of Culture. También preparamos un arreglo especial que compuse para el viaje, una “conversación” entre una canción popular de Mahler en alemán y una canción de Al-Khalil en árabe, conectadas entre sí por un solo de violín. Nos emocionamos mucho cuando tanto los alemanes como los sirios que se encontraban entre nuestro público en Berlín comenzaron a acompañarnos cantando sus respectivas canciones.
A mediados de semana tuvimos el primer ensayo con el Begegnungschor. Los cantantes de Berlín venían de trabajar desde todas partes de la ciudad. Bastian nos ayudó a calentar con ejercicios para romper el hielo, como pequeños golpes en codos y rodillas acompañados por sonidos vocales. Después fue nuestro guía a través de una extravagante improvisación vocal, diseñada para que todo el mundo comenzase a cantar al instante, sin ningún tipo de reparos o prejuicios. Nuestros estudiantes observaron que la paz y el entusiasmo del Begegnungschor eran enérgicos y contagiosos. Posteriormente, Bastian comenzó un ensayo que resultó tan intensivo como distendido. Después del ensayo, nos fuimos a picotear y a tomar algo en una sala contigua, hablando en, al menos, cinco idiomas diferentes por las distintas mesas.
El concierto se celebró en el Arbeiter-Samariter-Bund Notunterkunft im ehemaligen Rathaus Wilmersdorf (centro de emergencia para refugiados a cargo de la ASB en el antiguo ayuntamiento de Wilmersdorf), antiguo edificio del consistorio de uno de los distritos de Berlín, un gran recinto reconvertido en centro de refugiados. Algunos miembros del coro vivían allí, y nos contaron que las condiciones del centro se agradecían, pero la vida allí era todo un reto: las habitaciones estaban abarrotadas, la calefacción era limitada, se compartían los baños y no se permitía cocinar. Para atraer al máximo número posible de residentes para que acudiesen al concierto, cantamos Nassam en el gran vestíbulo de la planta inferior, desde donde el sonido llegaba a todas partes del edificio. Muchos niños vinieron a escucharnos y nos siguieron escaleras arriba hasta donde se celebraba el concierto, acompañados por sus padres.
Emily Drummond, estudiante de último año en Bryn Mawr, afirmó posteriormente que “cantar en el centro de refugiados ha sido una de las experiencias más increíbles de mi vida. Recuerdo estar en el patio del antiguo ayuntamiento de Berlín, escuchando los sonidos de la vida que emanaban de todas las ventanas: bebés llorando, niños jugando, personas hablando. Era como si alguien hubiese exprimido una sola ciudad y la hubiese derramado en un único edificio. A medida que seguíamos cantando en árabe, la gente se acercó a nosotros y comenzó a cantar. No solo estábamos interpretando para ellos: nos estábamos uniendo a ellos, aprendíamos su música, estábamos viendo cómo vivían. Puedo imaginarme que los refugiados pasan gran parte de su tiempo aprendiendo e intentando asimilar el estilo de vida del resto, por lo que sentíamos que era lo correcto estar haciendo lo mismo por ellos”.
Para tener acceso a vídeos, fotos, artículos y más historias, por favor visite: https://www.thomaslloydmusic.com/new-page
Thomas Lloyd vive en Filadelfia y trabaja como profesor de música en el Haverford College, además de ser director artístico del Bucks Country Choral Society y director musical para la Philadelphia Episcopal Cathedral. Ha dirigido coros universitarios y comunitarios en once giras internacionales, recorriendo Latinoamérica, África, Oriente Medio y Europa, participando en actuaciones colaborativas con coros locales e interpretando un repertorio compartido También trabaja como compositor en activo; la grabación de Donald Nally y The Crossing de su obra de teatro coral Bonhoeffer fue nominada a un Grammy en 2017. Visite www.thomaslloydmusic.com para más información. Correo electrónico: tlloyd@haverford.edu
Parte 2 – Susanne Kappe
El Begegnungschor es un coro que comenzó en Berlín en octubre de 2015. La idea del proyecto era reunir a refugiados y berlineses en un solo coro ligado a los eventos y la atmósfera de Berlín en ese año. Era una época en que el número de refugiados que llegó a Alemania alcanzaba nuevos récords mes a mes y, al mismo tiempo, las manifestaciones del movimiento populista de derecha Pegida y sus ramas afines, desencadenaron las voces en contra de la inmigración, los refugiados y los musulmanes. Estas ideas se vieron contrarrestadas en Berlín por una ola de apoyo a los refugiados y un extraordinario nivel de implicación voluntario; asimismo, la sociedad civil dio un paso adelante cuando el gobierno se reveló incapaz de ofrecer apoyo a los muchos refugiados que necesitaban ayuda.
En aquellos meses, la asociación de liderazgo comunitario Leadership Berlin y la Berlin Choir Association (Chorverband Berlin) se reunió con Bastian Holze y Michael Betzner-Brandt, directores musicales y, con el apoyo organizativo de Lydia Griese, decidieron compartir sus conocimientos y contribuir a la integración de los refugiados en la sociedad con la creación de un coro.
El núcleo de la idea se convirtió en el nombre del coro: el concepto de Begegnung (encuentro), es decir, que los recién llegados y aquellos que siempre habían vivido en Alemania se reuniesen y tuviesen la oportunidad de conocerse unos con otros pese a las barreras lingüísticas o culturales. Desde el principio uno de los elementos clave fue el concepto de ‘tándem’, es decir, recién llegados y berlineses en pares, que no solo acudirían a los ensayos juntos, sino que también tendrían una relación cercana que incluiría apoyo con el papeleo administrativo, ayuda para encontrar cursos de alemán, apartamentos, prácticas, trabajos y, por supuesto, una relación de amistad. Asimismo, el concepto de tándem era también una herramienta para mantener la proporción del número de refugiados y berlineses en el coro, teniendo en cuenta el gran interés de los alemanes en unirse a esta iniciativa.
El proyecto fue todo un éxito desde el principio, especialmente porque los directores musicales lograron encontrar formas de animar a todo el mundo a cantar e interactuar con el otro, incluso si lo hacían en una lengua extranjera y con un estilo de música que jamás habían escuchado hasta entonces. La mayoría de nuestros cantantes, tanto los refugiados como los alemanes, no habían cantado en un coro hasta ahora. Mediante calentamientos bien diseñados, canciones fáciles de aprender y la disposición de incluir las contribuciones de los distintos cantantes al proceso y de forma espontánea, se consiguió crear un espacio donde el espíritu de la música dio forma a una comunidad.
Este proyecto en el que refugiados y alemanes comparten música, aprendiendo los unos de los otros y apoyándose mutuamente es tan enriquecedor, que esperamos compartirlo con tanta gente como nos sea posible para difundir así el mensaje de vivir juntos en amistad, en una sociedad alemana abierta y diversa.
Nos llena de satisfacción que este mensaje también haya llegado a los Estados Unidos y que hayamos tenido la oportunidad de conocer a los Chamber Singers de Havenford y Bryn Mawr junto a su director, Thomas Lloyd, cuando nos visitaron para ensayar juntos y dar un concierto en un centro para refugiados en Berlín. Para nosotros, esto es una forma de enriquecernos con amigos y con música de otra cultura diferente, además de poder compartir nuestro camino a la hora de vencer las diferencias, cantando juntos.
Susanne Knappe es una de las fundadoras del Begegnungschor en Berlín. Es la coordinadora del programa en la organización de liderazgo comunal Leadership Berlin – Netzwerk Verantwortung, así como responsable del proyecto “meet2respect” en el que rabinos e imanes se reúnen para hablar juntos sobre respeto mutuo en las escuelas. Tiene un Máster en Ciencias Políticas y Estudios de Oriente Medio de la Universidad de Heidelberg, y estudió árabe en Alemania, Egipto y Jordania. Correo electrónico: susanne.kappe@begegnungschor.com
Parte 3 – Abdulrahman Omaren
Para mí, el Begegnungschor es un lugar de encuentro con gente con la que me identifico profundamente. Es bueno tener a alguien que comparte tus mismos intereses, especialmente cuando estás solo y lejos de tu casa y tu familia. El coro me ayudó a integrarme en la sociedad y aprender lo amables y el buen corazón que en realidad tienen los alemanes. También pude ver el gran compromiso que adquieren ante una idea en la que verdaderamente creen.
Me resulta imposible nombrar a todos mis hermanos y hermanas del coro (tanto los que ya llevan bastante tiempo como a los “nuevos berlineses”, como nos llaman). No obstante, quiero animar a estas maravillosas personas; nos hemos convertido en una gran familia. Es más lo que nos une que lo que nos separa. Tan solo el amor es capaz de superar los obstáculos y hacer que lo imposible se convierta en realidad. Cantando juntos, rompemos el hielo y superamos las barreras lingüísticas. Continuaremos cantando: hoy, mañana, todos los días. Y lo haremos siempre juntos.
En enero de este año, entré en la sala de ensayos en Berlín y pude ver que había muchos visitantes. Eran los coros de cámara de las universidades de Haverford y Bryn Mawr, nuestros invitados procedentes de los Estados Unidos. Fue muy agradable ver y compartir el canto con todas estas personas. Era la primera vez que cantaba Swing Low Sweet Chariot. Descubrí la historia de esta canción cuando nuestro invitado Tom Lloyd, que estaba a la cabeza del coro norteamericano, nos la contó.
Compartimos un concierto extraordinario con los coros de cámara de Haverford y Bryn Mawr. Se abrieron a nosotros y nos sonreíamos mutuamente. Creo que el secreto a la hora de cantar es hacer que los músculos faciales generen una sonrisa, ¿o quién sabe? Ensayamos juntos, y cada grupo practicó las canciones del otro. Cantar juntos ante un público en un campo de refugiados fue un momento especial para todos. En tan solo unas horas, pudimos cantar juntos en completa armonía.
Al público también pareció gustarle mucho nuestro repertorio. Lo que más me llenó de esta experiencia musical es la buena sensación que tienes cuando ves cómo se abren los corazones de los demás y se muestran receptivos a abrirse a otros que no conocían de antes. Me gustaría decir a los miembros de los coros de Haverford y Bryn Mawr lo que no tuve oportunidad de decirles directamente durante su corta visita a Berlín: los berlineses de siempre, los nuevos ciudadanos de esta ciudad y yo mismo fuimos muy felices de cantar con vosotros, y estamos encantados de haber tenido la oportunidad de conoceros. Espero que nos encontremos de nuevo y cantemos juntos por el amor y la esperanza. A mis amigos del coro norteamericano, por favor, recordadnos siempre que escuchéis las canciones Ode an die Freude, We Want Peace y Bintish Shalabya; ensayadlas bien para que podamos volver a encontrarnos de nuevo para cantar juntos… ¿quién sabe cuándo será?
Abdulrahman Omaren es un periodista sirio que canta con el Begegnunschor. Se vio obligado a abandonar su país por la guerra, y ahora vive en Berlín donde escribe poesía, historias e intenta comenzar de nuevo. Correo electrónico: abdolrahman.omaren@gmail.com
Traducido del inglés por María Ruiz, España, revisado por Juan Casabellas, Argentina