Por Henri Pompidor, director de coro y profesor
En nuestras sociedades contemporáneas, en todo el mundo, el canto coral goza de un importante e inédito desarrollo. En sus diferentes formas, se practica en los conservatorios de música, las escuelas, las universidades, en los lugares de culto, en el marco de actividades culturales gestionadas por asociaciones, ya sean religiosos o no. Juega un papel social y educativo innegable en la transmisión de valores, creando y reforzando lazos en aquellas sociedades que padecen un debilitamiento de la relación social. De entrada, el canto coral se concibe como una práctica vocal basada tanto en la experiencia, es decir, en la tradición, como en los conocimientos y el carisma del director del coro. El papel del directo de coro, como figura central y soporte de transmisión, es acompañar a los cantores en su trabajo vocal y transmitirles un saber adquirido a todo lo largo de sus años de dirección.
Más allá de su naturaleza eminentemente singular, resulta interesante preguntarse sobre la dimensión inductiva de las prácticas corales. ¿El canto coral debería quedar reducido a una práctica musical aislada de los conocimientos científicos? ¿No sería conveniente colocarla en un conjunto de saberes más objetivos? En la mayor parte de los casos, el saber representado por lo que se designa hoy en día bajo el distintivo de “arte coral”, ha nacido del trabajo empírico del director del coro. Su práctica, incluso en sus aspectos más singulares —da igual que se trate de la técnica gestual, de la interpretación o de la gestión propiamente dicha del coro—, es analizada y conceptualizada a partir de una dimensión subjetiva (el “sentimiento” del director del coro). La diversidad de situaciones y sus propias características culturales enriquecen la experiencia del director del coro en la dirección musical y humana del grupo coral. Sin embargo, estas maneras de actuar basadas en un saber experimental podrían beneficiarse considerablemente de la ayuda de las ciencias y de los métodos experimentales (y ser validados por ellos). Lo que está en juego no es tanto el oponer “el arte” coral a la nueva “ciencia” coral, donde el primero sería el fruto de las tradiciones, de la historia y de prácticas nacidas de la experiencia, mientras que la segunda se alimentaría con las aportaciones de disciplinas científicas como la física, la acústica, la fisiología, la medicina, la sociología, la psicología, etc., o incluso pasando de una a otra. Convendría además preguntarse cuáles serían los retos, principalmente en términos de legitimidad y de credibilidad, de este acercamiento del arte hacia la ciencia. Se trata más bien de reivindicar la naturaleza absolutamente compleja, transversal e interdisciplinar del canto coral como objeto o campo de búsqueda. Todo esto se trata precisamente de articular la complejidad, con el fin de reunir y transmitir estos saberes como un conjunto, bajo formas comprensibles, posibles a todos los niveles, desde los coristas hasta los directores de coro.
De hecho, el trabajo del director de coro no puede reducirse a los conocimientos basados únicamente en su experiencia. Le hace falta ampliarlos a través de otras disciplinas para poder así comprender mejor las dimensiones musicales y humanas de su trabajo. La clave reside en beneficiarse de un enfoque científico de las prácticas corales, que otorgaría al arte coral una dimensión más racional. Las aportaciones de las ciencias exactas y las ciencias humanas a la música han sido fundamentales a lo largo del siglo XX. La cuestión musical, al igual que la cuestión vocal, puede analizarse con métodos científicos en todos sus aspectos, principalmente históricos y lingüísticos. Elemento constitutivo de la música, el canto coral está en disposición de atravesar esta etapa metodológica para proponer a sus practicantes un verdadero avance hacia la racionalización de sus conocimientos. Es el conjunto de estos conocimientos racionales el que conviene comparar, completar y difundir, con la finalidad de llegar a la constitución de la “corología” (chorusology), nueva disciplina definida por Branko Starc en la apertura del 1er. simposio de canto coral de Zagreb en 2010, como campo interdisciplinar situado en el cruce de los trabajos de la investigación científica sobre las dimensiones naturales y culturales de la voz colectiva. La “corología” propone al mundo coral una relación más estrecha entre las prácticas corales y científicas.
Pero… ¿el arte coral realmente necesita de conocimientos científicos para desarrollarse? Sin duda, si tenemos en cuenta todos los campos que la dirección de un coro presupone: acústica, fisiología, medicina, historia de la música, musicología y otras numerosas ciencias humanas. Con ocasión del último simposio de canto coral “Ars Choralis” organizado por la Federación Croata de Canto Coral en Zagreb del 31 de marzo al 2 de abril, directores de coro, profesores de universidad, médicos, físicos, especialistas en acústica y directores de escuelas han aportado con sus intervenciones una visión más objetiva de las prácticas corales contemporáneas, enriqueciendo un conjunto de conocimientos que va más allá del “arte coral” y abre el camino a un análisis científico de las prácticas corales.
Este cuarto simposio se abrió con las contribuciones que destacaban las últimas aportaciones de la fisiología y de la anatomía, principalmente sobre las características de la voz y las condiciones de su emisión (Overtone singing, Anna-Maria Hefele, Alemania), la respiración y la posición de la laringe (Flow-Ball, a new tool for practicing semi-occluded vocal tract gesture, Filipa La, Portugal), así como los problemas relacionados con su envejecimiento (Aging of the vocal tract, Irena Hocevar, Eslovenia). También se abordaron las interacciones anatómicas de sostén vocal (A review of singing voices sub-system interactions, Christian Herb, Austria). Se aportaron también nuevos enfoques sobre las condiciones acústicas de la voz coral (Tunning considerations in capella choir singing, David Howard, Reino Unido), así como sobre la emisión vocal y la relación de bienestar que esta provoca (Singing brain and emotion-how do they connect, Per-Ake Lindestad).
Las dimensiones fisiológicas, anatómicas y acústicas del canto coral no han ocultado otra dimensión fundamental, la de las ciencias sociales y humanas. Fueron numerosos los expertos que intervinieron para recordar las dimensiones históricas y étnicas de la voz colectiva con una lectura sociológica, en este campo, de las prácticas corales que presentan la voz colectiva como vehículo de valores y normas propios de una sociedad o de un grupo (Choral singing and sociology: Sociology,s contribution to Art Choral, Henri Pompidor, Francia). El canto coral participa tanto en este campo social que se debe comprender igualmente en un contexto histórico y analítico (Influence of the Gregorian chant in Durufle’s music, Andrea Angelini, Italia).
Esta doble dimensión social e histórica reapareció en la presentación de instituciones de educación coral ya existentes, principalmente en Chequia (Boys choir of the Czech Republic, Jaroslav Slais, Chequia), en Sudáfrica (Boys choir: do they still matter? Johannes Van der Sandt, Sudáfrica) y también en la India (Music education in India, Anjana Abraham, India). Estas escuelas encuentran su razón de ser en la contribución benéfica del canto coral a la educación musical (Cooperation between the music school and the environment, Martina Prevejsek, Croacia), el desarrollo de la cooperación coral y la creación de vínculos (The European network for Professional Chamber Choir, Babette Greine, Holanda).
Otras conferencias se centraron en el análisis etnológico y musicológico de las prácticas vocales, principalmente con la presentación de repertorios nacionales de Croacia, el país huésped (Techniques of the Croatian tradicional singing, Bojan Pogrmilovic, Croacia), pero también de Malta (Music practice in Malta, Johen Galea, Malta), de Hungría (The style of Gyorgy Orban, Katalin Kiss, Hungria) e incluso de Rusia (Russian contemporary choral performing and repertoire, Alexander Soloyev, Rusia).
Los participantes pudieron descubrir prácticas vocales específicas, como las de los “clics” característicos de la música vocal sudafricana (Click sounds in South African Languages, Anne-Marie Van der Walt, Sudáfrica). Los talleres les permitieron participar en la elaboración y ejecución de partituras de góspel (Lift every Voice, Reginald Golden, Estados Unidos), cantos tradicionales sudamericanos (Let’s sing music of Mexico and Latin America, Marco Antonio Ugalde, Mexico) e incluso extractos de comedias musicales americanas (How to sing American musicals? David McShane, Estados Unidos).
En resumen, el cuarto simposio de Zagreb ha sabido mostrar la importancia de la investigación científica en el desarrollo de las prácticas corales. Las disciplinas científicas, provengan de las ciencias exactas o de las ciencias humanas, han permitido dialogar y aportar una luz inédita sobre el canto coral (The learning conductor, Thomas Caplin, Noruega). Estas investigaciones, que en ningún caso cuestionan el carácter experiencial del arte coral y de la práctica individual de los miles de directores de coro del mundo, intentan proponer un “corpus” objetivo y complementario de conocimientos sobre el que los coros puedan apoyarse para progresar. Este fue el deseo expresado por Brando Starc y los participantes, que invitan desde ahora a todos los actores del canto coral mundial, a encontrarse en Zagreb en el año 2018, con ocasión del quinto simposio internacional (cf. Choralis 2018).
Miembro de la sociedad francesa de directores de coro, Henri Pompidor es hoy en día profesor de canto coral y dirección de coro en el Conservatorio de Paris Charles Munch (11º distrito). También es director musical del coro de dicho conservatorio. También se dedica a la enseñanza del canto coral a nivel internacional, a través de numeroso conciertos y clases magistrales en numerosos países del mundo (China, Corea del Sur, España, Indonesia, Japón, Malasia, Taiwán, Vietnam, etc.) Participa frecuentemente como jurado en festivales y concursos internacionales en Europa y en otras partes del mundo (FIMC, ACJ., Interkultur, etc.). Correo electrónico: henripompidor@hotmail.com
Traducido del francés por Juan de Izeta, España
Revisado por el equipo de traductores de español del BCI