Una comprensión musical diferente
por Aurelio Porfiri, compositor, director de orquesta, escritor y educador
¿Cuántos directores abordan en profundidad las diferentes ideas, comprensión, hermenéutica, respecto de la música que quieren interpretar? Ya me he referido anteriormente al tema de la “cultura de los directores”, un problema que se ve agravado por el hecho de que los directores tienden a incluir en sus programas corales piezas que tienen un estilo muy diferente, a menudo no están familiarizados con las piezas que han elegido. Por supuesto, no me estoy refiriendo a todos los directores, pero hay algunos que interpretan música de la que saben muy poco.
También hay otro problema, relacionado con esto, en cuanto a las principales prácticas interpretativas . A veces nos referimos a prácticas interpretativas que consideramos intocables, mientras que éste puede no ser el caso. Por lo tanto, vale la pena mirar el trabajo de los musicólogos que ofrecen una perspectiva diferente que puede ayudarnos a ampliar nuestros horizontes.
Un ejemplo para mí es sin duda Jacques Viret (1943), un musicólogo francés de origen suizo. Actualmente es Profesor Emérito de la Universidad de Estrasburgo, donde enseña desde 1972. El supervisor de su tesis doctoral (sobre el canto gregoriano) fue el famoso musicólogo francés Jacques Chailley (1910-1999). Jacques Viret es autor de varios libros, incluidos Regards sur la musique vocale de la Renaissance italienne (1992), La Modalité grégorienne, un langage pour quel message (1996), Les Premières Polyphonies, 800–1100 (2000), Métamorphoses de l’harmonie: la musique occidentale et la Tradition (2005), Le retour d’Orphée: l’harmonie dans la musique, le cosmos et l’homme (2019).
El pensamiento de Jacques Viret es importante porque nos pone en contacto directo con una meditación no sobre el pasado sino sobre el origen de la música. Esta diferencia entre el pasado y el origen es muy importante, y también es relevante para aquellos que se ocupan de la música y la voz humana: diría especialmente para éstos. El pasado es lo que sucedió antes de nosotros; El origen es lo que ha estado sucediendo durante toda la eternidad. Podemos decir que el segundo concepto es más espiritual, usando “espiritual” en un sentido amplio. En Le retour d’Orphée ha dicho: “Nuestra idea moderna de la música está influenciada por la ideología predominante, racionalista, cartesiana, analítica” (mi traducción del francés). Es importante reflexionar sobre esto, porque lo que Jacques Viret nos está enseñando es que no podemos reducir la creación musical simplemente a reglas y técnicas: “Cantatas de Bach para tontos” o “Música coral italiana a su alcance”. Simplificar todo de esta manera puede parecer la mejor solución, un homenaje al pragmatismo estadounidense; pero el pragmatismo (la idea de que el pensamiento no es una contemplación pasiva de las ideas sino una forma de modificar la realidad) debe entenderse claramente. Pensar no debería ser solo una actividad abstracta y solipsista, pero no puede tener un efecto significativo en la realidad si no tiene un apoyo significativo. Llamamos a esto tradición. Jacques Viret es ciertamente un musicólogo que valora la tradición como la base para entender la música. Su investigación sobre los contactos entre el canto gregoriano y otras tradiciones monódicas procedentes de otras religiones es muy interesante. En toda su investigación intentó identificar los contactos entre todas las tradiciones musicales del mundo, tratando de identificar orígenes comunes.
Sus ideas sobre el canto gregoriano, que debemos recordar está en la base de la música occidental, son “heréticas”. Admiraba el trabajo realizado por los monjes de Solesmes en la reconstrucción de melodías, pero condenaba enérgicamente su interpretación como “romántica” y no fiel al espíritu de este repertorio. En una entrevista dada a O Clarim en 2017, dijo que tenía esto que decir sobre su interés en el canto gregoriano: “Al principio, mi interés estaba esencialmente en la música: deseaba estudiar el proceso de composición del canto gregoriano -este era el tema de mi tesis doctoral en la Universidad de la Sorbona en París, escrita bajo la supervisión de Jacques Chailley (1981). Esta investigación me hizo conocer la música folk, la “música del mundo”. Me convencí de que los cantos gregorianos se construyen sobre estructuras que son universales, una suerte de arquetipo musical. No hay nada sorprendente en esto, porque cuando los monjes de Solesmes fundaron la Abadía Keur Moussa en Senegal en 1963, escucharon a la gente local cantar canciones tradicionales que se parecían a algunas antífonas e himnos del canto gregoriano. Al adaptar las formas de estas melodías, compusieron un hermoso repertorio litúrgico en francés y wolof (un idioma local), mitad gregoriano y mitad africano “. La investigación de Viret, como he dicho, lo llevó a estar en desacuerdo con la forma en que los monjes de Solesmes (autoridades absolutas en el estudio del canto gregoriano para la mayoría de la comunidad musicológica) presentan la interpretación del canto. En la misma entrevista para O Clarim, declaró: “Los monjes de Solesmes han restaurado el texto melódico original del repertorio corrompido en el siglo XVII, una tarea considerable. Pero su estilo de interpretación no es auténtico; estuvo demasiado influenciado por la estética coral del Romanticismo y, en consecuencia, destruyó la tradición de los cantantes, una tradición que había sobrevivido hasta el siglo XIX “. Esta referencia a la tradición de los cantantes es interesante: los “chantres” interpretaron el canto gregoriano según la definición de buen canto dada por San Isidoro de Sevilla: “las voces dulces son delicadas y plenas, claras y agudas” (traducido por Priscilla Throop). Por lo tanto, el canto no debe ser muy suave, sino que debe hacer uso de la voz completa. Jacques Viret también estudió el canto tradicional no solo en el campo del canto llano, sino también en la polifonía, centrando su atención en la tradición del Coro de la Capilla Sixtina. También dirigió su atención a las tradiciones fuera del mundo cristiano, incluida la importancia de la música como una forma de mantener a las personas sanas o ayudar a recuperarse de enfermedades (también escribió un libro sobre musicoterapia).
Tuve el placer y el honor de escribir un libro con Jacques Viret, llamado Les Deux Chemins (2017). Actualmente estamos escribiendo otro libro sobre modalidad, que esperamos publicar en 2020. En Les Deux Chemins, Jacques Viret afirmó que la música es “conocimiento en el sentido más alto de la palabra, sabiduría; se conecta con cosas que son realmente esenciales, o sea , espirituales. Las sociedades tradicionales lo sabían, y nosotros también lo sabíamos en nuestra cultura occidental en la antigüedad y en la época medieval. Lo hemos olvidado”. (mi traducción). En el mismo libro hay una meditación profunda que debe ser considerada cuidadosamente por cada director coral: “La música existe solo si alguien la escucha; físicamente solo existen vibraciones aéreas. La música no está en los sonidos, está en sus relaciones. Si nosotros transportamos a tonalidades más graves o agudas, permanece idéntica a sí misma mientras cambian todos sus sonidos. Esta evidencia musical, observada en 1890, engendró la psicología de la forma, la psicología gestáltica. La conciencia transforma las vibraciones aéreas en sonidos con una afinación y sonoridad determinados, y en estructuras sonoras que se vuelven coherentes por el fenómeno sonoro – la armonía- que crea una interconexión entre los sonidos. Y este “alguien” que escucha música debe ser un ser humano con una conciencia humana, un pensamiento humano, un alma humana. También una memoria humana, porque para percibirel significado musical de una melodía, debemos recordar notas ya escuchadas. Me imagino que los animales escuchan los sonidos pero no escuchan la música porque no tienen una mente humana. Esto es diferente cuando se trata de una pintura o una escultura, objetos materiales que existen independientemente del sujeto. Por eso la música nos mueve más que una pintura o una estatua; penetra en nuestro ser interior. ” (mi traducción). La música no está en los sonidos, ha declarado Jacques Viret, sino en sus relaciones; ¿y no ésta, también, una definición de lo que es un coro? Un coro no está en este o aquel cantante, sino en sus relaciones: si esta relación no es efectiva, el coro, aun si está integrado por muy buenos cantantes, nunca será un buen coro. Es por eso que a menudo se dice que no hay coros malos, solo malos directores, porque el director es el que debería poder escuchar, para llenar el vacío. Y únicamente puedes lograr esto si consigues escuchar no sólo a tus cantantes sino también a la tradición de la que proviene cierto tipo de música. Debes poder ejercer tu juicio crítico y aceptar también diferentes puntos de vista, incluido el de Jacques Viret. No es necesario ni importante que estés de acuerdo en todo; lo importante es que tus propias ideas se reforzarán y mejorarán mediante la comparación y el intercambio con una comprensión musical diferente.
Aurelio Porfiri es compositor, director de orquesta, escritor y educador. Ha publicado más de cuarenta libros y mil artículos. Más de cien de sus partituras están impresas en Italia, Alemania, Francia, Estados Unidos y China. Correo electrónico: aurelioporfiri@hotmail.com
Traducido del inglés por Ariel Vertzman, Argentina
Revisado por Juan Casabellas, Argentina