Por Tim Seelig, Profesor y director coral
Mucho ha sido escrito sobre la diferencia entre “música por el amor de la música”: Perfección y “la música como un medio para un fin”: Conexión. Durante cuatro décadas de canto, dirección y enseñanza, he vivido la gama entera de la música coral, como tú. Espero que leas este artículo como si estuviéramos teniendo una conversación. ¡Aunque en verdad ella exista sólo en mi mente!
Cualquier conexión que podamos tener a esa cosa llamada música empezó hace mucho tiempo, más para unos que para otros. En cierto momento de nuestra juventud, conectamos con esta forma de arte y decidimos que iba a ser lo que perseguiríamos. ¿Recuerdas ese momento? ¿Recuerdas ese profesor, director o ministro de la música que te llevó a tomar esa decisión? ¿Se lo has agradecido?
Tu decisión inicial de abrazar el arte coral te llegó con toda seguridad por una conexión, no por una perfección. Y esto es aún más interesante: posiblemente no ocurrió en un momento durante una asombrosa actuación, sino más bien a través del contacto diario con alguien para quien la música era una gran pasión. Experimentaste la música como la fuerza impulsora en la vida de alguien y pensaste “si alguien puede sentir tanta pasión hacia algo, yo quiero eso para mi propia vida”. Fue esa conexión la que te llevó a seguir la música y el canto coral como llamada en tu vida.
Todo lo que enseñamos en canto o en música coral está basado en un péndulo de gran oscilación. Nunca es blanco o negro. A pesar de que tiene componentes matemáticos que son lógicos y racionales, es dirigido a un núcleo central en el gris de la respuesta emocional.
Llegamos a nuestra última meta – en algún lugar del centro – experimentando con diferentes extremos del espectro. Algunas de las -a veces- confusas dicotomías que enseñamos, incluyen:
Brillante y Oscuro
Ruidoso y Suave
Alto y bajo
Intenso y relajado
Vocales y consonantes
Vibrato y tono liso
Texto y Música
Conexión y perfección
Este péndulo viene dado porque nuestros cantantes y estudiantes a veces piensan que estamos un poco “desconectados”. Una semana pedimos un sonido más brillante, a la siguiente, más opaco. Una semana pedimos más energía, a la siguiente más relajación. Una semana enfatizamos las vocales, a la siguiente las consonantes.
Sin duda alguna les pedimos que sean flexibles mientras encontramos la combinación perfecta donde el péndulo descansa justo en el centro- ¡logrando el misterioso sonido que reside sólo en nuestra cabeza! Decimos cosas como “quiero que suenen como una voz”. ¡Sólo que nos olvidamos decirles cuál!
La pregunta es ¿cómo podemos llegar a ese lugar de descanso perfecto, justo en el centro, donde podemos tenerlo todo -Conexión y Perfección? O bien ¿podemos tan siquiera conseguirlo?
Mi propia carrera ha oscilado entre dos mundos. Me siento muy afortunado por haber tenido una vida con el énfasis siempre puesto en “la música como un medio para un fin” a través de mi trabajo en música de iglesia y coros de la comunidad, a la vez que daba clases en educación más elevada, donde lo contrario es muy a menudo la norma.
De ahí nace este artículo, en un intento de ver ambos lados de esta a veces problemática pero emocionante moneda. Hay obviamente una diferencia entre maestría musical y musicalidad. Maestría musical es el arte que continuamos perfeccionando a lo largo de nuestras vidas. Por el otro lado, la mayoría cree que la musicalidad es innata. ¿Puede ser enseñada? Esa es la pregunta de los 64,000 dólares.
En la comunidad académica, se apunta obviamente a alcanzar la perfección, con frecuencia en detrimento de la musicalidad o conexión. Libros, cursos universitarios y talleres de convenciones están repletos de la búsqueda de la música como algo completamente objetivo: matemáticas, si quieres. La naturaleza subjetiva del crear música- las cosas que nos llevaron a ello en primer lugar- la conexión, el arte, son cosas virtualmente ignoradas. Es con más frecuencia un subproducto que se enseña al final de un curso si sobra tiempo, cosa que nunca pasa, o es algo que esperamos que los estudiantes aprendan por sí solos.
No hay duda alguna de que como educadores es nuestro trabajo enseñar todo lo que abarca la caja de “maestría musical”. A veces, sin embargo, esculpimos esa caja con piedra de paredes tan altas, que nuestros estudiantes no pueden ver más allá de ella. Hacemos esto a través de métodos de enseñanza didácticos diciendo a nuestros estudiantes qué pensar, en lugar de utilizar el método crítico, compartiendo con ellos el cómo pensar. El resultado es un desierto seco intentando alcanzar lo inalcanzable: perfección.
Quizás nuestro trabajo estaría mejor visto enseñando todo dentro de una caja dibujada para ellos con tinta que desaparece. Al principio, las líneas son claras a medida que los estudiantes aprenden las reglas y mecánicas del hacer música. Más tarde, cuando van comenzando a explorar y descubrir su propia creatividad y expresión musical, las líneas comienzan a desaparecer –nunca alejadas de sus mentes, pero permitiendo expresar su propia voz y arte.
Mi verdadera preocupación es que con nuestros rígidos esfuerzos académicos, hemos perdido nuestro camino: nuestra conexión. Hemos olvidado que es nuestro trabajo enseñar conceptos, no crear clones. De alguna forma hemos perdido la memoria de aquellos primeros momentos cuando la música nos movía más allá de la descripción y simplemente no podíamos hacer nada más que convertirnos en músicos nosotros mismos.
¿Podría ser la falta de conexión la causa de la reducción de público en conciertos corales? Yo creo que lo es. La solución para lograr aumentar y retener al público no se basa en subestimar nuestro producto o reducirlo a un grupo de personas. De hecho es lo contrario: creo que se basa en llegar a nuestro público conectando con ellos en cada nivel posible.
En la mayoría de las universidades, atraer público a un concierto coral no es una prioridad. Pero debería serlo. Los cantantes invierten muchas, muchas horas para perfeccionar la música que tú has seleccionado para que ellos interpreten. ¿Por qué no querrían que alguien escuchase el resultado final? ¿Qué es lo erróneo de esa idea? Los conciertos corales se convierten en un ejercicio académico, como hacer un examen final. Después, los estudiantes salen a trabajar – sea en escuela, iglesia, comunidad u otros – y no tienen experiencia en conectar con el público, o ni siquiera en saber cómo atraer al público hasta la puerta para probar.
Esto debe formar parte de nuestro plan de estudios. Marketing, marcas y programación creativa son esenciales para mantener nuestro arte y no permitir que se vaya por el camino de los dinosaurios.
¿Cómo conectamos? Todo empieza contigo. ¿Recuerdas la última vez que te reíste a carcajadas, te secaste las lágrimas o simplemente experimentaste un momento transcendente de pura belleza y sacralidad en un concierto coral?
En la vida y en la música, conectamos exactamente con esas tres cosas: LRB!
Lágrima
Risa
Bocanada de Frio
Todos nosotros hemos estudiado la jerarquía de necesidades expuestas por Abraham Maslow. ¿Sabías que la lista completa es aplicable al canto coral? La primera es fisiológica. Todos coincidimos en que nuestra nutrición física y habilidades son absolutamente cruciales para lograr éxito en el canto. Más sobre este tema después.
La segunda es la necesidad de seguridad y protección. En el arte coral, siempre debemos tener cuidado de no buscar protección para nuestros cantantes convirtiéndoles en robots al arrancarles su individualidad. El verdadero significado de esa seguridad se basa en crear un espacio donde los cantantes pueden ser completamente ellos mismos. La música coral debe ser un lugar en el que los cantantes/estudiantes nunca sean menospreciados, avergonzados ni se los haga sentirse inferiores. Es la fusión de una variedad de matices humanos lo que hace emocionante la música coral. De lo contrario, sonaremos un poco mejor que un archivo MIDI. Y todos hemos oído corales que han trabajado tan duro para borrar cualquier individualidad, que el resultado es simplemente ése.
La tercera parte es la necesidad social humana. Entonces tenemos:
Fisiología
Seguridad
Conexión
No puedo imaginar otra tentativa que provea más de nuestras necesidades humanas que la música coral. Toca todos los puntos.
La conexión recae en seis campos. Los llevamos a conectar con lo siguiente:
La Voz
La música
Ellos mismos
Cada uno
Nosotros
El público
Veamos brevemente las seis.
Conexión con el Instrumento Vocal.
No se puede decir suficiente sobre la conexión al instrumento completo: cuerpo, mente y espíritu. Todos aquellos que trabajan en escuelas, iglesias y coros de la comunidad, posiblemente serán los únicos profesores vocales que sus cantantes tendrán.
¡Calentar tu instrumento es como una comida de cinco platos! Nunca debe ser tomada en el orden incorrecto ni saltarse ningún plato por falta de tiempo o atención. Cada vez que el instrumento es calentado, debe incluir por lo menos una deliciosa selección de cada uno de los grupos de comida en este orden! (Los verdaderos menús de cinco platos a veces incluyen otras selecciones o incluso en diferente orden, pero los ejercicios nunca deben cambiar!)
Aperitivo – Postura
Sopa – Respiración
Ensalada – Fonación
Plato Principal – Resonancia/Articulación
Postre – Arte
¡Negaremos el servicio a nuestros cantantes y a nosotros mismos si se hace el precalentamiento de cualquier otra forma!
Desafortunadamente para nosotros, el canto coral es un acto no natural en el mundo de hoy en día. La mayoría de la gente tiene mala postura. Nosotros requerimos una excelente postura. La mayoría de la gente accede al 20% de su respiración o capacidad vital. Nosotros necesitamos 50% -70% para cantar bien. La mayoría de la gente habla muy mal. Revertir eso para el canto coral es una de las tareas más difíciles. Ya no es “Come canta si parla”
Lo interesante acerca del calentamiento de cinco pasos es que los dos primeros de los cinco ejercicios de grupos de comida no requieren de las cuerdas vocales en absoluto. El primer grupo sólo usa el cuerpo y la mente. El segundo grupo accede al mecanismo de respiración y los ejercita. SOLO ENTONCES, se les permite usar las cuerdas vocales. El tercer plato es ayudarles a entender el funcionamiento de las cuerdas, fácil acceso, Bernoulli, registros, etcétera.
Una vez los tres primeros han sido conseguidos, eres libre para añadir ejercicios que exploren resonancia y ejerciten las articulaciones. Finalmente, exploramos el arte haciendo magia con nuestros instrumentos vocales, uniéndolos a otros para crear el arte coral. Esto puede -o no- requerir de canto, pero sí del estudio de la expresión musical.
Conexión a la música.
¿Por qué elegiste la música que estás presentando? Tus cantantes no tienen ni idea, a menos que se lo digas. Sin duda alguna tienes buenas razones para ello. Díselo. Siempre empieza con el texto. Léelo en voz alta. Habla sobre el significado. Deja a los cantantes opinar sobre el texto. Pídeles que investiguen sobre los autores, poetas o letristas.
Con frecuencia, nos lanzamos de cabeza y empezamos con detalles de la música. Terminamos abrumados y nunca salimos a tomar aire. Con frecuencia, cuando lo hacemos, es demasiado tarde. Hemos pasado el punto en el que no hay vuelta atrás. El texto nunca puede ser resucitado. El potencial de conexión está perdido.
Trabaja en la prosodia, las subidas y bajadas naturales del lenguaje. Diles a los cantantes qué palabras sientes TU que son las más importantes. Pídeles que pongan un pequeño punto sobre estas palabras desde el principio. Hablen sobre el texto juntos. Finalmente, después de poner la música junto con el texto, trabajado y trabajado en la parte musical de la ecuación, retrocede y lee el texto por última vez antes de subir al escenario. ¡Recuerda, la comprensión del público recae por lo menos en el 50% en la intención de tus cantantes de ayudar al público a entender! Si no les importa que el público lo entienda o no, no habrá suficiente dicción, pronunciación, articulación en el mundo para contrarrestar su indiferencia.
Conexión del uno al otro.
Una de las tareas más difíciles que tenemos es juntar en una habitación personalidades muy divergentes. Y los cantantes tienen “una amplia gama emocional”. Necesitamos proveer un liderazgo que les permita ser abiertos, para ser vulnerables el uno con el otro, para crecer juntos, aprender el uno del otro y crear arte como una unidad.
Esto no puede pasar cuando hay rencor de por medio.
¡Debemos ser creadores de paz, sanadores, consejeros, padres, pastores, terapeutas y más!
¿Dónde estaba eso en el manual de instrucciones?
Conexión con ellos mismos.
Aprender a cantar en grupo aporta lecciones de vida como ninguna otra actividad. Abarca todas las demás necesidades en la lista de Maslow: Auto estima, Confianza, Logro, Respeto por los demás, Ser respetado por los demás, Creatividad, Espontaneidad, Resolución de Problemas, Falta de Prejuicios, Aceptación de los hechos, Espiritualidad u Ofrecimiento de uno mismo.
La música es la forma artística que más cura. No es nada menos que transformadora. Este es probablemente uno de los aspectos más desafiantes de nuestra profesión. Todos hemos experimentado lo mejor y lo peor de ver a nuestros cantantes descubrir y revelar emociones profundas a través de la música que creamos cuando estamos juntos.
Conexión con el director.
Tus cantantes simplemente tienen que conectar contigo. Hay una y sólo una clave para ello: Autenticidad. Todo el mundo en este planeta puede descubrir una mentira. Eso no significa compartir con tus cantantes tus problemas personales o detalles de tu vida. Significa ser la misma persona en el podio y fuera de él. ¿Tus cantantes se quedan en clase después del ensayo? ¿Tus estudiantes permanecen en la sala de coral o cerca de ella? ¡Entonces estás haciendo tu trabajo!
He aquí otra área que es ignorada en nuestra educación; cómo dirigir, nutrir y permitir a nuestros cantantes ser vulnerables, crecer y arriesgar. Cada vez que se suben al escenario delante del público, contigo como líder, toman un riesgo. Se ponen en tus manos delante de un público. Si no confían en ti, no habrá magia.
Conexión con el público.
Como en el punto anterior, hay una clave crucial para conectar con el público: Intención. Una vez más, esto empieza contigo y con tu selección musical. ¿Cual es la razón por la que has elegido un repertorio específico? ¿Les has dicho a tus cantantes por qué? Las razones pueden abarcar una amplia gama, incluso “porque es bueno para ti” o porque “la partitura estaba de oferta.” Pero tiene que haber una razón para que ellos entiendan por qué están pasando tanto tiempo perfeccionando esa canción en particular. ¡Díselo!
La conexión que tus cantantes tendrán a través de ti con el público es una de las experiencias más mágicas de sus vidas.
Hay una línea emocional – exactamente a medio camino entre los cantantes y el público – donde se unirán. Encontrar ese lugar puede ser un camino muy precario. Si tus cantantes se sobre-emocionan, el público se retirará. Nadie va a un concierto para ver a tus cantantes tener una catarsis sobre el escenario. Si, por otro lado, tus cantantes se alejan emocionalmente de la conexión con la música, el público también se alejará, desconectará y perderá interés. Esto dará lugar a varias cosas. Una son los comentarios, “Estuvo bastante bien”. Nadie quiere ser “bastante bien”. ¡Otra es el hecho de que no volverán en lo inmediato a escuchar tus coros!
CONCLUSION
Bueno, realmente no hay conclusión. Al principio, declaré que mi esperanza era tener una conversación. Si he tenido éxito, tú me has estado hablando por lo menos en tu cabeza, aunque no en voz alta. Has reflexionado sobre tu propio camino, cómo has sido enseñado a crear música y cómo estás enseñando a otros. ¿Han ido algunos de tus estudiantes en busca de la música coral porque “tenían el gusanillo” debido a tu pasión? Si no, todavía no es demasiado tarde.
Cuando todo fue dicho y hecho, a la mayoría de los públicos no le importa los detalles. No le importa la perfección. Pero sin embargo le importa si siente o no una conexión. La mayoría de los grandes artistas y conjuntos de la historia han alcanzado su éxito a través de la conexión, no de la perfección.
¿Podemos tenerlo todo? Sí, podemos. Pero qué maravilloso sería tener la conexión como nuestra meta principal y la perfección como el subproducto. ¡Eso es un concepto!
Siempre recuerda este maravilloso eslogan:
Puede que no recuerden lo que cantaste, Pero nunca olvidarán como se sintieron. |
Timothy Seelig es cantante, director, profesor, orador motivacional ¡y un tipo gracioso! Es Director Artístico de “Golden Gate Performing Arts” y de la coral “Gay Men’s Chorus” de San Francisco. Fue profesor en la facultad de “Meadows School of Arts” en la Universidad Metodista del Sur por 14 años y es Director Artístico de “Emeritus of the Turtle Creek Chorale” la cual dirigió por 20 años. El Dr. Seelig tiene 4 títulos de grado, incluyendo el DMA de la Universidad del Norte de Texas y el Diploma de “Mozarteum Salzburg” de Austria. Como cantante fue barítono principal en la Opera Nacional Suiza en St. Gallen, Suiza. Publicó cuatro libros y cuatro DVDs en técnica de coral incluyendo varios best-sellers: “The Perfect Blend”, “The Perfect Rehearsal”, “The Perfect Choral Workbook” “Choral Quick Fixes”, “The Music Within” y “El Lenguaje de la Música”. Seelig continúa con una ocupada agenda como director invitado a lo largo de los Estados Unidos, Canadá y Europa. Conocido por su entusiasmo y sentido del humor, la revista Grammy dice: “El Dr. Seelig lleva el eclecticismo a un nivel superior”. El “Fort Worth Star Telegram” dice “Conocido como un buen cantante, también corta una gruesa loncha de jamón”. Es padre orgulloso de dos niños y un nuevo nieto.”
Traducción del inglés por Paula Sawyer, Hawái, USA