Por Tobin Sparfeld, DMA, profesor y director
Toksični Psalmi – Toxic Psalms: Carmina Slovenica
Karmina Šilec, Artistic Director
© 2015 Carmina Slovenica
En las actuaciones de coros, una crítica común es su insulsa representación visual. En el mundo multimedia en el que vivimos, aún son muchos los coros que se quedan quietos y cantan. Este tipo de comentarios, sin embargo, no pueden hacerse sobre Carmina Slovenica, un conjunto vocal de mujeres que fusiona la música coral con el teatro para crear programas poderosamente emotivos.
Fundado en 1964 como el Central Choir Maribor, este laureado conjunto fue uno de los más relevantes de Yugoslavia y cambió su nombre a Carmina Slovenica en 1997. Además de actuar frente al público, su propósito también es el de conectar e influir en la comunidad joven a través de la música.
Su actual directora artística es Karmina Šilec, una antigua componente del grupo que tomó las riendas del coro en 1989. Su visión artística recuerda a las antiguas tragedias griegas en las que participaban coros, y su papel como directora en las elaboradas producciones de Carmina Slovenica también incluye las competencias de directora de escena, diseñadora de escenarios y coreógrafa.
Toxic Psalms es la grabación (realizada en 2015) de una producción descrita por TheatreMania como “una increíble experiencia visual y auditiva” y como un espectáculo “energizante a la vez que perverso y encantador” según el The New York Times. A pesar de que el título no convence del todo para ser un álbum de música coral, las notas interiores explican las razones de dicha selección.
“Toxic Psalms es una reflexión sobre la angustia espiritual actual. Este proyecto refleja a través de la música el conflicto de Palestina, las armas de Siria, los campos de concentración, las reyertas familiares, las extinciones, la contaminación, los conflictos religiosos, e invita a la reflexión sobre la brutalidad humana. La vida de un hombre se ha convertido en un drama aquí y ahora: los hombres matan para conseguir la gloria de sus salmos. El papel del autor no es el de un agitador que se ve influido por el sentimiento de ‘algo se tiene que hacer’, sino que mantiene una posición meramente contemplativa. A pesar de ese ‘distanciamiento’, la violencia presente en Toxic Psalms está marcada por la política y la religión. Las religiones son una de las principales causas de matanza en el mundo. Sin embargo, la moralidad requiere que aceptemos la total responsabilidad de nuestras acciones, sin escondernos detrás de la figura de un ser superior…”.
Independientemente de que los lectores puedan encontrar esta declaraciones controvertidas o no, seguramente les llamará la atención las provocadoras imágenes de la producción teatral que incluye el álbum: cantantes vestidas de negro con distintos decorados, poses de danza contemporánea, máquinas de humo, maquillaje teatral y una mujer que exprime zumo de fruta directamente en su boca.
Sin embargo, dejando a un lado la escenografía teatral, la grabación del sonido es más tradicional, a pesar de que contiene principalmente música occidental contemporánea. La primera obra es Paskutinės Pagonių Apeigos (los últimos ritos paganos), un oratorio compuesto por el compositor lituano Bronius Kutavičius. Esta obra está compuesta para coro y voz solista femenina y presenta un potente acompañamiento de teclado eléctrico. La primera parte “O You Green Grasshopper” presenta movimientos aleatorios dentro de una serie de armonías, le sigue “Celebration of the Medvėgalis Hill”, una parte con líneas minimalistas que se cruzan rítmicamente. El siguiente pasaje es “Incantation of the Serpent”, donde las indicaciones obligan a que el solo de soprano domine por encima de las melodías serpenteantes del coro, que es acompañado por un acordeón. El movimiento final deja el protagonismo al órgano, que toca una serie de complejos acordes por encima de las evocadoras líneas vocales del coro. Los textos son simples y enfatizan las relaciones primarias entre el hombre y la naturaleza.
La siguiente obra es Puksånger (canciones de timbales) del compositor sueco Karin Rehnqvist, cantada por dos sopranos solistas con acompañamiento de timbales. Tanto al comienzo como al final de la obra presenta un dramático recitado o kulning (llamada del ganado), una tradición escandinava a la que este compositor recurre habitualmente.
El álbum continua con otras tres composiciones europeas contemporáneas. La más relevante es Tuulet (Vientos) de Tellu Virkalla (ahora conocido como Tellu Turkka), un violinista finlandés. A pesar de que comienza de manera tranquila, con una melodía de tipo popular finlandesa cantada en terceras, se convierte rápidamente en una obra movida, con un enérgico acompañamiento de tambor y una medida de 5/4. La gran energía y el brillante timbre de Carmina Slovénica la convierten en una de las obras más emocionantes, pegadizas y destacadas del álbum.
El CD también incluye la conocida Past Life Melodies, que la compositora australiana Sarah Hopkins compuso en 1991 dedicada a su padre, John Hopkins. La evocadora melodía de Hopkins y la inquietante melodía secundaría se apoyan sobre un colchón sonoro de zumbidos. Al final de la pieza se introduce el canto armónico, y los armónicos se pueden escuchar fácilmente sobre la brillante colocación vocal del conjunto. Desafortunadamente, el tono fluctúa un poco en esta obra y el coro se sube casi un semitono durante la última nota tenida.
Junto a las numerosas obras contemporáneas aparecen dos obras históricas. La primera es el Bogoroditsje Devo de Rachmaninov, el movimiento más conocido de sus Vísperas. El coro hace una interpretación tradicional y Hermosa del arreglo para voces iguales de la obra. Esta es seguida abruptamente por De Profundis de John Pamituan, una obra disonante en latín sostenida por un ostinato de las altos y bajo eléctrico. El texto es de un poema del poeta español Federico García Lorca.
A continuación vienen más obras contemporáneas, entre las que se incluye Raua needmine, del compositor estonio Veljo Tormis. Esta intensa obra, con texto del poema épico el Kalevala, se presenta en forma de pregunta-respuesta entre la solista y el resto del coro, y alterna secciones caracterizadas por un profundo misterio con otras muy enérgicas, con golpes de tambor. En un nuevo cambio dramático, escuchamos a los instrumentos de cuerda introduciendo el “Sancta mater speciosa” del Stabat Mater de Pergolesi. Aunque la articulación del coro es brillante, la afinación (sobre todo en el cambio de octava) y el empaste podrían mejorarse.
Aunque no sea perfecto, Toxic Psalms es un álbum fascinante. Carmina Slovenica debería ser alabado por su inventiva y sus programas temáticos, además de por su compromiso a la hora de introducir música coral de calidad en sus significativas coreografías y convincentes elementos visuales. Su manera de cantar, a pesar de no ser exquisita, es bastante potente y alternan los timbres vocales de manera impresionante a lo largo de todo el programa. Muchos de los compositores de las obras de Toxic Psalms no son muy conocidos, pero sus composiciones forman un buen conjunto.
Las inclinaciones políticas de Carmina Slovenica pueden no ser del gusto de todos los oyentes, al igual que su innovador programa, que no es excepcionalmente difícil. Además, algunos aspectos musicales están lejos de ser perfectos, como pequeños (pero apreciables) problemas de afinación y los fade-outs presentes al final del dueto de Pergolesi y del Kyrie Eleison de Boaz Avni, que distraen ligeramente. Sin embargo, el mayor problema de Toxic Psalms es el propio formato CD. Privado de los elementos teatrales, la grabación no llega al público de una manera tan potente como la actuación en directo. Por ejemplo, en la obertura instrumental del “Sancta mater speciosa” se escuchan sonidos de percusión que parecen provenir de una coreografía grupal; sin embargo, quien escucha el CD solo puede hacer suposiciones al respecto. Además, las fotografías incluidas en el álbum sugieren una intensa carga teatral.ouna manera tan potente como la a actuaciabacileison de Boaz Avni. Sin embargo, el mayor problema de Toxic Psalms es el propio f
Siendo solo un eco de su formato original, Toxic Psalms presenta una emocionante mezcla de interpretación coral, danza y teatro. La iniciativa de Carmina Slovenica debería ser tenida en cuenta como un posible modelo a seguir por otros conjuntos vocales a la hora de crear espectáculos para conectar con un publico moderno.
Como antiguo miembro del St. Louis Children’s Choir, Tobin Sparfeld ha actuado por todo el mundo, desde Vancouver (Columbia Británica) hasta Moscú (Rusia). Tobin también ha cantado en Seraphic Fire y Santa Fe Desert Chorale. Además, ha trabajado con coros de todas las edades, como Director Musical Asistente del Miami Children Chorus y Director Asociado del St. Louis Children’s Choir. También ha impartido clases en el Principia College y ha sido Director de Actividades Corales de la Millersville Universty de Pennsylvania. Tobin obtuvo su DMA en Dirección en la Universidad de Miami, donde estudió con Jo-Michael Scheibe y Joshua Habermann. También posee un Diploma de Profesor Artista del CME Institute, dirigido por Doreen Rao. Actualmente, dirige dos coros y el programa vocal del Glendale Community College de Glendale (California). Correo electrónico: tobin.sparfeld@gmail.com
Traducido del ingles por el equipo de traductores de español del BCI