Jake Runestad, compositor, EE. UU.
Crear música informada e inspirada por escritores fuera de mi propia cultura es como tejer una prenda adornada con hilos multicolores: cada hilo contiene una historia compleja propia, y estos hilos deben unirse de manera consciente y cuidadosa en un solo tapiz. Este tejido de texto y música me enseña sobre nuevas personas y lugares, me desafía a considerar perspectivas alternativas y fomenta una mayor compasión por los demás.
Hace varios años recibí un encargo de Kantorei, un coro fantástico con sede en Denver, EE. UU. Kantorei tiene una hermosa amistad con el coro guatemalteco Vocalis, y deseaban encargar una nueva pieza musical para unir los dos coros y culturas: música de los EE. UU. y poesía de Guatemala. Después de mucha investigación, elegimos al poeta maya Humberto Ak’abal (1952-2019) como la voz poética de Guatemala. Los poderosos poemas de Ak’abal hablan del terror al genocidio contra la población indígena, la belleza y la importancia de la tierra y el papel del arte frente a la dificultad. El Último Hilo, la obra musical resultante compuesta para coro SATB, cuarteto de cuerdas y marimba (el instrumento nacional de Guatemala), presenta los poemas de Ak’abal tanto en k’iche’ (un dialecto maya) como en español. Pero antes de comenzar a componer (y debido a que no soy un hablante nativo de estos idiomas), ¡tenía mucho trabajo por hacer!
Nací y crecí en los EE. UU., soy hablante nativo de inglés y tuve la suerte de aprender español como segundo idioma en mi educación. He pasado mucho tiempo en países de habla hispana (Perú, Colombia, Argentina, Costa Rica, España y Guatemala) y, aunque me considero fluido en español, no lo siento nativo en mi cuerpo. Hablar otro idioma de forma nativa requiere involucrarse en la personalidad de ese idioma completo, con matices culturales, dialectos, jerga y años de inmersión. Componer obras vocales con textos en inglés me resulta muy natural, pero otros idiomas requieren un enfoque diferente.
Al crear una pieza musical con palabras, los compositores deben estar completamente informados sobre el autor y el texto antes de escribir una sola nota. Cuando el compositor tiene una idea clara del quién, qué, dónde, cuándo, por qué y cómo del texto, está más preparado para iluminar las palabras con intención y autenticidad. Trabajar con poesía que no está en el idioma nativo del compositor presenta otra capa de desafíos. Mi enfoque de este proceso incluye cuatro pasos:
1. Investigación
Al prepararse para poner música a un texto, el compositor debe estudiar el contexto histórico detrás del autor y sus palabras. Algunas preguntas que me hago incluyen: ¿Cuándo y dónde vivió el autor? ¿Qué estaba pasando en el mundo/su comunidad en ese momento? ¿Cómo impactó ese tiempo y lugar en la obra del autor? ¿Cómo y por qué el autor escribió las palabras (rayadas en la pared de un campo de exterminio en la Alemania de la Segunda Guerra Mundial, escritas en un diario personal, una carta de amor, etc.)? ¿Qué matices culturales y metáforas están incrustados en el texto? Por ejemplo: el quetzal es el ave nacional de Guatemala, pero también es la unidad monetaria. ¡Si supusiera que el autor estaba hablando del pájaro, estaría en problemas si el poema realmente hablara de dinero! Aquí es donde se vuelve crucial consultar con un hablante nativo para descubrir el mayor significado posible.
2. Sumergirse y absorber
Para tener una comprensión más clara de la vida y el lenguaje del autor, me sumerjo en una amplia gama de su producción creativa, en la música de su cultura, en las obras de otros artistas de su cultura y en el lugar donde vive(n) (ya sea físicamente o a través de formas de medios visuales). Cuando trabajo con un idioma que no es inglés, busco grabaciones de hablantes nativos y cantantes y escucho durante horas para familiarizarme con los sonidos y ritmos del idioma. Cuanto más pueda ingerir del mundo sonoro y visual del autor, más claramente comunicará mi música el matiz de la intención del autor.
3. Encarnar
No importa el idioma del texto, debo sentirme cómodo hablándolo y cantándolo de manera idiomática. Si el idioma no es mi lengua materna, trabajo con un hablante nativo para poder aprender las pronunciaciones, prosodia/ritmos y matices correctos de la forma de la frase. Es mi trabajo internalizar estas palabras y poder expresarlas correctamente.
4. Crear
Una vez que me siento cómodo con los pasos anteriores, estoy preparado para comenzar a crear música. Este proceso implica improvisar y cantar las palabras dentro de su contexto cultural y emocional para descubrir las líneas musicales innatas en cada frase (¡este auténtico canto/¨fisicalización¨ es crucial!). La instrumentación, el material musical, la forma y todos los aspectos del trabajo están respaldados por los tres pasos anteriores.
Para El Último Hilo, aprendí todo lo que pude sobre Guatemala y su historia, hablé con guatemaltecos para obtener su perspectiva, escuché horas de diversos géneros musicales cantados en español y trabajé con hablantes nativos de k’iche’ y español. Un amigo de Humberto me grabó el K’iche’ y practiqué diligentemente hasta que pude imitar cada sonido, ritmo y frase. Trabajé con cantantes profesionales (y gurús de la lengua) para crear la notación IPA para el quiché y la incluí en la partitura. También tuve el honor de visitar la casa y el estudio de escritura de Humberto, comunicarme con su madre, hermana y viuda, y visitar su tumba (¡el poder de esta visita merece su propio artículo!).
Crear este trabajo fue una experiencia transformadora para mí y para todos los involucrados. El Último Hilo tiene belleza, poder y profundidad por las palabras de Humberto, y también por el gran cuidado que pusimos en relacionarnos con el contexto que rodeaba sus poemas y su historia. Entrelazar texto, música, cultura e historia de manera informada e intencional profundiza nuestras experiencias musicales y enriquece el poder comunicativo de nuestra forma de arte, lo que da como resultado un hermoso tapiz de comunidad y empatía.
Considerado “uno de los mejores compositores estadounidenses jóvenes” (Chicago Tribune), el compositor y director de orquesta ganador del EMMY® y nominado al GRAMMY® Jake Runestad ha recibido encargos de conjuntos y organizaciones líderes que han interpretado sus obras, como Voces8, Washington National Opera, the Philippine Madrigal Singers, Netherlands Radio Choir, Swedish Radio Symphony Orchestra, Dallas Symphony Chorus & Orchestra, Pacific Chorale & Symphony, Santa Fe Desert Chorale y un álbum de Runestad nominado al GRAMMY® de Conspirare llamado “The Hope of Loving.” En 2019, Jake se convirtió en uno de los compositores más jóvenes en recibir la prestigiosa comisión Raymond C. Brock de la Asociación Estadounidense de Directores Corales. Apodado “estrella de rock coral” por American Public Media, Jake es uno de los compositores más frecuentemente interpretados en todo el mundo y ha viajado para dirigir y dictar clínicas a conjuntos en todos los continentes menos uno. Jake Runestad tiene una Maestría en Composición del Conservatorio Peabody de la Universidad Johns Hopkins, donde estudió con el compositor ganador del Premio Pulitzer Kevin Puts. Más en: JakeRunestad.com
Traducido del inglés por Ariel Vertzman, Argentina
Revisado por Juan Casasbellas, Argentina