Un Festival Coral en el Límite de Dos Continentes
Andrea Angelini, jefe de edición del BCI, director de coro y docente
Ekaterimburgo se encuentra dentro de la línea fronteriza que separa Europa y Asia, una ubicación única que la convierte en una ciudad transcontinental. El área de Ekaterimburgo divide las tierras continentales más grandes del mundo, Europa y Asia, y luce monumentos que rinden homenaje al encuentro entre el Este y el Oeste.
Llegué al aeropuerto de Koltsovo en uno de los primeros vuelos que partían de Helsinki. Del mismo modo que en las películas antiguas ambientadas en Hawái los pasajeros que llegan en avión son recibidos por gente del lugar que viste faldas hula, yo esperaba ser recibido en Ekaterimburgo con un tazón de borsch y un chupito de vodka. Sin embargo, no vi a ningún ruso bebiendo vodka durante toda mi estancia. Maria y Anna, quienes me esperaban en la sala de llegadas, me llevaron al hotel, ubicado justo frente a una estación de tren muy ajetreada. Mis primeras impresiones de la ciudad fueron las típicas: tranvías y trolebuses, edificios de apartamentos de estilo soviético, obras en construcción e incluso un puesto de comida uzbeka al final de la calle. Tras los símbolos y maravillas más típicos, empecé a toparme con algunas sorpresas. La primera de todas fue el tipo de negocios. Hay bancos y peleterías en casi todas las esquinas, además hay tiendas de diseñadores como Gucci y Givenchy. También me sorprendieron las personas: cálidos y muy amables, dispuestos a ayudarte en cada ocasión.
El Festival Coral y la Competición Internacionales Cantata Eurasia (éste fue su segundo año) es, en la escena internacional, un evento bastante nuevo. Sería demasiado fácil quejarme. En cambio, diré que me sorprendió gratamente ver que toda la organización, dirigida por Helena Bartnovskaya y Natalia Egorova, funcionaba como un reloj suizo.
Me quedé impresionado con los sitios donde se llevó a cabo el evento. Todas las categorías de la competición se celebraron en el histórico y fascinante salón de conciertos del Conservatorio de Música de Ekaterimburgo. La ceremonia de clausura se llevó a cabo en un centro cultural espacioso y espléndido, con un enorme escenario, buenas instalaciones entre bambalinas y asientos muy cómodos. Entre un evento y otro hubo tiempo para algunos encuentros oficiales con las autoridades de la ciudad, quienes agradecieron a los organizadores del festival su dedicación y compromiso.
El número total de coros participantes fue realmente alto, algo no siempre visto en un concurso como este. Yo conté 75 grupos corales que compitieron en varias categorías. Esto demuestra que Rusia goza de una excelente salud y aún muestra el «deseo de cantar» (esto será comentado en detalle en el próximo BCI).
Ekaterimburgo es conocida hoy en día más que nada por ser el lugar donde el Zar Nicolás II y su familia fueron asesinados en 1918. La casa donde vivían fue demolida en 1977, por orden de Boris Yeltsin, que era, en aquel entonces, el líder local de Ekaterimburgo. Más adelante, en 1998, Yeltsin representó al pueblo cuando al Zar y su familia se les dedicó un funeral de estado; los miembros de la familia están hoy enterrados en la Catedral de San Pedro y San Pablo de San Petersburgo. En el lugar exacto donde estaba la casa de la familia se encuentra, desde 2003, la «iglesia edificada sobre la sangre en honor de todos los santos resplandecientes de la tierra rusa», que conmemora a la familia Romanov y su santidad. Visitar este lugar es conmovedor y evoca fácilmente fantasmas del pasado. Recomiendo también visitar el Foso de Ganya, a 16 kilómetros de la ciudad, donde se está construyendo un enorme monasterio en el lugar en que se encontró al último Zar y a su familia. Solo es un pozo poco profundo, donde los revolucionarios soviéticos habían intentado disolver, quemar y de cualquier forma borrar toda prueba de los cuerpos tras la ejecución.
Debido al gran número de coros participantes sería imposible nombrar a los ganadores de todas las categorías. Solo quiero mencionar a algunos de los que impresionaron a los miembros del jurado, formado por: el presidente Milan Kolena (Eslovaquia), Jean-Claude Bernard (Francia), Nina Grigoryevna Groshikova (Rusia), Andrea Angelini (Italia), Victor Emel’yanov, Vladimir Zavadskiy, Elena Nakishova y Dmitriy Rozvizev (Rusia). En primer lugar me gustaría destacar a la agrupación que recibió el galardón al mejor coro, Vita in Canto, dirigido por Yuliy Kopkin; también son dignos de mención el ganador de la categoría «coro de niños hasta 16 años» (coro Rainbow, dirigido por Oksana Abakumova) y el ganador de los «coros juveniles SATB» (Orpheus, dirigido por Svetlana Dolnikovskaya). La lista completa de los ganadores está disponible en el sitio web www.eurasia-cantat.ru/en/.
Los organizadores realmente esperan y confían en el sostén y entusiasmo de las autoridades de la ciudad para organizar el siguiente festival y poder así celebrar de nuevo la alegría y la música compartida entre los dos continentes más antiguos –en lo que a cultura respecta- de la Tierra.
Traducido por María del Socorro Cinconegui
Edited by Graham Lack, Germany