Y el Papel del Coro en las Óperas de Compositores Bielorrusos
Por Yuri Karaev
En el siglo XVIII, el desarrollo de la educación musical y del profesionalismo provocó la aparición de numerosos teatros de música privados en el territorio de Belarús, que invitó a directores, compositores, profesores e intérpretes para trabajar allí. En la primera época, los investigadores atribuyen este período de prosperidad musical y teatral al hecho de que la aristocracia comenzó a interesarse más en géneros musicales y teatrales que requirieron una importante cantidad de financiamiento.
La ópera “Agatka” de Jan Dawid Holland (1746-1827) es considerada como la primera ópera nacional bielorrusa creada por un compositor profesional. Fue interpretada el 17 de septiembre de 1784 en Nesvizh, en honor de la llegada del rey de la Mancomunidad de Polonia-Lituania, Stanislaw August. La ópera tuvo un gran éxito y fue ejecutada varias veces en Varsovia (1785, 1788, 1791, 1799, 1820), Lvov (1796-1799), Lublin (1786), Cracovia (1815) y Poznan (1826). La música de la ópera exhibe las características principales del estilo de J.D. Holland, seguidor de las escuelas de Viena y Berlín. Al mismo tiempo, la esfera de entonación de los personajes líricos y la danza estuvo también influenciada por el folklore eslavo.
Desafortunadamente, numerosas partituras de ópera de famosos compositores que trabajaron en el territorio de Belarús en los siglos XVIII y XIX desaparecieron sin dejar rastro o solamente se han encontrado algunos fragmentos. Éstos incluyen óperas como “El filósofo cambiado” de M.K. Oginsky (realizada en 1771), “Los aumentos obtenidos ilícitamente nunca prosperan” (1780-1782) y “El anciano del pueblo en Alba” (1785-1786) de J.D. Holland, y “La competencia de músicos” y “La chica del pueblo” (“Pueblo idílico”) de S. Moniuszko. Por otra parte, es difícil estudiar los manuscritos de estos trabajos porque muchos de ellos se hallan actualmente en archivos musicales más allá de las fronteras de la moderna República de Belarús. En la primera época, esto hace referencia a los trabajos de S. Moniuszko: “Reclutamiento de conscriptos” (interpretada el 10 de octubre de 1841) y “El agua milagrosa” (realizada en la década de 1840 en Vilnius). Actualmente, los fragmentos de estos trabajos se encuentran en Sociedad Musical de Varsovia.
La nueva etapa de desarrollo del arte de la ópera nacional está vinculada a la apertura del Teatro del Estado de Ópera y Ballet de la República Socialista Soviética de Belarús en 1938. Numerosos montajes de obras maestras de la ópera extranjeras, así como de óperas nacionales bielorrusas, tuvieron lugar allí durante 1938-1940: “Mikhas’ Padgorny” de E.K. Tsikotsky, “En los bosques de Palesse” de A.V. Bogatyryov, y “La flor de la felicidad” de A.E. Turenkov.
Durante la Segunda Guerra Mundial, el personal del teatro fue evacuado a Minsk, y el edificio del teatro resultó seriamente dañado. La apertura del edificio reconstruido del teatro en 1947 estuvo marcada por la puesta en escena y estreno de una de las mejores óperas nacionales, “Kastus’ Kalinouski” de D.A. Lukas. El repertorio de la preguerra fue completamente restaurado únicamente en el año 1949. Las óperas realizadas hacia finales de los años 40’ y en los años 50’ constituyen lo mejor de las óperas teatrales de Belarús. Entre ellas están las óperas de A.V. Bogatyryov, E.K. Tsikotsky y A.E. Turenkov, como la ópera “Nadezhda Durova” (1947) de A.V. Bogatyryov; “Rosa espinosa” (1960) de Yu.V. Semeniako; “Cuando caen las hojas” (1968), “Estrella Venus” (1970) y “Su primavera” (1962) de E.A. Glebov; y “Canción sobre el destino” de V.G. Muliavin. Las características distintivas de las óperas nacionales de este período son los temas referidos a la liberación popular y tensas intrigas dramáticas, que están estrechamente relacionadas con los acontecimientos de la Segunda Guerra Mundial. Es también digno de mencionar que los episodios corales que desempeñan el papel de fondo para la acción tienen naturaleza (de género) cotidiana, que agrega cierto color nacional a la ópera. Los compositores utilizan a menudo fragmentos de canciones y danzas populares, diferentes métodos de la lírica popular y canciones de guerra estilizadas. La base nacional e histórica de las óperas de ese período contribuyó al establecimiento del coro como uno de los personajes principales en la actuación.
El período moderno de desarrollo del arte de la ópera está conectado con la próspera actividad de los compositores y comienza durante los años 70’ del siglo XX. La escuela nacional de composición se desarrolló durante la primera mitad del siglo XX bajo una fuerte influencia de la escuela rusa (tanto en aspectos estilísticos como artísticos). Recién hacia mediados de los años 70’ del siglo XX, el impacto del posmodernismo y la activa sincronización del proceso musical y teatral nacional con el europeo permitieron que el sistema artístico del arte de la ópera contemporánea se renovara.
El comienzo de la etapa actual de desarrollo del arte de la ópera bielorrusa está vinculado a menudo con la puesta en escena de la ópera “Giordano Bruno” (1977) de S. Cortes, que abordó los principales problemas de la sociedad moderna relacionados con la perspectiva de la sociedad y del mundo. La interpretación original del autor sobre la vida de Giordano Bruno fue hecha en el género de la “acción filosófica y periodística con características oratorias y rasgos del drama hagiográfico” y suscitó un gran interés tanto de la audiencia como de los especialistas musicales. El papel dominante del coro consiste en la construcción de líneas argumentales, de una vívida orientación estructural y compositiva, que se expresa en la función de unión y encuadre de ciertos episodios, así como de la ópera en su conjunto. Debe también destacarse que el texto de la parte del coro es simbólico, que se muestra con perspectivas metafóricas que permiten percibir la acción más allá de los límites de un determinado tiempo y lugar.
Las obras de S. Cortes incluyen las óperas “Madre coraje” (1980) y “Visita de una dama” (1989). Cada una de ellas subraya la importancia de la parte del coro en la construcción de las líneas argumentales básicas de las óperas, definiendo el tiempo y el lugar de la acción. La introducción del coro contribuye a la encarnación viva de las fases culminantes de la ópera. Con la ayuda de la sonoridad coral, el compositor logra producir los efectos cinematográficos del “cuadro detenido”, “montaje” y “disolver la visión”, utilizando escenas corales en los momentos culminantes para destacar rasgos inherentes al género de la parábola como alusiones, dualidad semántica, y también en la introducción de personajes comentaristas.
Con la ayuda del coro, otros autores utilizan también dispositivos dramatúrgicas similares, como por ejemplo Yu.V. Semeniako en “Nueva tierra” (1978), D.B. Smolsky en “Antigua leyenda” (1978) y “Francisk Skoryna” (1988), V.E. Soltan en “La cacería salvaje del rey Stach” (1988) y “Señora Yadviga” (1990), y E.A. Glebov en “Maestro y Margarita” (1992). Una de las características distintivas del teatro musical nacional bielorruso es la extraordinaria importancia del coro de la ópera, que se muestra a través de la entonación musical que constituye la base de la entonación del análisis dramatúrgico y de entonación, y el conflicto de entonación.
La más reciente “gran” ópera nacional fue compuesta hace relativamente poco tiempo. En 1992, el Teatro Nacional de Ópera y Ballet de Belarús decidió poner en escena la ópera “El príncipe de Novogrudok” de A.V. Bondarenko. La trama nos cuenta acontecimientos históricos durante la formación del Gran Principado Lituano en la mitad de siglo XVIII. La fundación histórica y el vívido colorido espiritual y religioso de la trama determinaron el género de la ópera, en la cual las escenas corales son indudablemente la parte dominante de la acción musical y dramatúrgica en su conjunto. Esto puede ser demostrado por la forma en que los especialistas de ópera definen la obra “El príncipe de Novogrudok”: “ópera-oratorio”, “ópera coral épica”, “drama histórico”, “ópera coral”.
En las óperas de los compositores bielorrusos, las escenas corales desempeñan a menudo el papel principal en el desarrollo de la acción musical y dramatúrgica, pero “El príncipe de Novogrudok” es casi único en este contexto. Las grandes escenas corales elaboran la trama cristiana y pagana de la ópera, y el aspecto épico está representado por el coro que interpreta una función unificadora dentro de la ópera. La parte coral, así como los diálogos y conjuntos, permite desarrollar la acción inmediata de la ópera, y el coro es un participante activo de esta acción. El coro participa en la acción y la comenta en nombre del autor; la voz del coro tiene un significado general y subjetivo. El coro se compadece de los personajes y “supera” la acción, generalizando lo que está sucediendo en la escena desde el punto de vista de los tiempos modernos y de la historia.
La ópera “El príncipe de Novogrudok” no fue sólo un hito en la historia del arte de la ópera nacional, sino que también abrazó la tendencia de volver a la perspectiva espiritual y cristiana en los géneros musicales y teatrales. La música religiosa que fue prohibida en el período soviético (desde 1917 hasta la década de 1980), comenzó a penetrar en los géneros seculares tales como cantata, oratorio, sinfonía con coro y ópera. Esto probablemente está relacionado con el hecho de que esas obras abrazan numerosos y muy significativos temas e ideas para los compositores, que son la esencia de su propia actividad espiritual y creativa.
Yury Karaev es un estudiante de posgrado del Departamento de Historia de la Música de la Academia Estatal de Música de Belarús. Se graduó de esa institución con la calificación de “director coral”. Yury enseña dirección coral en Minsk, en el Escuela de Música que ha sido denominada posteriormente “M. Glinka” y en la Academia Estatal de Música de Belarús, y está siempre en el centro de los acontecimientos corales de Belarús, ya sea como intérprete de obras en calidad de tenor, o bien, como organizador de eventos para toda la República; realiza investigaciones en el ámbito de la historia y teoría del arte de la ópera, de la ópera y de la dramaturgia coral. Correo electrónico: karaev@tut.by
Traducción: Mgter. Javier Perotti, Argentina