Andrew Potter, Editor y supervisor
En esta edición del ICB se examina el trabajo de varias organizaciones corales nacionales. El autor es un antiguo presidente de la Asociación Británica de Directores de Coros.
Cantar es realmente el Zeitgeist, el espíritu de la época en el Reino Unido, pero ¿cómo encaja la música coral británica dentro del contexto internacional?
“La isla está llena de sonidos
y músicas suaves que deleitan y no dañan”
Las palabras de Shakespeare en La tempestad resonaron en la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de Londres 2012 y reflejan la importancia de la música para los británicos. Se presentó una maravillosa variedad de cantantes y canciones. Estas palabras y las diversas ceremonias olímpicas encajan bien con los valores de la FIMC, que incluyen ayudar a preservar la música coral y promover la diversidad cultural.
La música coral Británica tiene sus más profundas raíces históricas en la tradición coral de colegiatas y catedrales donde coros de chicos y hombres han cantado y desarrollado preciosa música sacra durante más de medio milenio. Hay una fuerte tradición de 150 años en hacer música amateur en comunidad, y en el último medio siglo la música popular británica y los artistas han adquirido una posición de liderazgo en el repertorio mundial.
Hace poco más de 25 años se formó la Asociación Británica de Directores de Coros (ABCD por sus siglas en inglés) para posibilitar una mejor formación, la creación de redes de contactos y el intercambio de conocimientos. Organismos que representaban grupos corales han existido durante décadas, pero ninguno de ellos representaba a los directores. Ahora, con 700 miembros, ABCD ha desarrollado una web informativa e interactiva, varios programas de formación (a los que con frecuencia asisten colegas de fuera del Reino Unido) y una convención anual. La formación de ABCD coincidió con el florecimiento del canto coral provocado por un concurso televisivo, El coro del año, que mostraba la realidad de cómo se hace la música coral. Se empezó a reconocer lo que los líderes corales necesitaban en gran medida: ser técnicos en términos de voz, sonido colectivo o interpretación.
Con frecuencia los británicos pueden parecer inflexibles e incluso arrogantes en lo que se refiere a sus tradiciones, pero existe también la costumbre británica de dudar de uno mismo. No podemos evitar sentir que nuestras selecciones nacionales de fútbol, no importa lo bien que empiecen en el Mundial, caerán inevitablemente. Nos llevó unos cuantos días en las Olimpiadas darnos cuenta de que íbamos a ofrecer unos juegos de gran éxito, incluso más allá de nuestros sueños. Quizá nuestra fuerte tradición ha impedido el desarrollo de lo que vemos en otros países. ¿Es un juicio justo decir que somos cerrados, defensivos o autocomplacientes? La verdad, como siempre, está probablemente en algún punto intermedio.
Sondeé a algunos miembros clave de ABCD que tienen una gran experiencia en la música coral en todo el mundo. En conjunto han trabajado o participado en competiciones y festivales en el norte, centro, sur y este de Europa, América del Norte y del Sur, China, Corea del Sur, Australia, África e Israel. Muchos coros británicos han ganado las más exigentes competiciones, así como también lo han hecho un buen número de coros de fuera del Reino Unido dirigidos por británicos. Pero pronto me di cuenta de lo poco que sé a la hora de definir y medir el desarrollo del éxito coral británico en un contexto internacional.
Entre mis amigos surgió un buen número de temas, y el primero de ellos fue la falta de formación en el Reino Unido. Parece que esto es algo que se deja en manos del ABCD, impartimos una serie de cursos básicos, intermedios y avanzados a los que asisten cada año 80 personas. Algunas universidades nos echan también una mano, pero sin un programa sistemático o integral de ámbito nacional. (Un amigo ilustra lo bien dotada de recursos que está la formación en Corea del Sur donde, para un curso de música coral de una semana, toda la música estudiada, que generalmente se toma de publicaciones recientes, se editó en un libro con CD).
La falta de formación disponible puede darse porque comparativamente hay pocos puestos remunerados. En el Reino Unido, la dirección de coros no es una gran «profesión». Hay pocos puestos asalariados fuera de la BBC, las catedrales y los coros de las universidades de Oxford y Cambridge. Muchos de nuestros mejores directores de coros trabajan al máximo para poder ganarse la vida o complementar su trabajo coral con la enseñanza en otros campos de la música. Otra inevitable razón para la falta de formación puede ser la falta de aspiración. Muchos coros amateurs son poco exigentes con sus directores corales, sin darse cuenta de cuánto mejores podrían ser bajo la dirección de alguien mejor formado y más experimentado. Una de las labores de ABCD debería ser ayudar a los coros a elegir un director que les lleve a nuevos niveles, más que simplemente encontrar a alguien con quien puedan trabajar.
En Estados Unidos, Corea del Sur y parte de Europa hay una fuerte y populosa infraestructura profesional donde las universidades contratan a profesores de canto coral para una amplia viariedad de grupos y donde presupuestos importantes de la Iglesia financian un director y otros recursos como una cuestión rutinaria. Un buen número de nuestros mejores directores británicos se han ido para buscar puestos clave en otros países.
Así que si la financiación de la formación y la infraestructura es una vieja polémica, lo mismo ocurre con la financiación de los viajes. Vemos coros de muchas otras partes del mundo que tienen mucho mejor acceso a este tipo de financiación. Esencialmente (e irónicamente), a pesar de que hay excelentes iniciativas para traer interesantes gurpos musicales extranjeros a nuestro país, hay poco o ningún dinero público para permitir a los coros del Reino Unido viajar al extranjero. Ni siquiera nuestros coros juveniles de primera categoría y los grupos amateurs ganadores de premios pueden generalmente acceder a financiación pública. Más bien, cualquier coro que quiera viajar tiene que encontrar su propia financiación, obteniéndola de los padres, los negocios o la organización de fiestas. De nuevo, son los coros de las universidades tradicionales los que representan una excepción porque generalmente cuentan con adineradas fundaciones, algunos incluso contratos de grabación muy lucrativos, para financiar amplios programas de viaje.
Relacionado con este asunto está el de la accesibilidad. Viajar con los coros se ha convertido en menos que una opción para la gente joven o los directores de coros que son profesores de escuela. Existe un desequilibrio entre nuestro año académico y el de la Europa continental, y también con el de Estados Unidos y Australia. Parafraseando a un amigo que trabaja en el extranjero: «A diferencia del sistema educativo en el Reino Unido que se obsesiona por los resultados, los exámenes y el curriculum, las escuelas de Italia, Alemania y otros países están mucho más relajadas permitiendo que los niños se tomen su tiempo para experimentar oportunidades en las que de otra forma, no podrían participar».
Los padres no quieren que sus hijos pasen tanto tiempo cantando si por ello no pueden preparar bien sus exámenes importantes. Quieren estar seguros de quién cuida de sus hijos y están menos dispuestos a aceptar las estancias de sus hijos en otros países. Entre la gente joven, el canto compite con un creciente número de otras actividades, eso sin mencionar el enorme gasto de gasolina que supone para nosotros.
Muchos coros del Reino Unido consideran su viaje como unas vacaciones, mientras otros lo ven más como una oportunidad para mejorar a través de la comparación. Las agencias de viajes prosperan gracias a coros que visitan lugares agradables, pero no necesariamente son sus principales clientes. Un número más reducido de coros viaja para compartir experiencias y generalmente asiste a concursos o festivales, planeando sus itinerarios y alojamiento mediante la red de contactos que poseen con otros coros extranjeros. Hace algunos años ABCD anunció que había reservado un dinero para financiar que directores de coros asistieran a festivales en Europa. No hubo solicitudes. Es probable que mucha gente tenga miedo de las comparaciones y los concursos; organizaciones como la FIMC y ABCD necesitan trabajar duro para romper este patrón y permitir que los directores y sus coros vean los beneficios de viajar y ampliar sus miras.
Algunos de los compositores británicos más reconocidos internacionalmente, como John Rutter y Bob Chilcott, han ganado un reconocimiento particular por estar preparados para emprender gran cantidad de viajes a lo largo de sus carreras, no solamente promocionando su propia música sino también escuchando atentamente el repertorio de otros compositores y a los coros que lo cantan.
Así que, ¿por qué necesitamos formación y comparación? Parece que los coros del Reino Unido tienen mucho que aprender particularmente en términos de preparación y sonido. Estamos justamente orgullosos de nuestra lectura a primera vista pero desafortunadamente esta habilidad puede generar una cultura en la cual una buena lectura a primera vista se corresponde con menos tiempo de ensayo. Esto va en contra de la ética de los mejores coros que trabajan duro durante largos periodos para perfeccionar sus habilidades de interpretación. No ven el proceso de ensayos como un mero aprender las notas. Más bien reconocen una necesidad de trabajar en la interpretación, el sonido, la historia y la cohesión. La comparación también nos animará a mejorar nuestros conocimientos de idiomas. Como nación insular y con el uso generalizado del inglés internacionalmente, no nos vemos incentivados a dominar otros idiomas de la forma en que otros países lo hacen.
Citando una vez más a mi amigo que trabaja en otras partes de Europa: «En general, yo diría que los coros del Reino Unido tienen con frecuencia un repertorio más amplio que otros coros europeos, pero su nivel de interpretación no es tan bueno. Para mí, el ir de un coro a otro es otra mala costumbre en el Reino Unido- todos conocemos buenos lectores a primera vista que cantan en dos o tres coros diferentes a la semana y generalmente no parecen muy contentos. Cuando les hablo sobre el color de la voz, el «empaste» de las voces, el elevar el espíritu, el fluir de la letra etc., me miran con incredulidad. Generalmente donde yo trabajo, la gente canta en un solo coro, con frecuencia con dos ensayos a la semana, y algunas de sus representaciones pueden ser increíbles.
Finalmente, en lo que respecta a nuestras organizaciones corales, es interesante que dos colegas que han trabajado en el extranjero durante un tiempo considerable no hayan oído hablar nunca de la FIMC. El Reino Unido solía tener un puesto en el Consejo de la FIMC pero, por alguna razón, esto se terminó. En cualquier caso, ABCD tendría que financiar ese puesto. ¿Hasta qué punto esto debe ser una prioridad frente a otros temas como el programa de formación o la página web?
Y eso, para mí, expresa el asunto clave para ABCD. ¿Hasta qué punto está preparada para apoyar la idea de que una ventana más abierta al mundo traería grandes beneficios al movimiento coral británico? Si la respuesta es «sí», entonces debemos encontrar patrocinadores y trabajar con la FIMC y otras organizaciones similares alrededor del mundo para promover la idea de «la mejora a través del movimiento».
En 1840, el poeta alemán Heinrich Heine hizo una visita turística a Inglaterra y habiéndose empapado de la temprana escena cultural victoriana, escribió: «Esta gente no tiene oído musical ni ritmo y su pasión poco natural por tocar el piano y cantar es de lo más repulsivo. Nada en el mundo es más terrible que la música inglesa», opinó, «salvo la pintura inglesa».
Defenderé la música y la manera inglesa, escocesa, galesa e irlandesa de hacer música (nuestra isla y sus sonidos) hasta el final. Pero eso no implica decir que nuestra música coral no se pueda mejorar inmensurablemente ampliando sus horizontes.
An abcd timeline 1985 Andrew Potter and John Rutter attend the ACDA Conference in Salt Lake City and wonder why the UK does not have an organisation for choral directors 1986 First Convention held at Christchurch, Oxford, funded by Oxford University Press Walter S. Collins, then President of ACDA suggests the neat abbreviation abcd Andrew Fairbairn, Chair of the British Association of Young Choirs, pays £20 as the first subscription Brian Kay appointed first Chairman and later Vice-President 1987 Sir David Willcocks appointed President 1988 first newsletter published 1989 abcd delegation visits its Swedish counterpart Föreningen Sveriges Körledare 1991 Anthony Philpot becomes first Honorary General Secretary 1994 abcd delegation to Hungary 1997 membership reaches 500 1999 First abcd training course takes place 2000 abcd delegation to Finland and Estonia First professional General Secretary appointed 2001 John Rutter Appointed Vice-President 2002 Pamela Cook appointed Vice President 2003 Chair and General Secretary attend ACDA convention in New York 2008 abcd appointed flagship organisation for the national ‘Sing Up’ campaign. 2011 abcd celebrates 25th anniversary at 25th Convention New choral work commissioned from young composer Kerry Andrew Gala concert, plenary session at conference with distinguished panel including all three Vice-Presidents 2012 the Members’ Area of the website (the Podium) launched with specially commissioned articles and over 100 archive articles from past editions of Mastersinger Partnership formed with Choir and Organ magazine 2013 First Advanced training course scheduled |
Andrew Potter desarrolló la mayor parte de su carrera como editor musical, es uno de los co-fundadores de la Asociación Británica de Directores de Coro y fue su presidente. Es también presidente de Making Music, la Federación Nacional de Sociedades Musicales.
Traducido por Itziar Díez Urrutia. España
Revisado por Carmen Torrijos, Madrid, España
Edited by Graham Lack Germany / UK