Breves notas sobre el programa de la ‘Internationale Chorakademie 2015 de Spoleto
Por Torsten Roeder
Prólogo
En el verano de 2015, un centenar de cantantes, solistas e instrumentistas de toda Europa se reunieron en la ciudad de Spoleto, en el corazón de Italia, para asistir a la Internationale Chorakademie dirigida por el Prof. Dr. Bodo Bischoff. Tradicionalmente, desde hace 25 años, esta institución se reúne anualmente en Alemania, pero para el vigésimo quinto aniversario se quiso no solo encontrarse en un lugar extraordinario, sino también ofrecer un programa musical especial como parte de un marco internacional: toda una semana de ensayos del Mesías de Georg Friedrich Handel, uno de los oratorios más famosos de la historia de la música, que terminó con un concierto extraordinario en el Teatro Nuovo (fig. 1), coronado por el Aleluya cantado con numerosos coristas italianos.
En la agitada historia de las representaciones del Mesías, que todavía hoy sigue siendo interpretado de muchas maneras diferentes, esta de la Internationale Chorakademie ha significado un nuevo punto de referencia, que me inspiró a escribir el presente artículo.
El largo camino a Roma
Handel (fig. 2) compuso el gran oratorio en 1741, un año después lo representó en Irlanda y luego en Londres. Algunas décadas más tarde, el trabajo también fue representado en el continente y llegó en 1768 a Florencia, en 1770 a Nueva York y en 1772 a Hamburgo. En unas pocas décadas el Mesías pasó por muchos —y en el siglo XIX por casi todos— de los más importantes lugares musicales del mundo cristiano. Sin embargo, en Roma, centro musical de la Iglesia, la obra no se representó hasta 1876, después de que fuera puesta en escena en todos los rincones del mundo y más de 130 años después de su nacimiento. ¿Por qué tan tarde? Uno podría decir que la obra, precisamente debido a su carácter espiritual —cuenta la historia del Salvador—, debería haber sido incluida inmediatamente en el repertorio de las iglesias romanas.
Una de las razones fue el trasfondo sectario de la obra. El Mesías de Handel nació en un ambiente protestante y se basa en el texto de la Biblia del rey Jacobo, un producto de la escisión de la Iglesia Anglicana del catolicismo. Incluso hoy en día, el Messiah (ese era el título original) simboliza como ninguna otra obra la cultura anglicana del oratorio. Hay que tener en cuenta que, con esta obra, Handel fue el primero en introducir la tradición católica original del oratorio en un contexto anglicano.
De la blasfemia a los coros masivos
Encontramos una segunda razón en el género de la obra. En su el Mesías como oratorio fue más representado en las salas de conciertos que en las iglesias, como pasa en la actualidad, y contribuyó de manera constructiva al nacimiento del entretenimiento. La obra se distingue por su calidad religiosa pero no litúrgica. El Mesías de Handel fue criticado —incluso en Inglaterra— ya que el uso de las palabras bíblicas para un espectáculo de la noche era considerado como una blasfemia.
La llegada de la cultura de conciertos de la burguesía en el siglo XIX trajo un cambio. En este marco, el canto coral se delinea como una nueva expresión de la identidad cultural y religiosa. En las regiones de habla inglesa, el Mesías se interpretaba con coros y orquestas cada vez más grandes. Era frecuente encontrarse con representaciones espectaculares con cientos, a veces miles, de cantantes (Fig. 3).
En 1876, el año de la primera representación de la obra en Roma, se celebró la Exposición Mundial (Exposición del Centenario) en Filadelfia (EE.UU.), que ofreció un completo programa. Tras numerosas conferencias y diferentes representaciones musicales, el programa se cerró con una representación del Aleluya del Mesías junto con la doxología, en la que participaron 1.000 cantantes y 150 músicos —un acto a la vez religioso y representativo.
En la Roma papal, Handel fue más conocido como compositor de ópera y prácticamente no estuvo presente en los programas de concierto. Además, durante su estancia en la Roma papal, experimentó el cierre de la Opera Romana, como resultado de la prohibición.
Música antigua en una nueva luz
El estreno del Mesías en Roma no se celebró en una iglesia, sino en el contexto de la prestigiosa Sociedad Musical Romana. Esta sociedad era una academia de música especializada en “música antigua”. La nueva sede se inauguró ese año con una representación del Mesías en el Palazzo Doria-Pamphili (Fig. 4), que se encontraba en la parte sureste de la Piazza Navona (ahora la Embajada de Brasil).
El director musical de la Sociedad romana se llamaba Domenico Mustafà (fig. 5) fue quien eligió el Mesías y para ser representado en el nuevo espacio de la Sociedad. Había nacido en Sellano en 1829, cerca de Spoleto, en la provincia de Perugia. Fue uno de los últimos cantantes castrati que sobrevivió hasta principios del siglo XX. La era de florecimiento de los castrati fue el período de Handel, el siglo XVIII, y durante el siglo XIX esta práctica fue poco a poco entrando en decadencia (y a principios del siglo XX fue finalmente abolida por el Vaticano).
Ambición y talento pronto llevaron a Mustafà a la Capilla Sixtina de Roma (la Capilla Sixtina”no es sólo un lugar, sino también el nombre de su correspondiente coro). En 1860 fue nombrado Maestro Director de la Capilla Musical Pontificia Sixtina, casi el más alto cargo al que podría aspirar un músico religioso. También logró el cargo de Director Perpetuo, que tomó dos años más tarde.
Mustafà ensayó el Mesías con los miembros de su coro durante dos meses. El coro estaba compuesto por unos 100 componentes masculinos y femeninos (casi como la Internationale Chorakademie). Ya en este contexto, la representación se distinguía de las anglicanas, que solín utilizar con coros masivos. Cabe destacar que las 25 sopranos, las 24 contraltos, los 25 tenores y los 33 bajos (todos los nombres se enumeraron en el programa) eran de alto nivel social y cultural.
Además, algo que hoy en día es poco frecuente, se representaron los 51 números. La duración del concierto es entonces comparable a la de las películas épicas. Las representaciones integrales de las obras no son frecuentes hoy en día. Incluso la Internationale Chorakademie hizo una selección – un procedimiento legítimo – porque incluso Handel adaptabasus representaciones a las condiciones del lugar y el contexto.
… Todo bien, todo precioso, y todo difícil …
La representación del Mesías del 5 de mayo de 1876 (fig. 6), tras la cual iban a hacerse tres más, fue definido por la crítica como algo de nivel excepcional. La revista Boccherini escribió sobre esta que “la representación no sólo era optima, sino excepcional. Il Mondo Artistico escribió que había sido “de un fanatismo indescriptible” (fig. 7) y destacó “todo bien, todo bello y todo difícil.” Señaló que había sido necesario por una parte contar con “expertos y no con aficionados” y, por otra, con un director “que entienda bien la música.”
Además, el crítico hacía referencia a la representación que se había hecho en Filadelfia con motivo de la apertura de la Exposición Universal, en la que habían participado cerca de 1.000 cantantes. En su opinión, aunque el número de cantantes estadounidenses hubiese sido quince o veinte veces mayor, habría sido imposible de obtener un resultado mejor. La Gazzetta Musicale di Milano destacó que el Maestro Mustafà había sido la clave del éxito, ya que, además de ser un gran artista, fue capaz de transmitir su forma de sentir a los miembros del coro, motivarlos a hacer los ensayos necesarios y de “encenderles el sagrado entusiasmo”.
1742 – 1876 – 2015
Entre la primera representación del Mesías en 1742, su estreno en Roma en 1876, y la que hizo en el año 2015 la Internationale Chorakademie (fig. 8) transcurren más de 130 años, respectivamente. En estos períodos, la recepción de la obra de Handel se ha renovado varias veces. Los tiempos de Handel, como la época de los castrati, han quedado atrás; pero, aunque hacia el final del siglo XIX renace el interés en la interpretación histórica, en detrimento de las representaciones monumentales, conciertos del Aleluya con coros masivos persisten hasta nuestros días. La composición de Handel permite diversas interpretaciones: tanto hoy como en su tiempo, el trabajo se adapta al contexto y al lugar, por lo que se puede representar en en contextos desde el ámbito académico hasta el Aleluya-flashmob en centros comerciales, por así decir, sin que sea necesario contaminarlo con ningún arreglo.
Que este doble aspecto no es un dilema ni una contradicción lo demuestra el proyecto de la Internationale Chorakademie con sus representaciones de Roma y Spoleto, unificando las dos prácticas. En la semana de ensayos de la Internationale Chorakademie (fig. 9) nos encontramos con la tradición de la escuela de música culta de Domenico Mustafa, pero sólo en la unificación con los cantantes italianos el proyecto encuentra su conclusión simbólica en la coronación del Aleluya final. En 1876, en la primera representación romana, se repitió no sólo “All we like sheep have gone away”, sino también el famoso número 41 (el “Hallelujah”, como no podía ser de otra manera), exactamente como en el año 2015 en el Teatro Nuovo de Spoleto.
Epílogo
La Internacional Chorakademie 2015 se organizó en estrecha colaboración con la asociación cultural italiana BISSE de Spoleto. Fue fundamental el apoyo financiero del Goethe-Institut, así como el del Auswärtiges Amt de la República Federal de Alemania. La orquesta estuvo formada por la Junges Philarmonisches Orchester de Baja Sajonia y el grupo de música de cámara del Conservatorio de Santa Cecilia.
Las representaciones del Mesías fueron el 4 de septiembre en el Conservatorio Santa Cecilia Sala Académica (fig. 10) y 5 de septiembre en el Teatro Nuovo de Spoleto, donde el Coro de la Asociación Cultural BISSE dirigido por Mauro Presazzi interpretó el Magnificat de Vivaldi. Los conciertos se han repetido en Berlín el 6 de noviembre en la Kapernaum-Kirche y el 7 de noviembre en la Auenkirche (Wilmersdorf).
Traducido del italiano por Oscar Escalada, Argentina
Revisado por el equipo de traductores del BCI