Francesco Leonardi, Project Manager de la IFCM y Director Artístico de la ‘Associazione Jubilate’
Entre las murallas de la pequeña ciudad normanda de Saint-Lô tuvo lugar la quinta edición de Polyfollia, el Festival Coral que cada dos años hace resonar las iglesias y los teatros de la región con la mejor música vocal. La estructura particular del festival subraya los cuatro componentes clave del movimiento coral: el amateur, el profesional, el lúdico y el didáctico. Polyfollia es la encrucijada de todos estos componentes, un terreno fértil para las nuevas colaboraciones y nuevas vías artísticas.
La jornada típica de los que no quieren perderse ningún evento comienza a las 9 de la mañana con la elección del taller donde participar, música americana, asiática, encuentros con coros y compositores y mucho más. He elegido ir a ver cómo se construye una pieza a 40 voces. Bajo la dirección de Peter Broadbent, un grupo de unos cien cantantes amateur, además de algún intruso excelente, interpretó el motete Spem in Alium de Tallis. Unas dos horas y media de ensayo (naturalmente los cantantes habían recibido la partitura por adelantado y lo habían estudiado) y luego el concierto final, delante de un público nutrido de curiosos y profesionales. Un taller que divirtió a todos los cantantes, por el reto que supone una pieza de extrema dificultad, pero también al público, que exigieron la repetición de la obra entera.
Después de las actividades de la mañana es necesario parar un rato para coger fuerzas en las instalaciones que servían como restaurante para todos los participantes, más de mil amantes de la música coral reunidos alrededor de la mesa. Profesionales y amateurs juntos deseando fervientemente conocerse para hablar de la música, un intercambio continuo de ideas, preguntas, fotos y autógrafos.
Salen de nuevo hacia el centro de la ciudad a la hora de escoger el próximo taller o mesa redonda. Visto que todas las sedes de las actividades didácticas están cerca las unas de las otras, decido dividir mi tarde en dos: primero voy a seguir un encuentro, reservado a los profesionales, sobre la difusión de la música coral en la radio. El moderador de este evento es George Laverock, un canadiense que siempre se ha dedicado al mundo de la radio, y con él se han reunido exponentes de las emisoras radiofónicas más importantes del mundo. Una hora de charla sobre la situación mundial y los posibles escenarios futuros. A pesar de los problemas del mercado discográfico, la radio sigue siendo un medio importante para la difusión de la música coral y los programas dedicados a ella se siguen escuchando aunque no siempre a través del tradicional «aparato radiofónico» sino más bien por Internet.
Siempre con la mochila a hombros, me voy hacia la Iglesia de Notre-Dame, donde se están presentando los coros amateur provenientes de todas partes de Francia en el evento Chaînes Chantantes. Como decía, todo está muy cerca, unos cinco minutos a pie, por tanto tengo tiempo de hacer una parada en el centro cultural dedicado a exposiciones, donde hojeo las partituras de «Sulasol» y de las «Ediciones Annie Bank». Ahora mi mochila está llena de CD de los coros invitados y de folletos interesantes sobre el festival y los coros vengan de donde vengan. Todos pueden depositar su propio material en el centro de exposiciones; entonces primero eliges, luego lees todo y al final vas a encontrarte con los representantes al restaurante.
Llego vergonzosamente tarde para el comienzo de las Chaînes Chantantes, nombre derivado del hecho de que cada 15 minutos sube un nuevo coro al escenario para presentar su repertorio, exactamente como una cadena. Los coros protagonistas son coros amateur procedentes de todas partes de Francia, pero tampoco están prohibidos los extranjeros, me doy cuenta de alguna cara que ya protagonizó el evento de esta mañana. El nivel de ejecución es diferente, pero en todos se nota el deseo de hacer música y de vivir como protagonistas un evento de tan alto rango internacional. A veces es durante estos conciertos cuando uno vuelve atrás en el tiempo a los primeros encuentros corales y se renueva el estupor que nos hacen sentir después los grandes coros profesionales en los conciertos de la noche.
Va siendo hora de volver al restaurante, cargado de preguntas y ansioso por compartir la cena con los colegas y amigos, pero también con los muchachos del CAMP (Choral Art Management Program), jóvenes managers que han venido a estudiar el mundo de Polyfollia para exportar el modelo o contemplarlo de nuevo para adaptarlo a su propio país. En este punto creerás que mi jornada estaba siendo muy pesada, pero en compañía de esos muchachos no lo parecía. El CAMP tiene un programa muy completo con clases técnicas y masterclass durante toda la semana del festival, desde las nueve de la mañana hasta las seis de la tarde.
Una vez terminada la cena, nos vamos al concierto de gala en la Salle Beaufils, siempre llena a rebosar, donde escucharemos a tres de los coros profesionales seleccionados para el festival con un repertorio de 45 minutos cada uno. Resulta interesante también el proceso de decisión que lleva a la selección de los coros: siete nombres relevantes en la música coral mundial sugieren los coros según su procedencia geográfica, y a continuación la comisión entera decide la mezcla justa de estilos, formaciones y repertorios. Este año los 12 coros invitados eran: New York Polyphony, EE.UU.; Taipei Chamber Singers, Taipei; Svanholm Singers, Suecia; Kyn, Finlandia; Cadence, Canadá; Audiofeels, Polonia; Discantus, Hungría; The Gents, Holanda; Conspirare, EE.UU.; Dá no Coro, Brasil; Philippine Madrigal Singers, Filipinas; y Pust, Noruega. A aquellos se añadieron el Leioa Kantika Korala, España, y el Young People’s Chorus of NYC, EE.UU., dos coros juveniles que, más allá de su alta competencia artística, representan proyectos educativos muy importantes.
Terminado el concierto, ¿terminada la jornada? Todavía no. Todos los invitados a los salones de fiesta para tomar una copa e intercambiar las últimas impresiones antes del merecido descanso.
Naturalmente esto es solo un ejemplo de lo que se puede hacer en Polyfollia, pero cada día del calendario de eventos es rico y variado, cada jornada es densa, tal vez larga, pero siempre al servicio de la música coral. Una inmersión total en el mundo del canto que no te cansa nunca. Por cierto, nadie te obliga a vivirlo de esta manera, te puedes relajar dando una vuelta por el vecino Mont Saint-Michel o por las playas del D-Day, y quizá volver a tiempo para el concierto de la tarde.
Hasta aquí he descrito un festival polifacético, capaz de llenar los días de todos con un programa rico e interesante, pero Polyfollia es, para el profesional, una cita esperada gracias a las jornadas que se les dedican. La «jornada profesional» brinda la posibilidad a más de 300 invitados internacionales de forjar nuevos lazos de amistad y planificar nuevas colaboraciones. Naturalmente para los coros invitados es un escaparate importante que posibilita numerosos contactos en todo el mundo, pero también para los invitados las numerosas ocasiones de encuentro conducen a menudo a colaboraciones fructíferas. En la misma jornada se escuchan todos los coros con un repertorio de 15 minutos cada uno. La idea es bella e importante ¡para el networking del Festival!. Para los organizadores es sin duda un momento necesario para encontrar nuevas ideas y nuevas vías de ahorro. Personalmente es la tercera vez que participo en el encuentro francés y ya siento curiosidad por saber quién será el protagonista de la edición del 2014. Noviembre en Normandía es un poco húmedo, pero al mismo tiempo bastante vibrante por las voces del mundo que alegran la región.
Para más información: www.polyfollia.org
Francesco Leonardi, nació en 1979 en Legnano, Italia. Se graduó en Relaciones Públicas y está terminando una segunda licenciatura en Economía y Administración de Activos Culturales y de Entretenimiento. Habla inglés, alemán, francés y español. Durante los últimos diez años ha sido responsable de seleccionar los coros que han sido parte del Festival Internacional de Coros La Fabbrica del Canto (La fábrica de canciones), el cual se celebra en el mes de junio de cada año en 50 municipios diferentes de la región de Lombardía. Es un periodista reconocido en Milán. En agosto fue nominado Gestor de Proyecto por la FIMC. Correo electrónico: leonardifra@yahoo.it
Traducido por Helen Baines Clayworth, Banyoles, España.
Revisado por Carmen Torrijos, Madrid, España.
Edited by Graham Lack, Germany