Cuando lo Nuevo y lo Antiguo se Tornan Originales
Andrea Angelini, Editor General del ICB
Andrea Angelini: ¿Cómo describiría su estilo compositivo?
Romuald Twardowski: Las características de mi música son un lenguaje musical moderadamente moderno y comunicativo, predominancia de la línea melódica, elementos ornamentales limitados, clara instrumentación y perfecta correlación de música y texto. Según diversas enciclopedias musicales, mi música representa un estilo aparte en la música polaca contemporánea. Mi sensibilidad musical fue formada por diferentes factores y circunstancias: canto eclesiástico tradicional (la ciudad polaca de Vilnius en la pre-guerra fue famosa por eso), el sonido del órgano de iglesia, melodías folklóricas, música eclesiástica ortodoxa, y la música de Beethoven, Tchaikovsky y, más tarde, Bartók, Stravinsky, Ravel y Szymanowski. Mi espíritu siempre estuvo más próximo a la cultura europea mediterránea que a la del norte. Todas mis experiencias se combinaron, y luego de varios años creé un par de soluciones compositivas que distinguen mi música.
AA: ¿Cómo fue posible continuar componiendo música sacra durante el período comunista?
RT: en los años ´40 Y ´50, con Stalin, hubieron enormes represiones que costaron las vidas de miles de patriotas. Polonia, comparada con otros países comunistas, estuvo en varios aspectos en una situación algo mejor, mucha de la agricultura permaneció en manos privadas y la Iglesia Católica se mantuvo activa. Después de 1956, los artistas tuvieron un poco más de libertad, y sobre todo los compositores podían trabajar casi sin limitaciones. Fue posible fundar un festival de música contemporánea -“Otoño de Varsovia”, que presentaba las últimas tendencias en música contemporánea internacional. Pero la música sacra no estuvo para nada presente y hubo una falta de interés en este terreno por parte de los compositores de la época. Las autoridades no impusieron ninguna limitación. Fue en contra de esta tendencia que compuse música sacra, incluyendo una versión del Salmo 149 en 1962 y en 1976 mi Laudate Dominum. En 1968 se interpretó la Pequeña Liturgia Ortodoxa y, un poco más tarde, Penderecki presentaba su extensa obra inspirada también en la música eclesiástica ortodoxa –Utrenja. Pienso que los años ‘60 y ’70 fueron la mejor época para la música polaca.
AA: ¿Piensa Ud. que la vanguardia, tan popular luego de la Guerra y hasta los años 80, está hoy definitivamente muerta?
RT: Bien, los buenos tiempos para la vanguardia y sus apóstoles se han terminado. Hoy no propone nada nuevo pues está ocupada en “comerse su propio rabo”. El “Otoño de Varsovia” aún presenta un amplio rango de música pero, como muchos festivales y competiciones, no provoca tanta emoción como en el pasado. El fin de la vanguardia se ve mejor a través de un compositor como Pierre Boulez. El fundador del Domaine Musicale, promotor del puntillismo, del serialismo integral y otras técnicas relacionadas, es ahora ¡el impaciente promotor de compositores románticos!
AA: ¿Cómo ha cambiado su estilo con el correr de los años?
RT: Hacia fines de los 60 compuse varias óperas. Este género hizo modificar mi estilo. Necesitaba mayor expresión, efectos dramáticos, y fuertes contrastes. Las óperas Lord Jim [1973] y Maria Stuart [1980] demandaron un lenguaje musical diferente y nuevas técnicas compositivas. A este nuevo estilo lo he llamado mi estilo expresivo -lleno de emociones y feroces sentimientos. Luego mi música se hizo más tranquila y más simple. El Concierto breve, la Serenata y el Concierto para violín, así como también muchas obras corales son ejemplos de la nueva simplicidad.
AA: ¿Cuáles son sus fuentes de inspiración? ¿Qué le permite desahogar sus emociones?
RT: El arte se desarrolla por vía de la evolución, no de la revolución. En los 60, durante el reinado del terror de la vanguardia, lo nuevo se promovía como superior a lo viejo. Me atreví a afirmar que lo nuevo no siempre es mejor que lo antiguo, y que lo que hoy es nuevo será viejo mañana. Propuse el criterio de lo original, diferenciado de lo nuevo. Esto permite al compositor utilizar elementos musicales tradicionales como la tríada, pero de una manera nueva y original. Pude concretar mi visión finalmente -una síntesis entre lo nuevo y lo antiguo, donde el pasado se conecta con el presente. El resultado fue un estilo al que llamé neo-arcaísmo, bastante cercano a la música de mi maestra Nadia Boulanger. Durante mi período en Paris también viajé a Italia. En algunas obras como Antiphons, Three studies of Giotto, Petrarca Sonnets, y las Florence Impressions, implementé mis ideas y rendí tributo a un país que sería la morada de mis sueños. Tierra de grandes artistas y arte exquisito. En aquella época la emoción predominante en mi música era un sentido de deleite junto con alegre sorpresa, y espero que esto sea claro para el oyente.
AA: Cuando se sienta al escritorio, y dispone esos puntitos sobre el papel, ¿controla Ud. el lápiz, o tiene él una vida melódica propia?
RT: El compositor vanguardista no tiene tiempo para la melodía. Pero en mi música desempeña un rol importante. Y si el lápiz me está guiando o yo lo estoy controlando a él, depende del estado de ánimo en que esté o, como se suele decir, de mi inspiración.
AA: Ud. Nació en Lituania, el país de las antiguas sutartinės. ¿Ha sido su estilo influenciado por este particular estilo de música folklórica?
RT: Durante los años 50 entré en contacto con la música folklórica lituana, y con una estudiosa llamada Jadwiga Čiurlionis, hermana del famoso compositor y pintor lituano Konstantinas Čiurlionis. Ella escribió muchos e importantes libros acerca del género, ofreciendo muy detallados análisis de la frecuentemente multi-articulada expresión que da a los sutartinės un lugar destacado separado en el desarrollo musical de Lituania. Esta manera arcaica de canto grupal -comparable a un estilo que puede encontrarse en los Balcanes- es la fuente de la técnica aleatoria que yo empleo frecuentemente en mi música instrumental. La usé, también, en mis obras corales Hosanna II, Lithuania Variations para quinteto de bronces y Lithuania, esta última una obra orquestal compuesta para el 100o aniversario del nacimiento del polaco Czesław Miłosz, -ganador de un Premio Nobel- que también nació en Lituania. Parece que soy el único compositor polaco que ha usado auténtico folklore lituano, y aún la Lithuanian Rhapsody de Karlowicz estuvo basada en folklore bielorruso. En general, desde el siglo XIX, varios artistas polacos han sido inspirados por el país, Stanisław Moniuszko, que escribió la cantata Milda, o escritores como Kraszewski y Mickiewicz. Pero siempre hubo una gran diferencia entre los enérgicos ritmos de las melodías folklóricas polacas y la abiertamente calma y -en cierta forma- monótona música folklórica de Lituania.
AA: La tecnología domina nuestra era. Y la gente joven parece obsesionada con los desarrollos tecnológicos. ¿Necesitamos todavía compositores que escriban para coros?
RT: Que los jóvenes estén tan inmersos en objetos tecnológicos no significa que hayan perdido interés en la música, o la literatura, o aún el arte en general. Y sin arte con frecuencia quedan imposibilitados para comprender el mundo. El movimiento coral es la manera más fácil y democrática de conocer las aspiraciones artísticas de los jóvenes. Y ofrece una gran oportunidad para la vida social, para viajar y conocer gente nueva. Como miembro del jurado de varios festivales corales en Polonia puedo afirmar con toda seguridad que la proporción de jóvenes participando en coros ha crecido sorprendentemente año tras año. Muchos compositores, especialmente aquellos relacionados con la llamada vanguardia, no se involucran con la música coral. Pero a medida que se les torna cada vez más difícil conseguir interpretaciones de composiciones instrumentales, han comenzado a orientarse hacia los coros como una forma de expresión musical.
AA: ¿Que falta aún en su catálogo? ¿Qué obra le gustaría mucho componer?
RT: Tal vez un cuarteto de cuerdas; puede ser que componga uno.
AA: Si pudiera encontrarse con Palestrina, ¿qué le diría?
RT: Mi querido Giovanni, ¿qué tal un poquito menos de contrapunto y un poquito más de emoción?
AA: Dígame exactamente en tres palabras cómo puede la música coral ser mejor descripta.
RT: Un buen coro es simplemente la “mejor orquesta vocal”. Mi carrera como compositor comenzó con música coral y probablemente termine en esa dirección. Esto me permite presentar tanto la tradición musical occidental como la música ortodoxa oriental. Para que un coro suene bien, la música debe ser ¡la suma de partes bien escritas!
Romuald Twardowski nació en Vilnius in 1930. Durante los años de ocupación estudió violín, y luego de la Guerra, piano y órgano. Entre 1946 y 1950 se desempeñó como organista en varias Iglesias de Vilnius. Entre 1952 y 1957 estudió Composición en el Conservatorio de Vilnius. Luego se mudó a Varsovia y continuo estudios en la Academia de Música de dicha ciudad, entre 1957 y 1960 en la clase de Bolesław Woytowicz. En 1963 y 1966 estudió Canto gregoriano y Polifonía medieval en la clase de Nadia Boulanger en París. Desde 1971 fue Profesor de Composición en la Academia de Música de Varsovia. Las décadas de 1960 y 1970 fueron un fructífero período, que vio la composición de las óperas Cyrano de Bergerac (1962), Tragedy or the Story of John and Herod (1965), y Lord Jim (1973), y los ballets Naked Prince (1960), Wizard’s Sculptures (1963). Las óperas Maria Stuart y History of St. Catherine fueron terminadas en los años 80. Su catálogo incluye alrededor de 200 obras corales, y composiciones para piano y para orquesta. Varias obras han sido interpretadas en los EE.UU., habiendo sido muy exitoso el Trío para violín. Recibió numerosos premios y distinciones, entre ellos: el Primer Premio en la “Competencia de Jóvenes Compositores Polacos”, dos Grand Prix en Mónaco, Primer Premio en la “Primavera de Praga”, Segundo Puesto en París en la “Tribuna Internacional de Compositores” de la UNESCO, dos premios en Tours por obras corales, y un Premio AGEC (1994). En 2006 recibió el “Premio Paderewski” (EE. UU.). También ha integrado jurados en varias competencias corales.
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Traducción: Oscar Llobet, Argentina
Revisado por Juan Casasbellas, Argentina