por Aurelio Porfiri, compositor, director, escritor y docente
En un mundo conectado como éste en que vivimos, no es difícil pensar de una manera interconectada, en lugar de pensar en minúsculos segmentos de conocimientos. El conocimiento es uno, como lo afirmaba el internacionalmente reconocido académico y biólogo Edward O. Wilson: “Experimenté el Encantamiento jónico. Esa expresión recientemente acuñada la tomé prestada del físico e historiador Gerald Holton. Se refiere a la creencia en la unidad de las ciencias, una convicción, mucho más profunda que una mera proposición, de que el mundo está organizado y puede explicarse a través de pocas leyes naturales” (WIlson, 1998, p. 4). Comparto la creencia de este gran biólogo y soy siempre el primero en reconocer que para ser un buen músico o director coral, se necesita profundizar el conocimiento en muchas otras disciplinas culturales, en las que se pueden hallar conexiones impredecibles con uno mismo y con el proceso de creación musical. Además, pienso que el arte y la música poseen, de hecho, una verdad que es mucho más elevada que la verdad en las otras disciplinas, incluso las científicas. Concuerdo con Chesterton quien decía mientras hablaba de poesía que: “El gran error consiste en suponer que la poesía es una forma no natural del lenguaje. Todos deberíamos hablar en rima desde el momento en que realmente vivimos y si no hablamos es porque sufrimos un impedimento del habla. No es la rima lo que es limitado o artificial, es la conversación que es un intento entrecortado y balbuceante de la rima” (Chesterton, 1905, p. 73). Cuando se le preguntó sobre los consejos que había recibido de joven como estudiante de dirección, el director Stephen Layton dice: “Probablemente, que estudiara idiomas modernos, no estudies música como una profesión. Sé director y músico, pero no leas música como una asignatura. No la conviertas en una carrera, haz otra cosa. Leo música, lo cual disfruto totalmente, pero si alguien me hubiese puesto a estudiar alemán o italiano y a hablar con soltura esos idiomas como estudiante, hubiese sido de una increíble ayuda como músico” (Davis, 2015). Comparto la creencia de que para comprender las cosas es bueno ir a menudo tras otras cosas, esto fue también una constante en los descubrimientos científicos.
Habiendo dicho esto, pienso que una de los enfoques más prometedores de estudiar música coral es utilizando algunos elementos de la teoría de sistemas. Ahora bien, la teoría de sistemas es algo muy complejo, pero si utilizamos algunos de sus elementos para entender las cosas que apreciamos profundamente, podría ser interesante y, de alguna manera, revelador. Se considera como iniciador de esta teoría al biólogo Ludwig von Bertalanffy (1901-1972): “La teoría general de sistemas es una serie de definiciones, conjeturas y postulados relacionados entre sí sobre todos los niveles de los sistemas, desde partículas atómicas hasta átomos, moléculas, cristales, virus, células, órganos, individuos, grupos pequeños, sociedades, planetas, sistemas solares y galaxias” (Miller, 1956). Por lo tanto, un sistema es la manera en que las cosas y personas se organizan. Es la observación de fenómenos complejos como un todo. Un coro es ciertamente algo complejo, compuesto por personas, interacciones, lenguajes y muchos otros elementos. A menudo observamos dichos elementos como segmentos distintos, pero no es lo más idóneo de acuerdo con la teoría que tratamos de aplicar: “La teoría de sistemas es antireduccionista; afirma que ningún sistema puede ser comprendido adecuadamente o explicado totalmente una vez que sea desglosado en diferentes componentes” (Zastrow, 2009, p. 49). De modo que, en el caso la música coral, debemos ver el panorama general en lugar de ver solamente un elemento determinado con el fin de entender algunos fenómenos. No es necesario especificar que este enfoque puede ser aplicado a coros y orquestas y también, viendo el panorama general, a organizaciones que reúnen coros o que organizan actividades que involucran a los coros, como competencias. En resumen, es una nueva y refrescante forma de ver algo que creemos que conocemos muy bien.
Un coro es un mundo pequeño. Así que cada coro tiene que ser entendido bajo sus propios términos: “El sistema causa, en gran medida, su propio comportamiento” (Meadows, 2009, p. 2). No existe ningún coro fuera de sí mismo. Lo que denominamos tradiciones son nuevas redes de sistemas que al final crean un nuevo sistema. Una tradición es también un sistema. Sin embargo, tenemos que ver a cada coro como un sistema en sí mismo: “Una vez que veamos la relación entre estructura y comportamiento, podremos empezar a entender cómo funciona los sistemas, lo que los hace producir resultados pobres y cómo mejorar sus patrones de comportamiento” (Meadows, 2009, p. 1). Como hemos dicho que los sistemas provocan a menudo sus propios comportamientos, tenemos que ubicarnos en la intersección de los diferentes elementos que dan forma al coro, ya sea -como se ha mencionado- personas, interacciones, lenguajes, sentimientos, emociones, bloqueos psicológicos, etc. y tratar de analizar la razón por la que nuestro sistema (el coro) está produciendo un determinado resultado y no otro. Como ejemplo, es muy apropiado pensar que los problemas en la afinación son solo el resultado de errores específicos y que pueden resolverse poniendo atención al ejercicio en cuestión. Estos problemas, así como otros, son una señal de algo que necesita atención a un nivel sistémico (teniendo en cuenta el coro como sistema, como lo he estado repitiendo cada vez más). El enfoque pragmático anglosajón puede resolver temporalmente un problema determinado pero no abordará el problema en general. Es como tener moqueo nasal y tomar una medicina para eliminar este síntoma sin considerar que este puede ser señal de una influenza o algo más serio. Así que esta es una lección que aprendemos de la teoría de sistemas: hay que abordar los problemas de una manera interconectada, una vez que se identifique el segmento que tiene el problema (ya sea de entonación, pobre expresión, etc.), hay que reincorporarlo a la totalidad del sistema: “El comportamiento de un sistema no puede conocerse tan solo mediante el conocimiento de los elementos que lo componen” (Meadows, 2009, p. 8). Esta conectividad total es, de hecho, peculiar en los sistemas: “Los sistemas ocurren todos a la vez. Están interconectadas no solo en una dirección, sino en muchas direcciones simultáneamente. Para discutir sobre ellos apropiadamente, es necesario utilizar un lenguaje que comparta algunas de las mismas propiedades del fenómeno en cuestión” (Meadows, 2009, p. 4).
Un sistema necesita tres elementos para funcionar correctamente: elementos, interconexiones y propósito. Los elementos de un coro serían las personas, las partes musicales y todas las técnicas conectadas con eso. Aunque es aparentemente fácil saber de estos temas, y muchos libros sobre música coral nos proporcionan mucha información sobre lo que es necesario saber, no es común encontrar personas que se detengan a observar las interconexiones. De hecho, esto es cierto también en el caso de sistemas más grandes, como los que mencioné al principio. No debemos olvidar la regla de oro: lo que define al coro es la manera como las personas interactúan de manera significativa entre sí y la manera en que son capaces de producir un sentido juntas con (y no “para”) el director. En muchos libros sobre música coral explican cómo el director puede producir esto o lo otro, pero esto es algo que traiciona la naturaleza de fondo de la música coral, que debería ser la capacidad de escuchar y dar juntos bajo la coordinación de un director. En efecto, el director israelí Itay Talgam ha realizado el proceso de aplicar una disciplina a otras, al utilizar la dirección como un proceso que se aplica en el campo comercial, militar y otros. Analizar el estilo de otros directores, le permitió presentar en su libro (Talgam, 2015) diferentes modelos de liderazgo que han sido relevantes para hombres de negocios, generales, etc. Por lo tanto, si lees el interesante y entretenido libro de Talgam o ves algunos de sus videos en línea, notarás cómo la habilidad de un director para crear estas interconexiones y el hecho de asegurar que el sistema se llene de esta energía y que se comparta entre sus miembros garantiza el buen estado del sistema en sí.
¿Pero cuál es el objetivo de todo esto? ¿En principio, por qué un sistema existe? “Una función importante de casi todos los sistemas es garantizar su propia perpetuidad” (Meadows, 2009, p. 15). ¿No es esto evidente? Un sistema quiere vivir. De este modo, las razones de la existencia de un sistema coral, junto con la creación musical, se encuentran en la voluntad de los elementos del sistema (las personas) de hallar un sentido en lo que hacen libremente (para la mayoría de los coros de aficionados) para justificar su participación. La música contribuye con el sentido, pero no es en sí misma el sentido. Podría ser el crecimiento personal, el alivio de la soledad, el deseo de socializar, etc. Creo que es importante tomar en cuenta que la perpetuidad del sistema significa la perpetuidad de las razones de sus miembros, que a menudo son razones existenciales. Esto tiene que ser tomado en cuenta cuando hablamos de organizaciones más grandes (corales, musicales, artísticas), cuyos objetivos, a menudo no anunciados u ocultos detrás de propósitos nobles, consisten en la supervivencia de la organización y la protección de aquellos miembros que garantizan el propósito declarado anteriormente (o propósitos similares que se relacionan más con las ambiciones personales, etc.). Creo que cuando vemos las cosas (coros, asociaciones, fundaciones, etc.) desde este punto de vista, podemos observarlas desde una perspectiva más positiva y sana. Enfatizo este punto porque los verdaderos propósitos no siempre son evidentes: “La parte menos obvia del sistema, su función o propósito, es a menudo el elemento crucial del comportamiento del sistema” (Meadows, 2009, p. 16).
Sería interesante continuar este análisis siguiendo la teoría de sistemas y aplicarla a la música coral. En efecto, se podría extender aun más el tema, pero el propósito aquí es proporcionar una pequeña introducción del potencial de este tipo de investigación que nos ayuda a ver el coro, no como un montón de elementos desconectados que se juntan por el trabajo demiúrgico de un director poderoso, sino como un sistema complejo que funciona a un nivel más sutil, donde las diferentes partes se influyen entre sí y lo que sucede en una sección se puede resolver en otras secciones del coro (una valoración significativa de la música coral). Como lo mencioné anteriormente, al poder aplicar este enfoque se podrá ayudar a los directores de buena disposición a ver las cosas desde la perspectiva correcta en su propio sistema y en sistemas más grandes y se les podrá proporcionar las herramientas para abordar el problema de una manera más honesta y eficiente.
Aurelio Porfiri es un compositor, director, escritor y docente italiano. Ha publicado 13 libros y más de 300 artículos. Sus composiciones se publican en Italia, Francia, Alemania, Estados Unidos y China. Vive actualmente en Roma. Dirección electrónica: aurelioporfiri@hotmail.com
Bibliografía
- Chesterton, G. K. (1905). Varied Types. Nueva York: Dodd, Mead and Company.
- Davis, E. (27 de noviembre de 2015). ‘Don’t study music – study languages instead’ says conductor Stephen Layton. Tratto il giorno 06 de diciembre de 2015 da www.classicfm.com: http://www.classicfm.com/artists/stephen-layton/interview/#bjAX15XMcdsx5LhW.97
- Meadows, D. (2009). Thinking in Systems: A Primer. White River Junction: Chelsea Green Publishing.
- Miller, J. G. (1956). General behavior systems theory and summary. Journal of Counseling Psychology , 3 (2), 120-124.
- Talgam, I. (2015). The Ignorant Maestro. Nueva York: Portfolio.
- WIlson, E. O. (1998). Consilience. The Unity of Knowledge. Nueva York: Alfred A. Knopf.
- Zastrow, C. (2009). Introduction to Social Work and Social Welfare: Empowering People. Brooks Cole.
Traducido por Diana Ho, Venezuela
Revisado por Juan Casabellas, Argentina
I just loved this article so much because as someone currently writing on African choral music composers of the 20thC in South Africa, it resonates so much with my view.