Un Festival Coral Marcado por la Mágica Atmósfera que Inunda Lituania en Navidad
Por Andrea Angelini, Editor del BCI, director de coro y profesor
Hace más de 200 años, el 23 de junio de 1812, Napoleón Bonaparte y los 690.000 soldados que formaban la Grande Armée cruzaron el río Niemen a las afueras de Kaunas para entrar en Rusia. Así comenzó oficialmente su malograda marcha sobre Moscú. Por aquel entonces Kaunas era conocida por el nombre de Kovno y se trataba de una bulliciosa ciudad situada en la frontera entre el Imperio Ruso y el breve Ducado de Varsovia. Entre sus habitantes se encontraba un gran número de rusos, polacos y judíos, sin embargo, Kovno solo contaba con un puñado de habitantes de etnia lituana. Actualmente, dos siglos y varias devastadoras guerras después, Kaunas es conocida en sus alrededores como la ciudad más lituana de las grandes ciudades de Lituania. ¡Cómo han cambiado las cosas!
Kaunas presume de conservar en muy buen estado su casco antiguo, cuyas calles principales permanecen libres de tráfico. Tanto la calle Vilnius como la plaza del ayuntamiento están rodeadas de bellísimos edificios del siglo XVI que actualmente dan cobijo a numerosas galerías de arte moderno. La ciudad está construida en el punto de convergencia de los ríos Niemen y Neris, por lo que en el centro urbano hay muchísimos parques y zonas verdes. El parque Santaka, por ejemplo, es un lugar maravilloso para pasear junto a los abedules, los robles o los arces que lo rodean. Cuesta creer que un lugar así esté ubicado en el centro de una ciudad tan vibrante.
Mi llegada al aeropuerto de Vilna no fue especialmente buena, aunque es cierto que no es muy cabal esperar encontrarse con un clima primaveral en diciembre y, aún menos, en esas latitudes. Tras atravesar una gran tormenta de nieve, las ruedas del avión por fin tocaron tierra firme, aunque de manera bastante brusca, hasta tal punto que algunos de los pasajeros se pusieron a gritar. Ronaldas (Daugėla) y Silvija (Pročkytė), director artístico y asistente del festival respectivamente, me estaban esperando a la salida. Finalmente, tras un viaje en coche de dos horas, llegué a mi hotel en Kaunas.
Al día siguiente, a pesar de que la temperatura ambiental (entre -12º y -21º) me hizo plantearme la idea de quedarme en el hotel, visité la ciudad. Hay muchos lugares de interés turístico en el centro histórico, así como diversos pubs que ofrecen un ambiente muy acogedor. No sé qué era más sorprendente, si la imagen de Ronaldas en medio de la nieve con una simple chaqueta (sin gorro ni bufanda) o la mía propia, cubierto con tantas capas de ropa que parecía que iba a emprender una expedición al polo norte. Por cierto, fue fantástico pasar el tiempo entre grog y café caliente. El primer día del festival finalizó con un concierto muy bonito en el que actuaron algunos de los coros participantes y en el que el coro infantil Varpelis (Lituania) interpretó el Oratorio de Navidad de J.S. Bach.
El concurso comenzó la mañana del 14 de diciembre, con la categoría de programa libre, en la sala de conferencias del Hotel Park-Radisson, un lugar muy grande en el que se dispusieron cientos de sillas para el público. El nivel de los coros participantes en esta categoría no fue demasiado alto, a pesar de que hubo un coro en concreto que me impresionó más que el resto. De hecho, el único coro admitido en el Grand Prix fue el Tartu Youth Choir, dirigido por Riho Leppoja y Kadri Leppoja. La puntuación final de dicho coro fue 91,2/100. La calidad de los coros que participaron en la categoría de programa obligatorio fue mucho más alta. En esta ocasión hubo al menos tres coros que destacaron por encima del resto. En esta categoría pudimos escuchar a The Raffle Voices (Singapur), dirigido por Toh Ban Sheng; al Ivanovo Chamber Choir (Rusia), dirigido por Evgeny Brobov; al conjunto vocal mixto A Capella (Lituania), dirigido por Violeta Zutkuvienė y, de nuevo, al Tartu Youth Choir. Estos cuatro coros jugaron todas sus cartas en la fase final, celebrada el último día en el Seminary Auditorium. The Raffle Voices resultó ser el ganador del Grand Prix, con una puntuación de 97.5/100.
Me he encontrado con este coro muchas veces y en diferentes lugares del mundo, y siempre me impresiona su calidad rítmica, expresiva y sonora. Son unos chicos muy profesionales y serios. ¿Podría sugerirle una única cosa, Sr. Sheng? Me gustaría ver otras obras en su repertorio, sobre todo en la época navideña.
El lema del festival es Cantate Domino canticum novum (canta al Señor un cántico nuevo). Estoy seguro de que a Dios le ha gustado mucho escuchar tanta buena música durante esos tres días.
Andrea Angelini se graduó en piano y dirección coral. Lleva una intensa vida artística y profesional al frente de varios coros y grupos de música de cámara. Ha utilizado su experiencia particular en el campo de la música renacentista para realizar talleres y conferencias en todo el mundo, y a menudo, es convocado a participar como jurado en los más importantes concursos corales. Desde hace años, es profesor en el Curso Internacional de Coreutas y Directores de Coro de Rímini junto a Peter Phillips. Es director artístico del Festival Coral Voci nei Chiostri y del Concurso Internacional de Coros de Rímini. Desde el año 2009, ha sido también editor del Boletín Coral Internacional. Como compositor, sus obras han sido publicadas por Gelber-Hund, Eurarte, Canticanova y Ferrimontana. Correo electrónico: aangelini@ifcm.net
Traducido por María Zugazabeitia Fernández
Revisado por Carmen Torrijos, Madrid, España
Edited by Gillian Forlivesi Heywood, Italy
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