Kevin L. Coker, director de coros y docente
Kevin L. Coker: ¿Cuáles son algunas de sus influencias musicales, y cómo han moldeado su desarrollo como compositor?
Sergey Yekimov: Probablemente todos nosotros -compositores- somos esencialmente discípulos del gran Bach, de algún modo… Y aún aquellos que dicen que él no tuvo ninguna influencia en ellos, están disimulando o están equivocados… El talento y el calibre de Bach eran tan grandes que todos somos indirectamente sus seguidores. Sin embargo, compositores de la escuela polaca como Lutoslawski y Penderecki, y destacados compositores de la antigua URSS como Schnittke, Shchedrin, Pärt y Kancheli, desempeñaron un importante rol en mi desarrollo compositivo. También fui tributario -e investigué el trabajo creativo- de Ligeti, Messiaen y, por supuesto, los compositores de nuestra escuela de San Petersburgo, con raíces en el destacado Shostakovich.
Como todo el mundo sabe, sólo hay siete notas. En principio, toda la música ya se ha escrito hace mucho tiempo y la técnica de escritura del compositor se replica constantemente. Ahí es cuando el real talento del compositor debe entrar en juego. Empleando sus propios modos de expresión musical, tiene que atraer la atención de la gente y hacer que su música sea interpretada y escuchada. Entonces será su PROPIO, único y reconocible enfoque, estilo y escritura.
¿Cuáles son algunas características distintivas de sus obras corales? ¿Cómo han cambiado o se han desarrollado estas características a lo largo de los años?
Sobre todo, es la polifonía. Desafortunadamente, no todos los coros (si estamos hablando de música coral) pueden cantar mis obras. A menudo empleo puntillismo y técnicas aleatorias. No muy frecuentemente utilizo técnicas seriales. Me aseguro de que la melodía (no importa lo intrincada que pueda ser) no se pierda detrás de las maneras modernas de escritura coral. Y por supuesto, el texto (la palabra). Aunque mi escritura ahora, probablemente, se ha vuelto más transparente y simple en comparación con mis obras de juventud. Me he vuelto más selectivo hacia las texturas divididas, o el aumento de la cantidad de divisi en las partes vocales, y más consciente de la complejidad rítmica y melódica. Tal vez he empezado a pensar más en los intérpretes: ¡todos tienen que cantarla! He llegado a la conclusión hace mucho tiempo de que nada es más efectivo que el sonido instrumental del coro. Cuando el coro suena como una orquesta – ¡es genial! (¡Y, por cierto, viceversa!).
¿Puede proporcionar alguna información sobre su enfoque para dedicarse a escribir para la voz?
Debido a la naturaleza de mi educación musical, la mayoría de mi música es coral o vocal de cámara. Me gradué en la universidad y en el conservatorio como director de coros, y solamente después de eso como compositor. Canté en diferentes coros y conjuntos durante más de 20 años. De ahí mi profundo conocimiento de la voz como instrumento. La música vocal y coral es para mí lo más querido y más cercano.
¿Cuáles son los aspectos más desafiantes y los más agradables de su proceso creativo?
Soy conservador en la forma en que escribo mi partitura. Prefiero, como mucha gente hizo antes de mí, copiarlas a mano y no escribir o componer en la computadora. Esto no significa que yo no otorgue relevancia a las tecnologías informáticas, pero ¿no te parece que Mozart, Brahms y Tchaikovski aún no tenían computadoras y de alguna manera se las arreglaron sin ellas? ¿No estás de acuerdo? Así que para mí, la tarea más difícil y la que me consume gran cantidad de tiempo es reescribir la obra para hacer un borrador final. Aunque esto lleva tiempo, todavía considero que la reescritura es una parte integral en la creación de cualquier composición. Después de todo, al reescribir, cantas todas las líneas verticales y horizontales, verificas cada movimiento de las voces, y a veces incluso realizas cambios importantes. Lo más agradable es cuando la partitura acaba de ser copiada a mano, se la muestras a alguien por primera vez, ¡y escuchas su reacción inicial! Es emocionante, trascendental, y muy curioso…
¿Cómo se siente escuchar tu música por primera vez?
Siempre es una gran preocupación: la preocupación por los intérpretes y cómo van a salir adelante. También es muy importante que los inmensos preparativos para el estreno no sean en vano. Pero ¿le gustará al público? Siempre es difícil de predecir. A veces, las composiciones son obviamente programadas para el éxito, pero normalmente es imposible anticipar la reacción del público.
Y qué agradable cuando tu composición es aceptada con entusiasmo por el público, y tú pensabas que no habías escrito nada grande. Es muy agradable, no se puede ocultar.
De todas las piezas que ha escrito, ¿cuál es su favorita, y por qué?
Me encanta el proceso de composición en sí mismo y, francamente hablando, cada obra es casi como un niño. Primero empollas una idea, y luego empiezas a crear. Este proceso puede ser rápido y fácil, o puede ser complicado y requerir mucho tiempo. Al mismo tiempo, el proceso es siempre increíblemente fascinante y requiere mucho esfuerzo, energía, atención y tiempo. ¡Y lo feliz y contento que estás cuando finalmente consigues todo bien! Hay veces en que los gustos del público, y a veces de los intérpretes, no coinciden con la opinión del autor. A veces sucede que la obra que has escrito, sin siquiera atribuirle mucha importancia, se convierte en la más popular en el largo plazo y será tu tarjeta de presentación para toda tu vida. Por el contrario, ocurre que has pasado una cantidad significativa de tiempo escribiendo y repitiendo y puliendo cuidadosamente cada nota de una pieza, y no atrae especial atención ni se interpreta tan a menudo como preferirías.
Esto ya me sucedió en 1993, mientras era estudiante de primer año del Departamento de Dirección coral del Conservatorio de San Petersburgo. Compuse un coro de aproximadamente un minuto y cuarenta segundos de duración con el divertido título de “Canguro”. El texto, que no tiene conexión con el animal australiano, se basa en versos del poeta ruso de principios del siglo XX Nikolay Gumilev. Durante casi un cuarto de siglo, ha sido mi obra más popular y más frecuentemente interpretada.
¿Cuáles son sus actuales proyectos de composición? ¿Hay algún género u obra específica que quiera escribir en el futuro?
Actualmente compongo mucho en el género de música sacra ortodoxa rusa. Esto no es sólo porque se levantó la larga prohibición de crear música sacra en Rusia, sino porque sentí una sincera necesidad de componer desde mi corazón. A fines de 2016, un acontecimiento significativo ocurrió en mi vida. Adopté la fe ortodoxa a pesar de ser católico desde los 19 años. Quizás por eso he compuesto mucha música en latín.
Sin embargo, a lo largo de mi carrera me he sentido ocasionalmente atraído por los textos sagrados ortodoxos, salmos y oraciones. Una de mis primeras obras fue “Bendice al Señor, mi alma” (1992).
En 2014, en la Iglesia de la Resurrección de San Petersburgo tuvo lugar el más bello estreno hasta la fecha de mi composición “The Speech of the Lord”. Esta obra para coro y campanas es de casi una hora, y media de duración y la Iglesia de la Resurrección fue una hermosa acústica para la primera audición. Acabo de terminar una gran obra “From the Akathist to Saint Faithful Prince Alexander Nevsky”. Para futuros trabajos y proyectos, tengo idea de crear conciertos espirituales para St. Sergius de Radonezh y St. Blessed Xenia de San Petersburgo. Además, como homenaje a mi pasado católico, me gustaría componer un Te Deum y un Requiem. También me gustaría escribir un gran oratorio -Pasión según San Marcos- para solistas, varios coros y orquesta, e incluso tengo idea de una ópera…
¿Cuál es, si existe, el rol que desempeña actualmente el proceso de encargo en su carrera?
El proceso de encargo es necesario para un compositor. En primer lugar, prueba su artesanía y varias veces es necesario escribir lo suficientemente rápido para los intérpretes que han encargado el trabajo. ¡Y no siempre son los artistas a los que uno está acostumbrado, o que te resultan convenientes! En segundo lugar, la música por encargo es un trabajo por el cual se te paga. Y, a decir verdad, ¡también es importante para cualquier compositor! Sin embargo, trato de ser lo más creativo posible, aun cuando trabajo en piezas porencargo, y trabajar sobre tales composiciones no es menos emocionante o profesional. Finalmente, a veces incluso me olvido que esta o aquella pieza fue originalmente ordenada por alguien.
Usted es también un consumado director. ¿Cómo lo ha preparado para la dirección su carrera como compositor?
¡Más bien fue al revés! Mi trabajo de dirección y la actividad de cantante de coros condujeron al deseo propio de componer. Interpreté repetidamente la mayoría de mis primeras obras formando parte del Coro de Cámara Juvenil de San Petersburgo dirigido por la talentosa Yulia Hutoretskaya. Gracias a esta experiencia, pude escuchar, prácticamente de inmediato, interpretaciones de alta calidad de mis nuevas composiciones. Por esto estoy ahora sinceramente agradecido con ella. Por cierto, no me gusta mucho interpretar mis propias obras: no hay tiempo suficiente para ejecutar perfectamente los sonidos ideales que están dentro de mí.
¿Qué ideas puede ofrecer acerca de dirigir e interpretar su música?
¡Probablemente igual que para la interpretación de cualquier música! Responderé como director, no como compositor. Para mí los criterios (incluso cuando dirijo mi propia música) son los mismos. Lo veo como una simple creación de un compositor. Como tal, es necesario tener en cuenta todos los deseos del compositor interpretando la pieza con ritmo, entonación, ritmos precisos y en el carácter obligado indicado por el autor. Estas son las claves para el éxito de una interpretación correcta y competente.
Sus coros han ganado competencias internacionales y sus composiciones se cantan en Rusia y en el extranjero. Con todo su éxito, ¿qué sigue inspirándolo y motivándolo?
El amor.
Quisiera expresar mi más sincero agradecimiento a Sergey Yekimov por haber dado tan generosamente su tiempo. Además, también quiero agradecer a Julia Blinova por hacer posible esta entrevista traduciendo entre Sergey y yo.
Pater Noster por Sergey Yekimov
Kevin L. Coker es el director del University of Cincinnati Men’s Chorus y está completando un Master en Dirección Coral en el College-Conservatory of Music de la UC. Kevin tiene 10 años de experiencia en la docencia en escuelas públicas y ha enseñado en los niveles de primario, medio y pre-universitario. Los conjuntos bajo su dirección han recibido invitaciones para presentarse en las conferencias nacionales NAFMe y regionales ACDA. Recientemente, el University of Cincinnati Men’s Chorus se presentará en el Seminario Nacional Intercolegial de coros masculinos en Washington, D.C. Tiene un Bachillerato en Educación Musical de la Universidad de Belmont y un MM -Dirección Coral- de la Universidad Estatal de Florida. Kevin vive en Cincinnati, Ohio, con su bella esposa, Becky y sus dos perros golden retriever, Cody y Abby. Correo electrónico: cokerkl@mail.uc.edu
Traducido del inglés por Oscar Llobet, Argentina
Revisado por Juan Casabellas, Argentina