Por Christopher Horner, profesor y violinista
En el año en que Vic ha resultado seleccionada como la capital cultural catalana, la ciudad ha sido, por quinto año consecutivo, anfitriona de uno de los festivales de música y danza más particulares del mundo: el Festival Internacional de Música de Cantonigròs en Vic. Actualmente en su XXXIV edición, el festival se ha convertido en una parte indiscutible del patrimonio cultural de Cataluña, además de ser un evento que reúne cada año a muchas personas y nacionalidades en Vic. Durante el desarrollo del festival, la importancia específica de Vic como capital de la cultura catalana a veces casi podría parecer eclipsada por ser el epicentro de un relevante encuentro mundial y por la celebración, a través de la música y la danza, de los concursos y conciertos del festival que atraen a un público no solamente local, sino de toda Cataluña y de otros lugares más lejanos. Sin embargo, a la vez, no puede subestimarse la importancia de tener un centro como Vic como sede del festival, por lo que vale la pena considerar, por lo tanto, la personalidad distintiva de esta ciudad para luego comprender la química especial que, anualmente, surge en el mes de julio durante los cuatro días de intenso programa mientras se desarrolla el festival.
El antiguo asentamiento de Vic se remonta a la época romana y era conocido como Ausa, y luego como Ausona por los visigodos, y de esa raíz, sin duda, se deriva en la actualidad Osona, que es el nombre dado al área circundante (la comarca) que incluye a Vic, cuya forma más antigua, Vich, todavía puede verse en varios puntos de la ciudad. Anualmente, hay una serie de importantes festivales que tienen lugar en Vic, que confirman la relevancia de la ciudad como capital de la cultura catalana. El Mercat Medieval de Vic (la palabra catalana “mercat” significa “mercado” o “comercio”) recrea la Edad Media, con música y obras teatrales callejeras, y el Mercat de Música Viva de Vic reúne cada año a mucha gente en la ciudad con esta animada celebración que incluye todo tipo de música. Además, Vic tiene una próspera universidad, una de las más jóvenes en Cataluña, pero que ya ha demostrado ser la más importante fuera de las cuatro ciudades principales de Cataluña. También existe el conocido Museo Episcopal y el Museo de Artículos de Cuero. El Seminario de Vic es un testimonio de la otrora significativa importancia de Vic como centro de formación para el sacerdocio. Actualmente, muchas de sus habitaciones se utilizan para alojar a los visitantes de la ciudad, ya sean turistas o asistentes a conferencias, y se emplea ampliamente durante el festival para hospedar a ambos grupos de visitantes y a los numerosos voluntarios.
El pueblo de Cantonigròs fue la sede del festival desde su creación en 1982 hasta 2012, cuando el presidente del evento, Josep María Busquets, propuso su traslado hacia el Teatro Atlàntida en la localidad cercana de Vic, que desde entonces se ha convertido en la sede del festival. El carácter distintivo del festival se estableció en este pequeño pueblo de unos doscientos habitantes, situado entre los espectaculares y pintorescos alrededores montañosos por encima de la Plana (depresión) de Vic. Inspirado en la idea del Eisteddfod galés y tomando como inspiración al famoso Eisteddfod Internacional en Llangollen, Gales, gran parte de la ética Eisteddfod se incorporó desde el comienzo al festival. Esto ha sido evidente, sobre todo, en el notable grupo de voluntarios conformado inicialmente con gente de Cantonigròs y lugares cercanos que, de acuerdo con la tradición galesa, ha proporcionado hospitalidad y ayuda durante muchos años. Sin embargo, actualmente esto se ha ampliado para incluir a integrantes de organizaciones juveniles de todo el mundo que, equipados con una impresionante variedad de habilidades de lenguaje y comunicación, eligen venir a trabajar en el festival año tras año. Estos grupos combinados de voluntarios son una clave importante para la supervivencia y continuidad del festival, y para la exitosa preservación de su espíritu y carácter individual.
Durante todo el año, un pequeño pero muy dedicado equipo trabaja en la oficina del festival mientras otros completan los cargos en puestos clave, de los cuales un número significativo proviene de la familia Busquets. Todos expertos profesionales en sus especialidades, los miembros de la familia colaboran estrechamente con el equipo de trabajo de la oficina y los encargados de las distintas áreas de responsabilidad. Al combinar sus fuerzas con otros miembros del equipo de voluntarios durante el propio festival, aportan una profunda comprensión de la filosofía del festival a su trabajo y logran más juntos de lo que hubieran alcanzado otros equipos del doble tamaño. Sin embargo, lo que también caracteriza a este festival entre muchos otros es que sigue siendo el único que se encuentra adherido a la AEF (Asociación Europea de Festivales) y todavía está funcionando íntegramente por el apoyo voluntario. Por lo tanto, es un festival completamente amateur dentro de una asociación que tiene entre sus miembros a prestigiosos festivales como los de Salzburgo, Lucerna y Flandes. Ésta no es solamente una gran distinción que confirma el prestigio del Festival Internacional de Música de Cantonigròs en Vic a los ojos del mundo del festival, sino que es también, en igual medida, un notable testimonio humano de todo lo que puede lograrse a través de muchos años de incansable apoyo y trabajo voluntario.
A fin de coincidir con el nivel de los grupos que estaba atrayendo el festival, el traslado al Teatro Atlàntida en la cercana ciudad de Vic fue anunciado en la XXX edición del festival en 2012 y su nombre fue oficialmente cambiado al de Festival Internacional de Música de Cantonigròs en Vic. A pesar de abandonar el entorno rural de Cantonigròs, el festival, con su espíritu característico, se adaptó rápidamente a su nueva morada. Equipado con dos excelentes auditorios, con una serie de conciertos con algunos de los mejores intérpretes del mundo, así como con artistas locales populares, y siendo el hogar de una Escuela de Música, este prestigioso teatro ha resultado ser un maravilloso lugar para el festival, que a su vez ha demostrado ser mucho más que simplemente un festival: un verdadero centro global que ha dado lugar a lo que solamente puede ser descripto por una de aquellas palabras catalanas muy especiales: “convivència”. Esta palabra puede traducirse simplemente como “convivencia”, pero su verdadero significado, en el contexto de estos cuatro días de cada año, se encuentra dentro de los ideales originales de los fundadores del festival, que son transmitidos anualmente en las palabras de su presidente, Josep María Busquets, al hablar del “intercambio de culturas y tradiciones entre las naciones por medio del lenguaje musical, para abrir así un diálogo de entendimiento y paz”. A partir de la cálida bienvenida inicial dada al festival desde el Ayuntamiento de Vic, el Teatro Atlàntida y la propia gente de Vic, el mismo se ha convertido en un importante y apreciado evento en el calendario de la ciudad.
El festival de este año, desarrollado entre el 14 y 17 de julio, contó con una maravillosa variedad de coros y grupos de baile que visitaron Vic. Los premios para las cinco categorías en concurso fueron generosamente donados por el Gobierno de Cataluña, el Ayuntamiento de Vic, la Institutió Puig Porret y el propio festival. Hubo un alto nivel de actuación en todas las competencias y conciertos nocturnos. El concierto inaugural contó con la presencia de los coros y grupos de baile participantes, incluyendo al notable cuarteto vocal catalán Melt. Estos cuatro hombres y mujeres jóvenes, que fueron descubiertos recientemente cuando ganaron un concurso de talentos en el canal TV3 de la televisión catalana, dejaron verdaderamente maravillada a la audiencia de Cantonigròs por la facilidad con que se movieron sin esfuerzo desde canciones populares tradicionales hacia obras contemporáneas de considerable complejidad técnica, todas interpretadas con precisión milimétrica y cierto aplomo, con la coreografía adecuada.
El primer premio en el concurso de coros mixtos fue ganado por el Cantemus Choir de Hungría. Este coro altamente disciplinado tenía una afinación excelente, un gran rango dinámico y una amplia gama de sonoridades. Las mujeres del Cantemus Choir de Chisinau, Moldavia, dejaron una poderosa impresión por la belleza y exactitud de sus actuaciones, y por ello, fueron distinguidas con el primer premio en el concurso de coros femeninos. El estilo íntimo del APZ Tone Tomsic Choir de la Universidad de Ljubljana, Eslovenia, fue notable y revelador en su versatilidad, en una gran variedad de estilos, y por su inteligente y sensible musicalidad. Este coro fue galardonado con el primer premio en el concurso de música folklórica. El concurso de baile fue ganado por un distinguido grupo de Irlanda del Norte, los Folk Dancers of Loughgiel. Los bailarines demostraron una completa unanimidad de expresión y ensamble a través de una importante multiplicidad de estilos, principalmente folklóricos, pero incursionaron también en obras que mezclan el acompañamiento de una composición musical más compleja. Gran parte del mérito se debió también a la brillante actuación de uno de sus miembros, un acordeonista, que hizo una conmovedora interpretación de una canción folklórica sin acompañamiento, que llegó a ser considerada como el momento más destacado del festival.
Una vez más, el muy conmovedor himno del festival que cerró el evento en medio del lanzamiento de flores y muchos abrazos entre los participantes y la audiencia, no dejó ningún tipo de dudas en cuanto al verdadero grado de realización de la visión compartida por sus fundadores en alcanzar ese “diálogo de paz, conocimiento y comprensión entre los pueblos”. El Teatro Atlàntida y, en realidad, la ciudad de Vic, pueden estar orgullosos de acoger un evento como el Festival Internacional de Cantonigròs en Vic. Asimismo, este evento trae a Vic una llama de esperanza para el futuro que muestra lo que puede lograr un festival si cuenta con una visión inspiradora y altruista sobre la que construir.
Más que la suma de sus partes y, seguramente, mucho más que un festival…
Christopher Horner es un violinista británico que ha actuado como concertista, intérprete y músico orquestal independiente en todo el Reino Unido, Europa y África del Sur. Fue director adjunto de Cuerdas en el Royal Welsh College of Music and Drama entre los años 2000 y 2009. Combina su activa carrera de intérprete con la enseñanza de violín, la preparación de música de cámara y la adjudicación de todas las categorías instrumentales y corales en festivales por todo el Reino Unido y en el extranjero. Ha grabado un CD de música para violín y piano de Juozas Gruodis para el sello Discovery Music and Vision junto al pianista John Lenehan, y su edición del compositor de la sonata de violín y piano ha sido publicada a principios de este año. Es un evaluador del Trinity College London y ha participado como miembro del jurado en el Festival Internacional de Música de Cantonigròs en Vic desde 2013. Correo electrónico: Chrishorner04@gmail.com.
Traducido del español por Javier Perotti, Argentina
Revisado por Juan Casabellas, Argentina