Por Sanna Valvanne, Directora Musical del Campamento Coral Infantil de Corona
Casi un centenar de niños cantan ante mí con sus caras brillando, sus ojos encendidos y sus seres completos entregados a este momento. La gente se ha reunido en al parque frente al Museo de Arte de Queens, en Nueva York, para escuchar el concierto final del nuevo Campamento Coral Infantil de Corona. Sólo dos semanas atrás, cuando el campamento coral inició, la mayoría de estos niños no habían cantado en un coro, y algunos nunca habían cantado del todo. Este es primer concierto y la primera vez en un escenario para la mayoría de ellos. El cielo esta profundamente azul y el sol brillando, tal como lo describe la canción “What a Wonderful World” (“Qué Maravilloso Mundo”), que los niños cantaron desde lo más hondo de sus corazones.
El concierto y el campamento han sido como un milagro y un sueño realizado. Solamente 6 meses atrás hice el pan para este campamento. Mi amigo Álvaro Rodas me pidió que creara el proyecto coral de mis sueños para niños y jóvenes de Corona. Este fue el primer paso en su proyecto de música joven en este barrio de la ciudad de Nueva York, inspirado en El Sistema de Coros y Orquestas de Venezuela. No tuve limitaciones, puesto que todo debía ser creado de la nada. Fue inspirador poder tener esta libertad, y planear el mejor tipo de oportunidad que me pudiese imaginar para niños que normalmente no la tendrían: experimentar el poder vigorizante y renovador de hacer música.
Corona es un vecindario vibrante y denso, 80% hispánico, en Queens, Nueva York. Casi la mitad de los adultos en el vecindario no han completado la secundaria, y alrededor del 20% viven bajo la línea de pobreza. Ahí no existe ningún programa comunitario de música con orquestas y corona juveniles e infantiles. A través de la creación de programas de educación musical con coros y orquestas, la meta de Álvaro es transformar y mejorar la calidad de vida no sólo de los niños sino de el vecindario completo. Su modelo viene de movimiento de orquestas juveniles de Venezuela, conocido como El Sistema, liderado por el Dr. José Antonio Abreu, y que ha tenido éxito en hacer esto por 35 años en Venezuela y en otros países de América Latina. Álvaro, que es un percusionista profesional y administrador de las artes originario de Guatemala es uno de los 10 primeros en recibir entrenamiento el año recién pasado en el programa Abreu Fellows en el Conservatorio de New England, en Boston.
Yo ya estaba muy familiarizada con el fenomenal movimiento de orquestas y coros de Venezuela, donde ya he impartido talleres, y ahora muy feliz y honrada de ser parte de él a través de este campamento. Conocía bien a los maestros corales Venezolanos Alberto Grau y María Guinand, y había conocido al Dr. Abreu y a Gustavo Dudamel a través de Erkki Pohjola. En Guatemala, junto con Kari Ala-Pöllänen, iniciamos un movimiento de coros infantiles y juveniles, inspirado por los Venezolanos. He sido testigo del verdadero poder que el canto tiene para cambiar vidas y hacer mejoras sociales. La misión es ahora hacerlo en Corona.
Mi plan ideal era tener 100 niños y niñas de 9-15 años, ensayando por dos semanas, con suficientes recesos para jugar y comer, así como un fin de semana y otras actividades no-corales en medio. Mis metas para el campamento eran las mismas que las de mi método coral creativo y holístico “Haciendo Música con Cuerpo y Alma”:
- Despertar en los niños el amor y entusiasmo por la música y por cantar, compartiendo mi propio amor y entusiasmo con los niños.
- Introducirlos a canciones de diferentes culturas y estilos, usando movimiento, imaginación, drama, creatividad y ejercicios divertidos en el proceso.
- Demostrarlos lo que todos ellos y ellas pueden hacer con sus voces, y cuán divertido es cantar y jugar con sus voces.
- Permitir que se liberen y abran sus mentes, para que se expresen, ellos y su música, feliz y libremente con sus voces y sus seres completos.
- Que brillen como estrellas, para compartir la alegría de cantar y hacer música con toda la comunidad en un concierto de clausura.
Álvaro trabajó duro para hacer lo imposible posible. ¡El primer Campamento Coral Infantil de Corona se llevó a cabo exitosamente en Corona, Queens, Nueva York del 9 al 21 de agosto de 2010! Todo lo que había planeado, y mucho más, sucedió. Aproximadamente 100 cantantes de 6 a 16 años se mantuvieron en el campamento. Tuvimos tantos niños como niñas. El los 10 días con ellos, se dieron milagros. Al principio muchos de los participantes estaban inseguros, tímidos y nerviosos, y difícilmente podía escuchar sus voces. Pero cada día, momento a momento, estas jóvenes personas, bellas y totalmente inexperimentados, se abrieron dando su atención, sus voces y sus seres a la música y el canto, cada vez más y más. Aprendieron 12 canciones en13 idiomas diferentes de alrededor del mundo, en diferentes estilos, y diferentes sonidos, movimientos, armonías, solos, a capella, y algunas con diferentes instrumentos. Aprendieron todo de memoria y al oído.
En tan poco tiempo estos niños y niñas se convirtieron en brillantes intérpretes y valientes solistas cantando para públicos no sólo en el concierto final. Puesto que el proyecto captó una gran atención de los medios, el coro se presentó en un programa de televisión en vivo, cantó para el alcalde de Nueva York, Michael Bloomberg en una presentación improvisada en la calle, y para numerosos reporteros de radio y prensa escrita.
Los cantantes se convirtieron en un verdadero equipo, un coro real, y una sola voz. Aprendieron, se desarrollaron, practicaron y trabajaron duro en medio del calor veraniego sin siquiera aire acondicionado ni sillas. No tenían conocimiento previo de qué es un coro, cómo suena, qué es un ensayo, cómo se deben comportar en una presentación, que significan los términos musicales, que significa cantar afinado o desafinado, o acerca de las dinámicas, respiración silenciosa, hacer que la música y el canto fluyeran, etc. Todo debió ser enseñado y aprendido desde el principio. Toda mi experiencia, método, técnicas, trucos, imaginación, creatividad, paciencia y fe fueron puestas a prueba y en práctica. ¡Y todos aprendieron! Aunque yo sé que los niños son capaces de cualquier cosa, cómo todo esto fue posible no dejó de sorprenderme.
Tampoco hubiese sido posible sin el fantástico equipo de ocho maestros que me apoyó. Participaron en el coro, recibieron mi entrenamiento, asistieron en la coordinación del campamento, prestaron atención a los niños y niñas, y permitieron que el campamento funcionara fluidamente. Ellos hicieron posible que le pudiese prestar atención a cada cantante individualmente. Pienso que una de las razones por las que los niños se entregaron tanto al coro fue porque decidí escucharlos a todos individualmente y darles instrucción vocal. Sólo por unos cuantos minutos a cada uno, pero el resultado fue mágico. La mayoría de ellos no sabían hasta entonces cuán bien sonaban, y que en realidad podían cantar.
Al tomarme el tiempo de charlar individualmente con algunos de los niños con más problemas, encontré que era necesario explicar a todos y todas que sus voces eran importantes, cada una de ellas es igualmente importante para el coro, y que para ser un coro, necesitábamos de todas las voces. Como un equipo de futbol. Como en la vida. Y que tampoco se vale rendirse. Que para convertirse en algo grande, uno debe trabajar duro, aún cuando no parece ser divertido. Sería valioso y fructífero. Necesitaban escuchar todo esto, y tenían todas las posibilidades de convertirse en algo grande. ¡Y lo lograron! En el concierto final recordaron todo esto y dieron todo lo mejor de sí. ¡Sin experiencia previa, y a pesar de los retos que trae un concierto al aire libre, incluso para músicos experimentados, cantaron mejor que nunca! Incluso hubo 24 solistas del coro, cantando sin miedo alguno frente a un micrófono y sonando de maravilla.
Después del concierto una madre me expresó su gratitud por que sus niños hayan tenido esta oportunidad, en un ambiente de amor, para abrir sus corazones y conectarse con sus sentimientos. Gracias al efecto sanador del campamento, me dijo que su hija había podido llorar y expresar el dolor del divorcio de sus padres. Todos los padres quieren que el coro continúe. Debería, y el resto del proyecto de Álvaro debería hacerse realidad también. Al igual que en Finlandia y Venezuela, donde programas de música de alta calidad son accesibles a todos, sin importar su estatus económico o social, nada debería detener a estos niños en los Estados Unidos, o en cualquier lugar, de recibir estas oportunidades. Estoy eternamente agradecida y conmovida con la generosidad de Freddie y Myrna Gershon, que donaron la mayoría de los recursos para el campamento. Con su apoyo, el programa fue gratuito para los niños, nos ha dado esperanza en el futuro, y nos demostró que sí es posible.
Los efectos del campamento fueron transformadores para todos nosotros. Mayra, una niña en el campamento, me regaló un bello dibujo que ella elaboró. Ella creó una imagen de nosotros, el campamento y la canción-tema, “What a Wonderful World”. Tenía corazones, flores, arco iris, sol, y árboles surgiendo de un edificio de ladrillos rojos, tal como el Centro Recreativo Louis Armstrong/ELMCOR, donde ensayamos. Esto me reveló la lección más importante del campamento: Las circunstancias no tienen que ser perfectas, salvo crear un mundo maravilloso de música, amor y juego. Tenemos ese poder. La música tiene es poder. Y eso es lo que hicimos en el Campamento Coral Infantil de Corona. Creamos un maravilloso mundo dentro y fuera de nosotros. Los niños y niñas, sus rostros brillantes, sus corazones puros sus espíritus inocentes, sus voces fuertes,, las canciones, los juegos, y el hacer música juntos general tal alegría, amor y belleza, revelando lo maravilloso en todo. ¡Sí que es un Mundo Maravilloso!
Sanna Valvanne es una innovativa directora originaria de Finlandia. Es reconocida mundialmente por su método coral creativo y holístico “Haciendo Música con Cuerpo y Alma”, que combina expresión vocal con movimiento y drama. Fue cantante, asistente y entrenadora vocal en el mundialmente famoso Coro Tapiola, y tiene una Maestría en Música en la Academia Sibelius. Sanna vive en los Estados Unidos y es una muy popular maestra, directora huésped e intérprete en coros alrededor del mundo. Email: info@sannavalvanne.com.
Traducido por Alvaro Rodas, Guatemala