Festival de Música de Cantonigròs a Vic 2015

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De cómo la visita a Gales de un joven y su mirada hacia al futuro se convirtieron en uno de los festivales de música más especiales del mundo

Por Christopher Horner

Enclavado en lo alto de las montañas, elevado sobre la Plana de Vic, se asienta el pequeño pueblo catalán de Cantonigròs. Con sus 200 habitantes, parecería improbable que en esta localidad se gestara un Festival de Música que lleva reuniendo, desde sus comienzos en 1983, a coros y grupos de danza de todos los rincones del planeta, ofreciendo un festín de competiciones y actuaciones que traen audiencias no solo de la comunidad más cercana, sino también de mucho más lejos.

En los inicios y en la evolución continuada de este Festival ha tenido un papel central la extraordinaria determinación y visión de un hombre llamado Josep María Busquets. Cuando era adolescente, a principios de los años 50, visitó por primera vez —y no sería la última— el International Eisteddfod de Langollen, al norte de Gales, siendo en aquella ocasión sus padres miembros del Cor Laudate, coro dirigido por Àngel Colomer, figura principal del mundo coral catalán desde la década de los 40 hasta su muerte en 2001. Busquets quedó altamente impresionado por su experiencia en Llangollen, no solo por los coros que allí escuchó, sino también por la hospitalidad de la casa donde se alojó con su familia, lo cual le abrió los ojos ante la manera en que la comunidad de Llangollen apoyaba el Festival. En alguna parte de ese mar de experiencias, una idea estaba arraigando en la mente de Busquets. Como recuerda él: «Esta experiencia me hizo sentir que nosotros tendríamos que hacer necesariamente algo parecido en Cataluña, con el fin de ayudar a compartir culturas y tradiciones entre países a través del idioma de la Música, abriendo así un diálogo de comprensión y paz».

Como relata Busquets, «para alcanzar este objetivo era necesario que un buen número de habitantes de Cantonigròs llegaran a conocer el mundo e idioma de la Música; así es que, en 1975, se fundó en el pueblo un coro llamado Orfeo de Cantonigròs. El coro, una vez que alcanzó la preparación y estaba listo para ir a Llangollen, participó en el festival de esta localidad, tanto en su edición de 1981 como en la de 1982. De esta manera, bien empapados del espíritu y metas de este Festival, empezamos a prepararnos y a organizar el Primer Festival Internacional de Música de Cantonigròs, que desde entonces ha seguido celebrándose cada año, contra todos los pronósticos que afirmaban que no sobreviviría más allá del segundo año».

The Children's Jazz State Choir (Yekaterinburg, Russia) Cond. Marina Makarova

The Children’s Jazz State Choir (Yekaterinburg, Russia) Cond. Marina Makarova

Desde el principio, se incorporaron muchas de las ideas derivadas del modelo galés de Eisteddfod. El auditorio, por ejemplo, era una gran carpa donde se sentaban varios miles de personas, como en Gales, y la tradición del apoyo de la comunidad a través de la hospitalidad que tanto había impresionado al joven Busquets dio lugar a que él mismo pidiera, a muchos hogares de Cantonigròs, pueblos y ciudades lindantes, que hicieran lo mismo. El resultado fue que muchos de esos hogares abrieron posteriormente sus puertas a los coros y grupos de danza visitantes venidos de todo el mundo. Para otros trabajos hubo que reclutar una gran armada de voluntarios, y la respuesta fue enorme; muchos miembros de aquella cohorte original han seguido trabajando en el Festival hasta el día de hoy. Sin ellos, el Festival simplemente no funcionaría, y un hecho elocuente es que muchos aparcan el trabajo o las vacaciones para prestar sus servicios como voluntarios, tanto antes como después de esos cuatro días de intensa actividad de competiciones y actuaciones.

La tradición de invitar a grupos que vienen de muy lejos empezó en el primer año del Festival, con la llegada de un grupo de Filipinas, país que ha seguido enviando grupos cada año. Sin embargo, a pasar de las similitudes con Llangollen, Cantonigròs tiene otras características que le son muy particulares. No cabe duda de que la propia familia Busquets ha sido esencial en el éxito y supervivencia del Festival. Durante el mismo, los ocho hijos de Josep María Busquets y su mujer, Rosa María, tienen todos puestos clave dentro de la organización y dirección de los cuatro intensos días de mediados de julio de cada año, fechas en que tiene lugar el Festival. A menudo, están ahí también para ayudar durante el resto del año, cuando se prepara el Festival siguiente.

Esta tradición de participación familiar se ha extendido, a su vez, a los hijos y nietos de las familias originales y de los visitantes como nosotros. Mi mujer ha sido voluntaria desde los primeros días del Festival, y juntos hemos visto a nuestras dos hijas pequeñas y a sus amigas sacar un gran provecho del trabajo de organización y coordinación de los actos que hacen entre bastidores. Otros jóvenes que trabajan como guías e intérpretes ven que pueden tener que comunicarse en otro idioma o, en ocasiones, en una mezcla de idiomas. Con ello, logran una mayor comprensión de las distintas costumbres y, como ocurre con gran facilidad entre los jóvenes, pronto descubren gran parte de lo que tienen en común; además, no pocas veces se forman amistades de larga duración.

University of the Philippines Manila Chorale (Manila, Philippines) cond. Emmanuel P. De Leon

University of the Philippines Manila Chorale (Manila, Philippines) cond. Emmanuel P. De Leon

Uno de los aspectos más humildes del Festival es ver llegar a los grupos, que, tras haber estado viajando por Europa durante tres o cuatro días apretados en un autocar sin aire acondicionado, ofrecen actuaciones sobresalientes una o incluso más veces en un mismo día. En ocasiones, algunos tienen que combatir diversos males, pero aun así no pierden la determinación de participar, si es que les es posible, lo cual honra a su grupo, su familia y su país.

Con el fin de disponer de instalaciones que estuvieran a la altura del nivel de los grupos a los que estaba atrayendo el Festival, en 2012 se anunció, con motivo del trigésimo año del Festival, el traslado al complejo de música y artes escénicas Atlàntida, en la cercana ciudad de Vic. Fue entonces cuando se cambió oficialmente el nombre del acontecimiento a Festival Internacional de Música de Cantonigròs a Vic. Naturalmente, esta decisión planteó muchas preguntas sobre si un Festival fundado en las zonas rurales circundantes de Cantonigròs podría preservar su legado dentro del nuevo entorno. Dotado de dos excelentes auditorios, con una programación de conciertos que incluye algunos de los intérpretes más destacados del mundo así como artistas populares locales, este prestigioso centro, que alberga una escuela de música, supuso de hecho un importante cambio de perfil para el Festival. La cálida acogida que el Ajuntament de Vic, el Atlàntida y los habitantes de la propia Vic dieron al Festival fue totalmente abrumadora, y hoy el Festival se ha convertido en un importante evento de la programación anual de la ciudad. Entretanto, la personalidad del Festival, con sus estructuras laborales de familias y voluntarios bien consolidadas, ha seguido cosechando un éxito tras otro.

En la edición de este año, que transcurrió entre el 16 y el 19 de julio, el Festival recibió la visita a Vic de un maravilloso abanico de coros y grupos de danza. Los premios correspondientes a las cinco competiciones fueron donados generosamente por la Generalitat de Catalunya, el Ajuntament de Vic, la Institutió Puig Porret y el Ajuntament de Manlleu, y el propio Festival. En todas las competiciones y conciertos nocturnos hubo actuaciones de un gran nivel. El Concierto Inaugural, acto de apertura del Festival, fue a cargo de la Jove Orquesta Nacional de Catalunya (JONC), acompañada de dos coros catalanes, Coral Càrmina y Coral Canigó, y de la soprano Ulrike Haller.

All the singers congratulate each other on a stage covered with flowers

All the singers congratulate each other on a stage covered with flowers

El primer premio de coros mixtos fue para la formación Palawan State University Singers de Puerto Princesa (Filipinas). Por su parte, el coro The Childrens’ Jazz State Choir de Ekaterinburg (Rusia), se convirtió en uno de los más destacados del Festival, al ganar tres primeros premios en las categorías de coros mixtos de música popular, coros femeninos y coros infantiles. Este coro interpretó con tal unanimidad de estilo y carácter y a un nivel técnico tan elevado que cualquiera de sus actuaciones podría haber sido objeto de una grabación en directo. La competición de danza la ganó el sorprendente grupo catalán de danza Esbart San Martí, que, al compás de la música de la cobla (agrupación folclórica de origen catalán, con un bajo y diez instrumentos de viento) interpretando una partitura contemporánea de fuerza a intervalos inquietante, ofreció una actuación emotiva y dinámica que posiblemente hiciera historia en cuanto a dar vida nueva a una expresión artística catalana de gran arraigo.

Para mí, tal vez sea esta actuación la que resume el espíritu de este excepcional Festival. Nunca contento de permanecer cómodo con su formato e ideas, se niega a quedarse quieto y tiene un corazón verdaderamente palpable para los allí presentes. Visitando Gales por primera vez y poniendo aquella mirada en el futuro, ¿podía haber tenido el joven Busquets siquiera la más remota idea de lo que podría acontecer algún día? Lo que sí puede decirse es que todos aquellos con la suficiente fortuna de formar parte del Festival de Cantonigròs se ven envueltos en una experiencia que perdura mucho después del vehemente Himno del Festival, cantado por todos.

El futuro de este Festival altamente individual, que efectivamente ha abierto ese ‘diálogo’ de paz, conocimiento y comprensión entre las personas tal como esperaban sus fundadores, parece asegurado.

 

Christopher Horner es un violinista inglés que ha tocado en recitales, como solista de concierto e instrumentista orquestal freelance en el Reino Unido, Europa y Sudáfrica. Fue Jefe Adjunto de Cuerdas en el Royal Welsh College of Music and Drama desde el año 2000 hasta el 2009. Combina una ajetreada agenda de presentaciones con la enseñanza del violín, es profesor de música de cámara y jurado de coros y todas las categorías instrumentales en festivales dentro del Reino Unido y en el extranjero. Ha grabado un CD de música para violín y piano de Juozas Gruodis con el pianista John Lenehan en la discográfica Discovery Music and Vision, además ha preparado una nueva edición de la sonata para violín y piano de este compositor que será publicada este año. Es miembro del jurado del Festival Internacional de Música de Cantonigròs a Vic desde el año 2013. Correo electrónico: Christopher.Horner@rwcmd.ac.uk

 

Traducido del inglés por Sigfrido Martin, Francia
Revisado por Carmen Torrijos, España

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