Songbridge

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Integración Social y Aprendizaje a Través de la Práctica Musical Intercultural

 

Susan Knight

Directora Artística de Shallaway

 

Introducción

Songbridge es conocido principalmente como un proyecto coral internacional para la juventud, distinguiéndose por la excelencia musical y la creación de nuevas composiciones en un contexto global compartido. Quienes han tenido la suerte de haber asistido, participado u organizado un Songbridge pueden atestiguar el éxito de los componentes inherentes a este notable concepto. Quizás menos conocido es el valor del aprendizaje social y cultural intrínsecamente arraigado en esta innovadora experiencia. Este elemento de desarrollo social en un contexto intercultural es el objetivo del presente artículo.

 

Origen

Songbridge fue fundado en 1999 por el Profesor Erkki Pohjola (Finlandia), ícono de la música coral, fundador y director del Tapiola Choir. Lamentablemente, Erkki murió a comienzos de este año. Songbridge fue uno de sus grandes legados:

  • Su filosofía está basada en una creencia tanto en el valor intrínseco como exponencial del significativo compromiso intercultural a través de la práctica de la música coral. Un Songbridge se crea por invitación de un pequeño grupo de coros de jóvenes de todas partes, culturalmente diversos y de reconocida excelencia, cada uno encargando a destacados compositores corales de su propia cultura a escribir obras interactivas acerca de temas de paz y justicia social. La condición es que la obra coral sea escrita en el lenguaje musical propio de cada cultura y que tenga secciones completas insertadas en la obra para ser cantadas por otros coros. Ninguna canción -de cualquier cultura- puede ser cantada sin incluir a todas las otras.
  • Este proceso se realiza por la distribución internacional de estas nuevas obras Songbridge, donde todos los encargos son aprendidos en el país de origen de cada uno de los coros. Estos coros luego convergen por una semana de esfuerzo conjunto no competitivo para “hacer” el Songbridge. Todos los coreutas viven, trabajan y juegan juntos en comunidad, aprendiendo cada uno acerca de las culturas y músicas de los otros y desarrollando amistades y mutuo respeto, tiempo durante el cual los estrenos son ensayados en forma conjunta, culminando en una función de gala.
  • Su objetivo es -sin lugar a dudas- influir en la comprensión, la conciencia cultural y empatía, y en la musicalidad de todos los involucrados: coreutas, director, compositor, oyentes.

 

Cómo la experiencia Songbridge intenta plasmar esta filosofía, proceso y objetivo es algo que será ahora explorado a través de los conceptos de crecimiento, comunidad y habilidad artística.

 

Alentando el Crecimiento

Antes de examinar el potencial de crecimiento de varios coros trabajando en forma colectiva, debe observarse la dinámica social y cultural representada en un coro. Cualquier coro de cualquier edad es una extraordinaria entidad humana. Es una fluida intersección de lo individual y lo colectivo en el contexto de la actividad creativa en curso. Por lo tanto, crecimiento -en un contexto coral- debe abarcar todos estos elementos. Observemos primero la naturaleza general de cualquier coro juvenil.

El lazo común de esta gente joven es usualmente un amor por el canto, y a través de su esfuerzo colectivo, crean algo más grande que ellos mismos, y aún compuesto de todos ellos:

 

“Es donde la gente común se junta para convertirse en extraordinaria, donde todos podemos superarnos y pertenecer.”

 

Sin embargo, estos grupos están con frecuencia conformados por personas de distintos géneros, edad, nivel de desarrollo musical, personalidad, contexto familiar, etc. Aún en una sociedad bastante homogénea, habrá una gama de elementos sociales y culturales en juego en el seno de cualquier grupo. Aunque ellos compartan el lazo común de la música, estos grupos no actúan como ciertas fortalezas predeterminadas sociales o culturales. Como señala Freire, “Las energías de otros ámbitos pasan a través de las puertas de la escuela con los estudiantes.”[1]  Ellos son agentes de su propia producción cultural, expresada a través de la vestimenta, la música, el estilo de vida, el lenguaje, etc.  El tipo de cultura que evolucionará en el grupo depende de la atmósfera que impregne el ambiente -el objetivo -implícito o explícito- de la existencia del grupo, el estilo del liderazgo, el grado de inclusión/exclusión de sus voces en la toma de decisiones, y un sinnúmero de otros factores.

 

“Realmente te encontrarás a ti mismo en un coro. Puedes ser tú mismo entre amigos y crecer juntos. Somos una familia, y trabajamos todos juntos.”

 

 

La verdadera naturaleza del canto coral requiere de la gente el hecho de entenderse unos a otros. Mientras la experiencia de cantar juntos puede producir mucha satisfacción -aún alegría- también requiere que las personas reconozcan y se adapten a las otras personas con quienes están cantando.  La filosofía de cualquier coro, el grado de “voz” que sus miembros tienen dentro de la organización, la atmósfera creada en los ensayos, y muchos otros factores, todo contribuye a la identidad y a la conciencia interactiva y sensibilidad que se desarrollen en y entre los miembros del grupo.

 

“Es formando parte de una familia musical donde eres comprendido.

Es un lugar para crecer y aprender.”

 

Desarrollando Comunidad

Cuando los coros Songbridge convergen, los hay de diversas culturas, frecuentemente con diferentes sistemas de símbolos como también de idiomas. Entonces, la creación de comunidad entre ellos representa de inmediato la mayor emoción, el mayor objetivo y desafío y, potencialmente, el mayor logro. La meta principal es crear el escenario y el contexto en el que la humanidad, el aprendizaje y la expresión puedan prosperar libre y deliberadamente.

 

“Vivir con alguien permite cierta intimidad, respeto e ingreso en el  espectro de la vida humana, que de otra manera sería intangible.”

 

“La capacidad de vivir muy cerca de una cultura muy diferente de la mía e interactuar día a día hace imposible no hacer amigos y admirar diferentes estilos de vida.”

 

Una comunidad no es una cosa ordenada, con un “conjunto unificado de modelos”[2]  en la que todo el mundo está de acuerdo, a fin de congeniar lo mejor posible. Es un espacio vivo para la enmarañada red que es nuestra realidad humana día a día.[3]  En un escenario intercultural como Songbridge, es un gran desafío dentro de nuestras propias culturas. Debe encontrarse un camino para crear una exitosa y abierta vía para estar juntos, desde la que pueda encontrarse el camino de regreso. Concentrarse en elementos que utilicen las similitudes y celebren las diferencias son las claves del éxito.

 

“Continuos contactos estrechos le proporcionan a uno la plataforma para aprender acerca de, y ajustar las específicas diferencias culturales e individuales.”

 

Los jóvenes son extraordinariamente poderosos, perspicaces y capaces. Generar confianza en forma comunitaria con ellos, compartir una clara comprensión de los principios fundacionales de la comunidad Songbridge, puede proveerles verdaderas oportunidades de liderazgo. Creando y ofreciéndoles mecanismos fácilmente accesibles por medio de los cuales ellos puedan trabajar logrando acuerdos con sus directores/compositores y otros adultos (administradores, acompañantes, etc.) para moldear su comunidad, no sólo realza sus aprendizajes, sino también puede marcar sus vidas futuras. Como una forma de vívida democracia, de poder distribuido y reubicado, este compartir el proceso de construir una comunidad es uno de los más vigorosos mecanismos de aprendizaje de Songbridge, abriendo las posibilidades para la delegación de responsabilidades y la transformación. 

 

“Todo el mundo te aceptaba y tus opiniones eran siempre estimuladas.”

 

Giroux[4]  remarca que dicho ambiente no sólo brinda a los estudiantes las condiciones para convertirse en agentes de sus propios procesos de aprendizaje, sino también proporciona las bases para el aprendizaje colectivo, accionar cívico y responsabilidad ética. También los hace tomar conciencia de sus conocimientos de los elementos sociales y culturales de sus vidas individuales y colectivas, y la inextricable naturaleza de éstos al momento de hacer su música. No sólo están cruzando los límites de las propias culturas, sino realmente borrando dichas fronteras. Están aprendiendo a pensar racionalmente, y a vivir en todos estos lugares abierta, libre y responsablemente. Songbridge, como un hecho social y cultural, ayuda a alentar en ellos una real apreciación de la diferencia cultural más que caer “en la trampa de simplificar románticamente la experiencia de ser otra cosa.”[5]  

 

Creando Habilidad Artística

Songbridge procura crear verdadera habilidad artística y, por lo tanto, es provechoso aquí reflexionar acerca de qué debiera ser realmente el arte. “El Arte, dice Clar Doyle, existe en parte para ayudar a la gente a expresarse por sí mismos. No es una huída de la vida diaria, sino un medio para entender y controlar dicha realidad.”[6]  Greene comenta que “El Arte en sus diversas formas tiene la audacia de desafiar actitudes e instituciones en el seno de la sociedad.”[7]

Es con tal concepto que la finalidad artística de Songbridge va más allá de las performances y formas de ingresar en ese móvil ambiente donde la alta habilidad artística se transforma paulatina y específicamente en vida, donde los jóvenes músicos son vehículos de comunicación y elevación de una vista fugaz de humanidad a ese único punto de profundidad que sólo el arte puede crear, conmoviendo profundamente las mentes y corazones de todos los involucrados.

 

Conclusión

Songbridge -como concepto- ofrece un nuevo e intensivo modelo de integración social, siendo la música coral el medio y la experiencia intercultural el contexto. Intenta crear lazos así como también construir puentes, no sólo entre jóvenes músicos de diferentes culturas, sino también entre sus ideas, su energía y su compromiso. Los sumerge durante una semana en una enérgica experiencia que, más allá de mejorar su musicalidad, les ofrece oportunidades para nuevas formas de pensar, actuar y sentir, no sólo en sus propias comunidades sino también como ciudadanos globales en un mundo muy necesitado de comprensión y compasión. El empuje social y cultural de Songbridge brinda a los jóvenes tanto el desafío como la destreza para adoptar una manera inclusiva, interdependiente y hábil de estar vivos y activos en el mundo.

 

“Las pasiones de diferentes personas reunidas durante toda nuestra estadía me motivaron e inspiraron no sólo musical sino personalmente. Si bien existieron amistades truncadas por razones geográficas, vivimos experiencias y recuerdos que permanecerán para siempre, lo que considero uno de los más vitales aspectos de mi proceso de crecimiento como persona joven.”

 

Existe una gran deuda de gratitud hacia Erkki Pohjola por su extraordinaria visión de acrecentada humanidad a través de las voces congregadas de los niños del mundo cantando juntos. Su muerte significó una pérdida irreparable, que ha resonado alrededor de todo el mundo. Songbridge es una parte importante de su profundo legado. Durante su vida, tuvieron lugar 16 Songbridges. Debido a su imaginación, energía, generosidad y visión de futuro, la inteligencia y el espíritu de Erkki continuarán aconsejando a las futuras generaciones a través de todos los Songbridges venideros.

 

Notas

[1] Freire, Paulo: The Politics of Education, (New York: Continuum, 1985): 6.

[2] Quantz, Richard A. and O’Connor, Terence W.: Writing Critical Ethnography: Dialogue, Multivoicedness and Carnival in Cultural Texts. Educational Theory 38, No 1 (Winter 1988): 95-109.

[3] Doyle, Clar: Raising Curtains on Education: Drama as a Site for Critical Pedagogy, (Westport, CT: Bergin and Garvey, 1993): 5.

[4] Giroux, Henry A.: Pedagogy and the Politics of Hope: Theory, Culture and Schooling, (Oxford: Westview Press, 1997): 267.

[5] Ibid., 267.

[6] See Doyle, note 3 above, 28.

[7] Greene, Maxine: Breaking Through the Ordinary: The Arts and Future Possibility, Journal of Education 162(3)mmer 1980):8-26.

 

NB: Las ideas citadas pertenecen a coreutas del SHALLAWAY (antes el Newfoundland Symphony Youth Choir) del Songbridge de Vancouver, Simposio Internacional de Coros de Niños, 2001, con participación de coros de Japón, Sudáfrica, Israel y Canadá.

 

Photo: Shallaway

Susan Knight es una empresaria socio-cultural que trabaja en música coral. Sostiene una filosofía que celebra el valor de las artes para la sociedad, y aún anhela trascender ese valor intrínseco con aplicaciones extrínsecas. En su labor artística y cultural con jóvenes, trabaja intencionalmente por medio del poder transformador que tienen las artes para crear comunidad, alimentar la identidad cultural, promover liderazgos y desarrollar conscientemente críticos agentes de cambio. Susan es fundadora y Directora Artística de Shallaway: Newfoundland and Labrador Youth in Chorus. Se desempeña en los consejos de la FIMC, Chorus America, Irish Business Partnerships, World’s End Theatre Company, Opera on the Avalon, Canada Council for the Arts y la Canadian Commission for UNESCO. Correo electrónico: smknight@nf.sympatico.ca

 

Traducción del inglés por Oscar Llobet, Argentina

 

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